Es el contacto con la naturaleza y el sosiego, lo que diferencia a Punta Cana de otras zonas costeras vecinas. El arrecife de coral que se extiende en paralelo a esta costa a lo largo de cinco kilómetros -algunos aseguran que es el mayor del país- da réplica desde el mar a las hileras de palmeras de coco que bordean el límite costero durante varios kilómetros.
Aquí el tiempo se dedica a la práctica de todo tipo de deportes, en su mayoría de carácter acuático como el buceo, con recorridos que suelen partir de la misma playa hasta el arrecife de coral. El snorkeling, el esquí acuático, el windsurf, o incluso la pesca de altura son otras opciones.
Pero también se puede practicar otro tipo de deportes cambiando el mar por la tierra firme, entre ellos la equitación, o el golf. República Dominicana es todo un paraíso para los golfistas, e incluso en este apartado lugar de las playas dominicanas del este se puede encontrar un campo de alta calidad, como es el de Bávaro, donde se disputan tanto torneos nacionales como internacionales.
Pocas playas en República Dominicana, y se podría decir que en todo el Caribe, responden tan fielmente a la imagen paradisíaca de arena fina y blanca, bordeada por aguas turquesas de distintos tonos y delimitada por filas de altísimas palmeras de coco y canas, esa playa que nos venden en los anuncios y reclamos más turísticos, cuando nos sugieren que viajemos al paraíso.
Con el atractivo añadido de una barrera de coral que recorre toda la costa, Punta Cana puede ser el lugar de República Dominicana donde se encuentren las playas más famosas de la isla.
Desde Macao a Punta Cana, incluyendo Bávaro, existen más de quince grandes complejos turísticos con más de 10 mil habitaciones.
Hacia ellas llegan viajeros de todos los confines del mundo, y en el Aeropuerto Internacional de Punta Cana aterrizan semanalmente más de setenta vuelos charter regulares.
Punta Cana es, definitivamente, un rincón tranquilo, con fuerte sabor marinero, y con unas aguas turquesas que componen un espléndido panorama, mientras se disfruta de los restaurantes construidos con madera de caoba y hoja de palma.
En Punta Cana también se pueden recorrer maravillosos senderos montando a caballo, o los amantes del golf pueden dedicar agradables jornadas a la práctica de su deporte favorito en el campo de Bávaro. Sin olvidarnos del turismo ecológico.
Entre Bayahibe y Boca de Yuma, incluyendo la isla adyacente de Saona, se encuentra el Parque Nacional del Este, un amplio bosque protegido, donde perviven en la zona costera importantes especies de la fauna marina, entre las que se encuentran el delfín y el manatí, además de los ecosistemas de manglares.
Y después de todo esto, resta disfrutar del descanso y la paz de un paraje paradisíaco en el que las puestas de sol todavía invitan a soñar. 