Jamaica vital, romántica, alegre
La olímpica vitalidad de su gente, el ritmo contagioso de su música y sus sensuales bailes, las espléndidas playas o los muchos tonos de verde de su floresta montañosa, despiertan deseos de conocerla, a cualquier precio.
Tierra disputada por las potencias coloniales europeas en batallas navales, intrigas palaciegas y tráfico de influencias; legendario escondite de corsarios y piratas; destino cruel de hombres y mujeres de cuerpos fuertes y hermosos, arrancados de sus aldeas africanas, vendidos como esclavos para trabajar en las plantaciones de caña de azúcar, en la producción del ron, elixir imprescindible de fiestas privadas o de coloridos carnavales, en los que se iba forjando una cultura mestiza, donde se mezclan tambores y cornetas, violines y timbales, blancos, negros, devotos cristianos y practicantes de ritos animistas.
Así se fue forjando a lo largo de cinco siglos la leyenda de Jamaica, tierra bendecida por la naturaleza, caribeña por excelencia.
Desde Montego Bay, principal puerto de arribo, pasando por Ocho Ríos, hacia el este, hasta bordear la isla y llegar a Kingston, la capital, y después Negril, en el extremo occidental: ahí tienes el recorrido ideal para disfrutar de esa combinación perfecta de sol y playa, de paseo por mercados artesanales o salas de fiestas y discotecas, para escuchar el legítimo reggae, signo de identidad del país, desde que Bob Marley inundó el mundo con su voz y su guitarra inconfundible.
Montego Bay es la segunda ciudad más grande de Jamaica. Es un centro de tiendas y restaurantes, y las playas están bordeadas de complejos de Todo Incluido.
Hacia el este de Montego Bay, vale la pena detenerse en Falmouth, ciudad portuaria del siglo XVIII, o recorrer Discovery Bay, sitio de la llegada de Cristóbal Colón en 1494
Ocho Ríos es la capital de los cruceros de Jamaica. En los últimos veinticinco años «Ochie», como la llaman sus habitantes, dejó de ser un pequeño pueblo de pescadores y se convirtió en destino turístico de clase mundial.
Aquí se encuentran las Cascadas del río Dunn, que desciende a la playa desde una altura de 600 pies y te permitirá contar que es una de las más fotografiadas y visitadas del mundo. También podrás visitar la tumba de Bob Marley, en Nine Miles, pueblo situado en las colinas de Santa Ana, su villa natal. Sin dudas, una escala interesante para conocer mejor su historia.
En dirección al este, el camino de Ocho Rios a Port Antonio tiene algunos de los paisajes más espectaculares de la costa norte.
Port Antonio, puerto fluvial para los barcos bananeros, seguramente te hará recordar un famoso calypso de la década de 1950, interpretado por Harry Belafonte. Los jamaicanos le cuentan a todo el mundo que este pueblo fue un favorito de estrellas del cine de Hollywood, entre ellos Erroll Flynn quien se compró un islote cercano.
Kingston, la capital, es la cuna de la cultura de Jamaica, tiene muchos lugares históricos y jardines botánicos. Fue fundada en 1692 después que un terremoto devastó Port Royal, anterior capital. Los supervivientes se trasladaron a lo que hoy es Kingston y fundaron la nueva ciudad.
Según turoperadores jamaicanos, muchos turistas pasan por alto la capital, debido a la mala publicidad sobre la delincuencia, pero aseguran que es posible visitarla y disfrutar sus atractivos siempre que se eviten los barrios marginales, sobre todo en la zona oeste, que pueden resultar peligrosos para el turismo y carecen de atractivos.
Kingston es ahora una ciudad moderna, bulliciosa y extensa que al parecer nunca duerme.
Negril es el «más nuevo» destino turístico en la costa oeste. Desde comienzos de 1700 fue refugio de piratas, pero en las décadas de 1960 y 1970 la pequeña ciudad fue invadida por los hippies de Norteamérica, que convirtieron su famosa playa y sus espectaculares puestas de sol en punto de encuentros al aire libre.