CON LA EXPANSIÓN DEL TURISMO A ESCALA GLOBAL Y LA INTERACCIÓN DE PERSONAS CON OTRAS POBLACIONES Y AMBIENTES, SE HAN INCREMENTADO LOS PROBLEMAS DE SALUD PARA LOS PASEANTES, POR ELLO ES CONVENIENTE ILUSTRARNOS SOBRE ALGUNOS ASPECTOS DE ESTA PROBLEMÁTICA

En las últimas seis décadas, el turismo ha experimentado una continua expansión y diversificación, y se ha convertido en uno de los sectores con un mayor crecimiento de todo el mundo. Se ha reportado entre el 2013 y el 2015 que el número de llegadas internacionales aumentó de 170 a 201 millones de personas, 90 de los cuales llegaron a América Latina y el Caribe. De hecho, México es el más visitado de la región con 32 35 millones de turistas extranjeros anuales y es de los 10 países más visitados del mundo.
Todo este flujo e interacción de personas con otras poblaciones y ambientes, lógicamente pueden y generan problemas de salud para los paseantes, por ello es conveniente ilustrarnos en algunas realidades sobre esta problemática. Aunque es imposible tener un panorama global único de los problemas de salud que sufren los viajeros, un atisbo de esta realidad es evidenciado en un estudio del madrileño Hospital Ramón y Cajal, sobre la epidemiología y el perfil clínico de las enfermedades asociadas a los viajes en los años 90, en un total de 1359 viajeros encuestados voluntariamente. Encontraron que en un porcentaje importante, no se cumplieron las medidas de prevención de enfermedades transmitidas por alimentos y vectores, fueron las descomposiciones de estómago, las enfermedades de la piel y el paludismo algunos de los problemas frecuentes.
En otros estudios se ha demostrado a través de aproximaciones que de cada 100,000 viajeros de países desarrollados que se desplazan a un país en desarrollo, 50,000 (50 %) padecerán algún problema de salud. Otra investigación a 460 sujetos, identificó que 79 % reportaron enfermedades durante el viaje o la llegada.
Con respecto al viajero son importantes sus antecedentes de viajes anteriores, las personas de alto riesgo (neonato, ancianos, embarazadas o inmunodeprimidos), la edad, el sexo, ocupación, inmunizaciones previas, estado de salud, embarazo actual o previsto, alergias, medicación habitual y de emergencia básica de acuerdo a la estancia. En cuanto a la inmunización de rutina, si está completa no hay problemas, si no hay que ocuparse de inocularse con la triple (DPT), la polio, la triple viral, así como conocer si en el lugar de destino la vacuna contra la fiebre amarilla es obligatoria, así como la antimeningo. Si existe riesgo de aguas contaminadas se debe inmunizar con la antitifoidea y contra la hepatitis A, y en viajes largos contra la hepatitis B y la antirrábica. En este aspecto es valioso considerar la fecha de partida, pues entre 4 y 6 semanas son necesarias para lograr la inmunización básica.
Es muy importante para evitar riesgos, gastos y pérdida de tiempo realizar chequeo médico, dental y oftalmológico antes de iniciar viaje, y suscribir seguro médico con cobertura para enfermedades y accidentes durante la estancia.
Sobre el ambiente o lugar es pertinente considerar el país de destino, la altitud, los problemas de seguridad, tipo de viaje (rural o urbano), la disponibilidad de centros médicos y obtener toda la información posible.
Durante la estancia se debe tener en cuenta una correcta higiene de los alimentos, consumir comidas frescas y completamente cocinadas, beber solo líquidos embotellados o hervir el agua de dudosa calidad.
Con el fin de contrarrestar los riesgos es útil considerar estos consejos cuando se planifica un viaje, para que la estancia y reincorporación a nuestras actividades habituales sea segura y feliz. Estas consideraciones serán relativas al viajero mismo, el lugar o ambiente de destino y el comportamiento y responsabilidad individual durante la estancia.