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DOSCIENTOS AÑOS DESPUÉS DE FUNDADA, CIENFUEGOS SIGUE PRESUMIENDO DE SER UNA DE LAS CIUDADES DE CUBA QUE MÁS HA APORTADO DESDE SU IDENTIDAD A LA CULTURA NACIONAL
Doscientos años después de fundada, Cienfuegos sigue presumiendo de ser una de las ciudades de Cuba que más ha aportado desde su identidad a la cultura nacional.
La historia de la colonia de Fernandina de Jagua, constituida en las postrimerías de la segunda década del siglo XIX, confirma cómo las distintas manifestaciones artísticas y literarias cultivadas a partir de entonces y a lo largo de dos centurias, estuvieron siempre al nivel del rápido desarrollo y la prosperidad de la joven urbe.
Fueron muchos los cienfuegueros que, desde las diferentes perspectivas de la creación, aportaron –y continúan aportando– una obra que enriquece el patrimonio de la nación.
LETRA MILITANTE
Es parte de nuestra más entrañable tradición patriótica que el nombre de muchos de los que han combatido y han muerto por la independencia de Cuba, esté asociado a la creación literaria y artística.
En Cienfuegos, esta saga la inició el Mayor General del Ejército Libertador Federico Fernández Cavada Howard (1831-1871), más conocido por sus hazañas militares que por su poesía patriótica y sus excelentes lienzos, algunos de los cuales se conservan en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Fernández Cavada creó además el primer periódico mambí, al que nombró La Estrella de Jagua, que se redactaba y distribuía en plena manigua.
Es también el caso de Antonio José Hurtado del Valle (1841-1875), quien desde muy joven incursionara en el periodismo. Poesía y militancia distinguieron la corta vida de Hurtado del Valle, uno de los bardos que mayor esplendor dio a la lírica revolucionaria en la Guerra de los Diez Años, a la que se incorporó apenas iniciada y en la que por méritos de guerra alcanzó el grado de Comandante.
En el panorama literario del siglo XIX también resalta la obra de Mercedes Matamoros y del Valle (1851-1906), precursora de la poesía intimista femenina y una de las figuras claves del modernismo en Cuba.
La afición por las letras alejó a Miguel Ángel de la Torre (1884-1930) de la abogacía, profesión que estudió pero nunca ejerció, para darle a Cuba uno de sus más brillantes cronistas en el ámbito del periodismo. Algunos de sus cuentos también clasifican entre las producciones más notables del género en nuestro país.
SOBRE LAS TABLAS
Cienfuegos ha sido una plaza pródiga para las artes escénicas. A mediados del siglo XIX, cuatro teatros operaban simultáneamente en la ciudad para una población que no rebasaba entonces los 15 000 habitantes. En uno de esos espacios, el Avellaneda, dio los primeros pasos de su carrera artística Luisa Martínez Casado (1860-1925), bajo la tutela de su padre, el actor madrileño establecido en Cuba, Luis Martínez Casado, quien había construido la sala y la había denominado así en honor de la célebre dramaturga camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda.
Su talentoso desempeño como actriz trascendió los límites citadinos para ser aclamada en las principales plazas teatrales del país y en escenarios de España, México, Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, República Dominicana y Puerto Rico. Tanto caló su legado en el agradecimiento y la estima de sus coterráneos, que al desarrollarse un plebiscito para poner nombre al teatro que en 1911 se construyó en una céntrica esquina de la ciudad, fue el suyo el que se impuso y aún hoy lo identifica.
Arquímedes Pous (1891-1926) pasó a la historia de nuestro teatro como el popular personaje del negrito en el vernáculo cubano. Se desempeñó de forma integral como autor, director, maestro de escenografía, coreógrafo, bailarín, director o intérprete de sus propias obras.
El nombre de Armando Suárez del Villar (1936-2012) se asocia a la fundación de emblemáticas instituciones de la cultura cienfueguera como el Grupo Ateneo y el Centro Dramático de Cienfuegos. Su destacada trayectoria como profesor de artes escénicas y su contribución al rescate del teatro clásico cubano, a partir de la investigación y la puesta en escena de las obras más representativas del género, le valieron el Premio Nacional de Teatro en el año 2010.
Los aportes de esta tierra al mundo de la actuación trascienden el teatro y se proyectan también al cine. Cuando era dependiente de la tienda Fin de Siglo y formaba parte de un grupo de teatro de aficionados en la ciudad que la vio nacer, la hoy consagrada actriz Daisy Granados (1942), Premio Nacional de Cine 2007, seguramente no se imaginaba que su rostro y nivel interpretativo quedarían indeleblemente asociados a la cinematografía cubana.
DESDE EL PENTAGRAMA
Si Cuba sobresale en el mundo por ser tierra pródiga en compositores e intérpretes, Cienfuegos descuella en el panorama de la cultura nacional como plaza de músicos excepcionales.
De aquí trascendieron figuras como los guitarristas y compositores Marcelino Guerra Abreu «Rapindey» (1912-1996), capaz de cubrir en su ejecutoria casi todos los ritmos autóctonos, y Rafael Ortiz Rodríguez (1908-1994), considerado una de las glorias del son.
No podía faltar en esta relación Efraín Loyola (1916-2001), el primer flautista de la Orquesta Aragón, la cual integró hasta 1954 cuando decidió crear su propia agrupación: la orquesta Loyola. Hasta su muerte presumió, con razón, de ser el flautista vivo más longevo del país.
Tampoco Félix Molina Marín (1920-2007). Felito Molina será recordado no solo por la excelente factura de su legado como compositor, que lo consagra entre los exponentes más sobresalientes de la música cienfueguera, sino por el apoyo y la asesoría que siempre brindó a jóvenes que, con el tiempo, se convirtieron en destacados exponentes de esa manifestación artística.
Lugar especial en este recuento merece Rafael Lay Apesteguía (1927-1982), que además de ser un destacado violinista, compositor y arreglista, trasciende por su desempeño al frente de la mítica Orquesta Aragón, que en este 2019 arriba a su aniversario 80. Bajo su guía, esta agrupación alcanzó la cima de la popularidad en nuestro país y devino una embajadora de nuestra cultura en disímiles escenarios internacionales.
La música campesina de Cuba tuvo en Inocencio Iznaga «El Jilguero» de Cienfuegos (1930-2012) a un destacado intérprete que también sobresalió como compositor y poeta en esa modalidad.
Fuera del ámbito de la música popular, en la que se identifica con el discutible término de «culta» (toda la de calidad aporta cultura) destaca el crítico y compositor Edgardo Martín Cantero (1915-2004), quien integrara junto a Harold Gramatges, Hilario González, Argeliers León, Julián Orbón y otros, el Grupo de Renovación Musical, liderado por José Ardévol.
LÍNEAS, CONTORNOS Y COLORES
Las artes plásticas gozan igualmente de una larga tradición y una renovada vitalidad. A Benjamín Duarte Jiménez (1900-1974), de formación autodidacta, corresponde el mérito de haber sentado pautas en una modalidad que hoy sigue distinguiendo a Cienfuegos en la obra de varios artistas naif. Su particular visión del mundo pudo ser apreciada en exposiciones individuales y colectivas organizadas en Cuba, Francia, Dinamarca, México, Polonia, Unión Soviética y Yugoslavia.
También de formación autodidacta, la destacada pintora, dibujante, grabadora y ceramista Diana Balboa Hernández (1945), ha honrado a su ciudad y a su país de origen en más de 60 exposiciones personales y 200 colectivas, tanto en Cuba como en el extranjero. Algunas de sus obras se encuentran expuestas en prestigiosas galerías de diferentes países y forman parte también de la Capilla del Hombre, en Ecuador.
CON HUMOR
La Perla del Sur es también cuna de destacados caricaturistas. Juan David-Posada (1911-1981) fue un creador fundamental dentro de la plástica cubana que encontró en la caricatura personal su principal modo de expresión. Sus colaboraciones encontraron espacio en las más reconocidas publicaciones periódicas de la época, pero fue en la revista Bohemia donde, a partir de 1946, su arte alcanzó la máxima expresión periodística.
También habría que mencionar a Antonio Prohías (1921-1998), quien iniciara su carrera como caricaturista a finales de la década del 40 en el periódico El Mundo. Autor de memorables tiras cómicas, llegó a ser presidente de la Asociación de Caricaturistas de Cuba y mereció varias veces el premio nacional de esa especialidad.
CIENFUEGUEROS HONORIS CAUSA
Nacieron en distintas épocas en localidades que pertenecían a la prefectura de Cienfuegos, pero sus nombres y sus aportes indiscutibles hoy se asocian a esta ciudad.
Sin lugar a dudas, esta relación la encabeza Bartolomé Maximiliano Moré (1919-1963). Resulta significativo que este referente internacional de la música cubana haya visto la luz en el poblado de Santa Isabel de las Lajas, de la jurisdicción de Cienfuegos, en el mismo año en que la Perla del Sur celebraba el centenario de su fundación.
Además de una de sus más populares canciones dedicadas a esta urbe, otra circunstancia contribuyó, esta vez fatalmente, a reforzar para la posteridad los vínculos del Benny con Cienfuegos: a pocos kilómetros, en el pueblo de Palmira, ya gravemente enfermo, hizo su última presentación, el 16 de febrero de 1963. Murió tres días después.
El talento y la intuición natural para incursionar como compositor e intérprete en los géneros más diversos de la música popular cubana, a los que imprimió un sello personal e irrepetible, otorgan al Bárbaro del Ritmo un sitial de honor en los anales de la cultura nacional.
En la misma localidad donde El Benny dio su último concierto llegó al mundo, 70 años atrás, Eusebio Delfín Figueroa (1893-1965). Aunque a este compositor, guitarrista y trovador se le identifica sobre todo por ser el autor de la célebre canción ¿Y tú que has hecho?–conocida también como En el tronco de un árbol– trasciende también por sus innovaciones en el rasgueado de la guitarra, a cuyo apogeo y popularidad contribuyó en su época.
Este municipio también puede vanagloriarse de contar entre sus hijos a Mateo Torriente Bécquer (1910-1966), tomado por algunos como el más genuinamente cubano de todos los escultores del país, quien supo combinar en sus piezas los lenguajes artísticos más modernos con los elementos esenciales de nuestra nacionalidad e idiosincrasia. La ciudad todavía le agradece que en 1965 aceptara la responsabilidad de restaurar los elementos pictóricos del Teatro Tomás Terry.
De otro término municipal, San Fernando de Camarones, es Jorge Villazón (1947-1994), paradigma del cine, la televisión, el teatro y la radio. Hoy su localidad natal es sede anual de un festival cinematográfico que lleva su nombre.
Asimismo, Cumanayagua dio a Cienfuegos un nombre y una obra perdurables: el poeta Luis Gómez (1918-2001), quien aportó a la rica tradición campesina de nuestro país la proverbial maestría con que interpretó la tonada Carvajal, entre otros géneros poéticos de nuestros campos.
Este inventario de personalidades que, sin tener como cuna a la ciudad de Cienfuegos, están hoy indisolublemente ligados a su identidad, estaría incompleto sin la reverenciada mención de Florentino Morales Hernández (1909-1998), hijo de Dágame, Yaguaramas, en el municipio de Abreus. A este poeta, historiador, ensayista, crítico e intelectual, se le considera como el Historiador de la Ciudad, aunque nunca se le otorgó dicho reconocimiento de forma oficial. Ha sido el único cienfueguero miembro de la Academia Cubana de la Lengua.
La tiranía del espacio hace necesaria, pero también injusta, la extensión de esta relatoría, de la que se excluye a muchos, muchísimos cienfuegueros que en el pasado y en el presente, han enriquecido con su obra el crisol de la cultura cubana.