Para un segmento importante de turistas, los atractivos de sol y playa son los preferidos, y más en los últimos años. Es cierto que estos ambientes tienen componentes, en sí mismos, que son muy beneficiosos para la salud; pero es importante conocer cómo aprovecharse de ellos, para obtener el máximo de sus favores, previniendo y contrarrestando el daño probable, sobre todo a la piel, por inadecuado disfrute de esos recursos.

La piel es la envoltura resistente y flexible del cuerpo. Es el órgano de mayor extensión e importantes funciones, a las que contribuyen sus anexos, como las glándulas sudoríparas, las sebáceas y los folículos pilosos. Es semipermeable al agua y a sustancias aplicadas sobre ella, que evita la entrada de gérmenes patógenos. Facilita el valioso mecanismo de regulación térmica, ayudando a conservar la temperatura corporal por el sudor, que además de agua, excreta agentes minerales y otros metabolitos que contribuyen también a la protección solar y a un PH adecuado, al tiempo que neutraliza diversos gérmenes del medio externo. 

Sobre la piel existe una interacción permanente con las distintas radiaciones solares que alcanzan la superficie del planeta, que son: los rayos ultravioletas, 9 %; los infrarrojos, 50 % y la luz visible. Todos ellos componen y transmiten la energía solar, tienen una longitud de onda superior a los 760 nm y efectos fisiológicos diversos.

Existen factores que se relacionan con la cantidad de radiación solar que llega a la superficie terrestre y que determinan sus efectos beneficiosos o nocivos. Estas dependen de la distribución geográfica, la época del año y la hora, ya que durante el día existe un lapso de tiempo en el que la radiación solar es más intensa y las horas de mayor temperatura pueden ser hasta tres. 

El ángulo de incidencia del sol en una persona, es decir, la distancia a recorrer por la luz y su dispersión, varía al contactar con la superficie, debido a la masa de aire en la atmósfera. A mayor ángulo de incidencia, como el que aparece al mediodía (aproximadamente a las 11:00 hrs), mayor será la irradiación y, por tanto, el impacto solar es más fuerte; no en vano se insiste que entre las 11:00 y 16:00 hrs del día, hay un riesgo elevado de daño a la piel. A las 17:00 o 18:00 hrs (en la tarde) es menor el ángulo de incidencia del rayo solar, por tanto, el riesgo de afectación disminuye. Si la sombra que se proyecta sobre nuestros pies es larga, resulta menos peligrosa.

Los rayos solares tienen un grupo de efectos beneficiosos sobre la salud al incidir sobre la piel: los infrarrojos aumentan la temperatura local y dilatan los vasos sanguíneos periféricos, favoreciendo la circulación sanguínea; también provocan sudoración, ayudando a la eliminación de toxinas. Los ultravioleta A (UVA) protegen la piel y producen un aumento general de la vitalidad y de la resistencia. Los rayos de sol modulan (aceleran o disminuyen) el funcionamiento del metabolismo, por lo que están indicados tanto en la obesidad como en la delgadez. Estimulan los procesos metabólicos de regeneración, y en general provocan una mayor asimilación de los nutrientes y eliminación de desechos. En la piel se sintetiza, bajo el influjo de los rayos solares, la vitamina D, imprescindible en la formación ósea. También tiene efectos antibióticos, regeneradores, y analgésicos sobre dolores musculares y reumáticos, estimulando además el estado de ánimo y favoreciendo el sistema inmunitario.

Se envejece por la edad y ello significa, entre otros, la degeneración de la piel y disminución de sus cualidades y funciones. En cambio, el fotoenvejecimiento por acción solar provoca otros cambios y pueden presentarse tumores, estimándose que el 90 % de las personas expuestas al sol crónicamente, van a desarrollar tumores cutáneos a lo largo de su vida. Sobre el tema se ha investigado mucho. 

La piel está preparada para durar mucho más que nuestro organismo y cuenta con un gran número de defensas naturales. No obstante, si no nos cuidamos de exposiciones intensas, cualquier defensa natural no será suficiente.

Para favorecernos de todos los efectos positivos de los rayos solares no conviene utilizar cremas solares en los baños marinos, porque filtran una parte importante de las radiaciones. El método debe ser tomar el sol antes de las 11 del día y después de las 4 de la tarde, cuando el ángulo de incidencia de los rayos es menor. Ademas, es necesario adaptarse poco a poco, sobre todo en pieles más sensibles. Para comenzar, es suficiente con 15 min por cada lado, aumentando el tiempo progresivamente, y cuando la piel está muy curtida no pasar de la hora y media. Es más sano tomar el sol en movimiento (andando, jugando, dándose chapuzones) que permaneciendo tumbado. 

Si tenemos que arriesgarnos a las radiaciones por periodos prolongados, en prácticas de senderismo, paseos, baños, o por estar bajo sombra en espacios abiertos donde podamos recibir radiación por reflexión, hay que recurrir a la protección textil: es mejor usar los sombreros y prendas sintéticas y oscuras, más que las de algodón y claras. Si la piel es muy delicada o tiene problemas, es obligatorio usar crema de máxima protección o filtros solares químicos que absorben todos los rayos UVB y algunos UVA, reforzándolo con la utilización de vitaminas de acción antioxidante, sobre todo la E, y en menor medida la C y la A, para contrarrestar la producción de radicales libres.                                                           

En cuanto a la crema protectora, debemos elegir una que sea lo más natural posible; su elección final dependerá del factor de protección solar (FPS) que contiene el producto, adecuado a cada fototipo de piel. 

El sol puede ser un gran amigo, pero también un enemigo, si no vamos con cuidado ante su presencia. De no tomarse las medidas necesarias, podemos sufrir perjuicios agudos (quemaduras) por exposiciones prolongadas en momentos de máxima radiación, o algunos más degenerativo y permanentes. Pero no se preocupe, no tiene que renunciar a sus vacaciones ideales. Es posible lograr que las estancias en ambientes soleados sean beneficiosas a nuestra salud, siempre y cuando tomemos las precauciones convenientes. De usted depende.