Vega de Tabaco.
Cultivadores de tabaco, Hoyo del Guamá.
Campesinas ensartando la hoja del tabaco.

El Tabaco (Nicotiana tabacum) es una planta nativa sudamericana. El martes 6 de noviembre de 1492, Cristóbal Colón apuntaba en su diario: “Ayer en la noche vinieron los dos hombres que había enviado á ver la tierra dentro (...) Hallaron los dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaba á sus pueblos, mugeres y hombres con un tizón en la mano, yerbas, para tomar sus sahumerios que acostumbraban”50

Este hecho acaeció en la provincia de Holguín, sin embargo, el mejor tabaco se cosecha en la Vueltabajo, entre Río Hondo y el Cuyaguateje, especialmente el que se obtiene de las vegas de San Juan y Martínez, San Luis, Pinar del Río y Guane. Constituye la satisfacción de muchos, es planta apreciada en la medicina ya que cumple funciones de narcótico, purgante, antiparasitario, antitetánico y contra la parálisis de la vejiga51 .

Ahora bien, es cierto que es originaria del sur del continente, sin embargo existe una especie cubana “havanensis”, que fue recuperada entre 1915 y 1919, como el legítimo tabaco cubano y que cada día se desarrolla para elevar su calidad. El cultivo de esta planta es derroche de técnica y experiencia. El lograr que cada aplicación se realice en el tiempo exacto y con la máxima calidad permite dar la capa y el capote, que llega a la fábrica y concluye con un torcido esmerado, dentro de las famosas cajas de cedro y vitolas, orgullo del país a lo largo de la historia.

En la producción de un puro cubano intervienen dos procesos productivos: el agrícola y el industrial. El primero, comienza con el semillero, que germina a la semana; a estas posturas se les protege del sol y la humedad; cuarenta y cinco días después, alrededor de la segunda quincena de octubre, se trasplanta la postura a un surco regado con abundante agua ya abonado orgánicamente con “(…) abonos verdes como el estiércol de res y la hierba del Paral (…)52 , pasados diez días, se vuelve a abonar con químicos53 , tapándose su tallo con tierra; una quincena es necesaria para que se pase la cultivadora54 , después, se vuelve a abonar con insecticidas para matar los gusanos, haciendo el proceso manual de repaso para detectarlos. El desbotonado,55 comienza a los treinta días, con el objetivo de aprovechar que la savia y otras sustancias aromáticas se impregnen en las hojas logrando su ensanchamiento y calidad; limpiar de malas hierbas evita que estas roben los nutrientes del suelo; quedando lista la planta para la recogida de sus hojas.

Primero se recoge “La Mañanita”56 . A los cuarenta y cinco días se recolecta “La Libra de Pie”57 . Pasados cinco o seis días se acopia el “Centro Fino58 ”, transcurridos otras cinco o seis jornadas se colecta el “Centro Gordo”59 , finalmente a los siete u ocho días se cosechan las dos hojas finales denominadas “La Corona”.

Luego de recogida cada clase se colocan en mancuernas, sobre varas aguantadas por horquetas, donde se dejan marchitar al sol, antes de ser llevadas a la casa de tabaco o de curar. Estas esbeltas construcciones de madera y diversos tipos de cubiertas, ubicadas este-oeste para lograr un uso óptimo del sol durante el día, le dan un gran colorido a los campos convirtiéndose en símbolo arquitectónico del occidente pinareño.

En su interior manos femeninas ensartan en cujes de madera las mayas60 por tipo; se colocan en la casa de tabaco de arriba hacia abajo, en la misma forma en que se recoge; esto dura de quince a veinte días según la humedad ambiente. Cumplido este período se amarran en la punta y se llevan al pilón, para someterlos a fermentación, que elimina el exceso de materia nitrogenada, resinas, adquiriendo un color uniforme, aumenta el agradable sabor y se fortalece el aroma. Finalmente, se empacan en una caja de madera que sirve de molde o guacal, con capacidad para cien cujes, que son doscientas gavillas cubiertos con yaguas61 , mantas u otro material aislante del calor y la humedad. Se amarran y aprietan con hilo de henequén62 y son enviados a la escogida de tabaco.

En una enorme casa de “escogidas”, un numeroso grupo femenino realiza la tarea de clasificar y escoger las hojas de tabaco por su tamaño, aspecto, calidad y estado de conservación. Por lo general se separan por capa y tripa y cada una de ellas se subdivide en clases63 y tiempos64 . Tras un largo proceso de selección se vuelven a empacar en bultos cuadrados, denominados tercios y se transportan a los “Despalillos”, Otra gran nave sirve para que se le extraiga de tres a cuatro capotes65 , estos se despalillan66 ; una vez concluida esta tarea pasa al secadero que es un armario de cedro dividido en anaqueles donde está de siete a diez días para su cura final según lo clasificado. Terminado el curado se envuelve en mantas de saco de yute cocidas, para dar paso a la fábrica donde serán convertidos en tabaco. Aquí esmeradas manos comienzan el torcido, según las vitolas seleccionadas, que finalmente van al cuarto de selección, donde se tiene en cuenta el color. Esta parte es esencial, ya que el seleccionador, tiene una gama de alrededor de unas 14 clases de tonos; también se tiene en cuenta su forma. Finalmente, son anillados y envasados en las cajas de cedro fileteadas con sus respectivas litografías a todo color, donde se representan escenas de la historia nacional y costumbres. Finalmente son etiquetados con sellos de garantía de autenticidad.

Entre los lugares famosos por la calidad de su tabaco se encuentra el Hoyo de Monterrey; a la entrada del pueblo de San Juan y Martínez; una hilera de palmas reales le anuncia que a su derecha están las famosas vegas. En 1860, fue comprado por José Gener, donde construyó la portada que da acceso a la finca y que fuera declarada “Monumento” el día 16 de junio de 1969. De estas tierras salió la marca que le ha dado la vuelta al mundo como muestra de máxima calidad del tabaco cubano.

Vegas Robaina, ubicadas en la finca El Pinar, en la zona de Barbacoa, municipio San Luis, son el ejemplo contemporáneo de la calidad que mantiene nuestros puros. Aquí un campesino, Alejandro Robaina, descendiente de familia tabacalera, ha sido capaz de cosechar la capa de más calidad de nuestro país, como él expresara en una ocasión: “(…) además este tabaco que yo produzco, y hasta te diría que todo el Habano, todo el tabaco del país, inclusive, el más malo de Cuba, es el mejor del mundo, de manera que si hace daño, cosa que en mi caso no es verdad, el tabaco cubano, el Habano, es el que menos daño haría y en eso influye que le echamos muy pocos químicos”67 Todos los años la capital pinareña celebra la fiesta del tabaco, es el momento donde los pinareños abren las puertas en homenaje a los siglos de experiencia del cultivo de sus vegas; la ciudad se viste de largo y se desarrollan encuentros fraternales entre los cosecheros, escogedores, torcedores, científicos, hombres de negocios y fumadores.