Catedral de Pinar del Río.
Colonia Española, actualmente Palacio de Computación.
Parque de Independencia.
Fábrica de Guayabita del Pinar.

Todo comenzó un día Pinar del Río, denominación compuesta, que refleja el espacio geográfico en que se asentaron los primeros pobladores gracias a la conjugación en la tradición toponímica española, dando origen al nombre por el cual se identifica la provincia y la ciudad.

En el siglo XVI después de un proceso impreciso de ocupación del espacio en la llanura sur, del cuál aún no existen fuentes probatorias, se ocuparon los sitios para organizar la cría de cerdos y poblar, el lugar que posteriormente ocuparía la capital provincial actual.

La existencia de condiciones físico-geográficas, economía hacendataria, la incipiente red de caminos, y el desarrollo de la producción tabacalera, propiciaron que a finales del siglo XVII, Diego Evelino de Compostela, orientara la creación de la parroquia que aglutinaría a los dispersos pobladores.

En 1774, en el poblado de Guane, queda establecida la Tenencia de Gobierno de la jurisdicción de Nueva Filipina, que se conforma por iniciativa del entonces capitán general de la Isla de Cuba, Felipe de Fondesviela (marqués de la torre). La estratégica ubicación geográfica del caserío de Pinar del Río, llevó, según Santovenia,36 a que en 1787 ostentara la cabecera de la demarcación, como sede de la tenencia de gobierno. El 21 de enero de 1839 el sabio pinareño Tranquilino Sandalio de Noda escribe en las famosas “Cartas a Silvia” su paso por la ciudad, en ella hace quizás la primera descripción de lo que ya era la capital de Vueltabajo:

“(…) El pueblo es pequeño, aunque el mayor de la jurisdicción: apenas tendrá cincuenta familias, en un caserío cuya mayor parte es de teja, pero irregularmente situado, sin arreglo en las calles ni en los solares. El templo está construido como hacían los judios en lo mas alto de la colina, y es un edificio que hoy no luce, pero aunque humilde en lo exterior, por dentro esta primorosamente adornado, sobre todo en bellisimos lienzos de pintura gracias al cuidado del actual Párroco. De una de las tres esquinas de la plaza, baja vuelta del Oriente una calle tan larga como la de la Muralla, y en ella está la principal población. Otra que se abre a la isquierda, vuelta de la Habana, tiene casas dispersas casi hasta la misma orilla del rio.”37 En 1859, esta población se transformó en villa. El desarrollo que alcanzó, permitió que el 10 de septiembre de 1867 se le concediera por “Real Decreto de la reina de España, Isabel II”, el título de “Ciudad” a Pinar del Río. Finalmente, el 9 de julio de 1878, queda conformada la provincia de Pinar del Río. Pinareños, valor, de la ardua lucha se recoge por fruto la victoria, la conciencia del pueblo se ha hecho grande, y ascenderá triunfante hasta la gloria. Pinar del Río, tierra olvidada la Cenicienta desventurada no puedes ser porque tus hijos, en lucha heroica, te harán hermosa; es un deber.38 Ubicada al centro de la provincia, está equidistante de los lugares más importantes del territorio; limita al norte, con las hermosas alturas de pizarra del municipio Viñales; al sur, con el puerto La Coloma, ubicado en el Mar Caribe; al este, con las fértiles tierras del territorio ocupado por Consolación del Sur y al oeste, con las maravillosas vegas de San Luis, San Juan y Martínez incluyendo el esbelto e impresionante Cerro de Cabra (425 m.). Todo es verdor alrededor de la ciudad, que se presenta modesta, sencilla, neoclásica, ecléctica, es una mezcla equilibrada de portales con columnas, revestimientos de criollísimas tejas rojas, capiteles, ventanas y puertas a dos hojas, cruzadas de herrería forjada por los mejores artífices del siglo XIX pinareño, de alto puntal y espaciosas habitaciones, muchas con patios laterales o centrales adaptados a las necesidades del clima tropical.

El pinareño de la ciudad no se diferencia mucho de su paisano campestre; mujeres, hombres laboriosos, orgullosos de su terruño y sensibilizados con las necesidades de sus vecinos, conviven en armonía y afinidad total, que los diferencian sustancialmente de muchas de las ciudades de otras regiones. Ella, más bien de estatura mediana, esbelta, delicada, de hermoso pelo castaño o trigueño, preferiblemente de piel gitana y oscura, de labios carnosos y sensualidad al caminar, gusta de lucir y vestir a la moda, más se desvive por atender a su familia. Él, también de estatura mediana, fornido, tostado al sol, ágil de mente, galán, conversador, amistoso, dicharachero, compartidor, prefiere el dominó, el béisbol y las lidias de gallos. La ciudad amanece viva y desenfadada y se recoge temprano antes de la medianoche.

La hospitalaria Pinar del Río Para tener una estancia prolongada no hay nada como el Hotel Pinar del Río, con 136 habitaciones y trece cabañas, minibar y refrigerador, todas climatizadas, baño, radio, TV vía satélite, video central, teléfono, agua caliente y fría, tres restaurantes, pizzería, cafetería, cuatro bares, piscina, salón de juegos, discoteca, tiendas, servicios de: caja de seguridad central, telegráficos, médicos, rentas de autos, taxi, parqueo, venta de opcionales.

Si prefiere estar alejado de la ciudad, la Villa Aguas Claras a siete kilómetros es el lugar idóneo; cuenta con cincuenta habitaciones dobles, de ellas diez climatizadas, baño interior, restaurante, bar, piscina, servicios médicos, discoteca, servicio de guarda valores. Se pueden realizar paseos a caballo, cabalgatas con picnic, baños en el río, y cenas campesinas.

Palacio de Guasch Visitar el Palacio de Guasch y penetrar en los destellos del eclecticismo de Vueltabajo sobrecoge el corazón. Fue construido por las manos y con toda devoción por Francisco Guasch Ferrer, hombre polifacético, graduado de medicina, conocedor por autodidactismo de veterinaria, geología, ciencias naturales, arquitectura, además de ser políglota al hablar siete idiomas, colombófilo entusiasta, escritor y publicista, conocimientos que desplegó a la par que se desempeñaba como médico en la ciudad de Pinar del Río.

Este “palacio” se comenzó a construir en 1909. No se contrató a ningún maestro de obras o cuadrilla de trabajo, sino que fue edificado por el propio Guasch. Sobre su originalidad la arquitecta Nidia Saavedra han planteado:

“(...) Es imposible filiar la construcción a una corriente estilística específica que no sea a un eclecticismo al modo Guasch de gran fuerza donde tomó, reinterpretó y empleó a su modo, elementos de disímiles culturas que conoció, mezclando elementos de la Edad Media, el Renacimiento, el Gótico, el Románico, Islámico, Egipcio, Bizantino, Musulmán, etc. Así como, concepciones retomadas por el movimiento Art Nouveau y mudejarismo en España, por lo que se reconoce el estilo Guaschesco con influencia en la arquitectura posterior pinareña.”39

Hoy Museo de Historia Natural, luz del conocimiento que permite recorrer la hermosa naturaleza del occidente cubano, recogida con maestría dentro de sus amplias salas, que un día fueron quimeras para su constructor y hoy es una obra orgullo de las actuales generaciones.

Teatro José Jacinto Milanés El Teatro José Jacinto Milanés, de estilo neoclásico tardío, se comenzó a construir en 1845, siendo nombrado, Lope de Vega. En sus tablas, actuaron numerosas compañías de prestigio internacional a lo largo de su historia. En 1880, fue vendido a Dionisio Félix del Pino Díaz, quien lo remozó haciéndose de mampostería con características similares al de hoy. Al producirse en 1898 el abandono de la ciudad por parte de las tropas españolas, tras la conclusión de la guerra de independencia y ante el fervor revolucionario, cambia el nombre del dramaturgo español, por el actual del sufrido poeta matancero. En 1967 se realiza la reparación más grande de su historia; tras ocho años de esmerados trabajos, se reabre el 3 de octubre de 1975.

Museo Provincial de Historia Contiguo a este edificio, se puede apreciar todo el pasado de esta provincia al visitar el Museo Provincial de Historia, ubicado en lo que fue la sede del Gobierno Provincial. Instalación construida en 1874, joya de la arquitectura neoclásica, con su gran portal sostenido por grandes columnas rodeado de hermoso muro delimitador con la acera. Su interior presenta grandes salas y pasillos que bordean un majestuoso patio rectangular, donde conviven los gorriones (Fringillidae) que al amanecer y atardecer salen o entran a sus moradas, y al decir de la poetisa Dulce María Loynaz en su última visita a Vueltabajo: “aquí se esconde la melodía natural más dulce de la ciudad”.

Centro de Promoción y Desarrollo de la Literatura Hermanos Loynaz Desde 1990, se rinde homenaje en Pinar del Río a la premio Miguel de Cervantes y Saavedra, creadora de la obra antológica “Jardín”, Dulce María Loynaz. Gracias a la paciente labor desempeñada por el hijo de esta tierra, Aldo Martínez Malo, quién logró ganarse el cariño y la confianza de la diva del romanticismo cubano, que conllevó su deseo de que sus bienes y biblioteca fueran depositados en esta casa. Atesora y protege gran parte de su patrimonio literario y espiritual. Es una mansión típica de estilo neoclásico, donde el pueblo pinareño le rinde justo reconocimiento. En ella, se despliega toda la labor artística y literaria de los escritores vueltabajeros, logrando la consumación máxima en el evento bianual, que en su memoria organiza esta ciudad.

Parque de Independencia La que fue Plaza de Armas y centro de la ciudad durante el siglo XIX. Es hoy Parque de Independencia; rodeado de casas construidas en los dos últimos siglos. Presenta en su esquina sureste, la residencia donde vivió en 1844, el asesor titular de gobierno, Don Pedro Angelis, esta casa ha sido mudo testigo de la arquitectura doméstica colonial; rodeada de un maravilloso portal, rasgo distintivo de la ciudad, bordeado por una baranda sencilla de madera y hierro que lo limitan y un piso que se extiende como una alfombra de barro rojizo a los pies de las fuertes columnas toscanas. Hoy alberga en su interior el Centro Provincial de Artes visuales de Pinar del Río.

En el otro extremo del parque abriendo la calle Martí, se encuentra el hermoso edificio de la Colonia Española, inaugurado el 25 de julio de 1909, denominado en aquel entonces “Sociedad de Instrucción y Recreo de la Colonia Española” donde hoy radica el Joven Club de Computación Provincial y Electrónica.

Calle Maceo Aparecía en el plano de 1826 de Mariano Casadeval con el nombre de calle de la Cárcel, por estar ubicado dicho local penitenciario (aproximadamente donde hoy está la Casa del Habano, frente a la que fue cárcel Nueva, hoy, Fábrica de Tabacos Francisco Donatién)40 ; es un edificio estilo neoclásico, con altas columnas y espaciosa arquería, se comenzó su construcción en 1850 y se dio por terminado el 8 de mayo de 1859.

Hoy se mantiene la tradición secular de torcer el tabaco a mano. La experiencia generacional lo ha convertido en arte, lo mismo es trabajo para las mujeres que para los hombres; sólo es necesario que las hábiles manos del tabaquero le den forma a los puros pinareños marca “Vegueros”, de reconocida calidad por los fumadores internacionales.

Desde este portal, se puede apreciar el parque construido por acuerdo del Ayuntamiento del 20 de febrero de 1909, que da paso al monumental edificio conocido como, Audiencia de Pinar del Río, terminado el 17 de mayo de 1911, e inaugurado el 21 de julio del propio año. Dejando atrás la casa de justicia, dos cuadras más abajo, se levanta la Catedral de San Rosendo de Pinar del Río. Extraordinaria muestra de arquitectura eclesiástica, inaugurada como iglesia el 23 de marzo de 1883 y consagrada como catedral por monseñor Manuel Ruiz el 11 de diciembre de 1914. Su interior lo preside el Santo Patrono de Pinar del Río, “San Rosendo”, beato nacido en Valdesalas, Galicia, el 26 de noviembre del año 907 (siglo X). Fue en vida: obispo, guerrero y monje, muere el 1ro de marzo de 977, siendo declarado Santo por el Papa Celestino III. En la fecha de su deceso, se celebra en su honor la fiesta patronal.

Una bebida con frutas de la tierra Con ese olfato y tradición que tienen los españoles para el buen gourmet, en el año de 1892, un inmigrante vasco, Lucio Garay Zavala, inscribió un negocio licorero que sería la base de la exclusiva fábrica donde se produce la “Guayabita del Pinar”, bebida insigne de este territorio. Años después, con la ampliación del local, pasó a llamarse la industria manufacturera: “La Occidental”. Su bebida-licor quedó inmortalizada en la tonada de la orquesta “Original de Manzanillo”: “si no hay cerveza, vamo a tomar, Guayabita del Pinar.” Ésta se obtiene de la planta, guayabita del pinar “(Psidium guayabita), exclusiva de la parte occidental de Pinar del Río e Isla de la Juventud. Arbusto de flores blancas que da una fruta similar a la guayaba, del tamaño de una aceituna pequeña, con paladar agradable y bastante dulce.

Su producción responde a los procedimientos manuales de antaño desde la selección y preparación de la fruta, su fermentación en gigantescos toneles de robles curados con más de un siglo de accionar, provenientes de sus bodegas, hasta el proceso de extracción y embotellamiento.

En 1906, obtuvo el Premio de Comercialización; para 1911, recibió el “Premio de la Feria de La Habana”, y en 1924, conquistó “Medalla en la Exposición de Roma”.

Entornos de ensueños Pinareños, valor, de la ardua lucha se recoge por fruto la victoria, la conciencia del pueblo se ha hecho grande, y ascenderá triunfante hasta la gloria. Pinar del Río, Pinar del Río, Pinar del Río41

• No solo arquitectura presenta la capital pinareña, en sus alrededores se desarrollan lugares con altos valores estético- escénicos. Al norte, a tres kilómetros de la ciudad, se construye el Jardín Botánico, donde se representa toda la flora del territorio vueltabajero. Tras recorrer otros diez kilómetros más, encontramos el Hoyo del Guamá. Llegar a él, permite descubrir qué oculta la barrera de montañas que bordea por el norte e intercala entre la capital y Viñales. Aquí se abre una de las depresiones rodeadas de alturas pizarrosas o rocas metamórficas, que presenta en su interior un conjunto de pequeños mogotes, donde se han estudiado sesenta y cuatro espeluncas de origen fluvial; varias de ellas presentan evidencias arqueológicas de los primitivos habitantes. Sus pobladores se dedican fundamentalmente al cultivo del tabaco, el autoconsumo de viandas y la cría extensiva de puercos. Hacia su centro sur, se desarrolla una comunidad rodeada de típicos bohíos aislados, a la usanza campesina.

• En su extremo noroeste, a tres kilómetros río arriba, por el afluente, Los Pozos, nacimiento del río Guamá, en el punto conocido como, “Vuelta de la O”, sobre una falla, se desarrollan los cangilones del río homónimo. Sobre la roca metamórfica a lo largo de cien metros corren retozonas las aguas claras de la montaña, precipitándose en una pendiente de 45o al fondo de una poceta de dos metros de profundidad, invitación irresistible a su disfrute en tan paradisíaco recorrido.

• Finca La Guabina está en la premontaña, ubicada a quince kilómetros de la ciudad hacia el noroeste. Su ocupación se remonta a mediados del siglo XIX; en 1879 era dueño D. Joaquín Gómez de Molina, quién mantenía una explotación agrícola sobre la base del trabajo esclavo42 . A principios del siglo XX eran propietarias las herederas del Sr. Lamar, familia de origen español que radicaba en ese país. En 1951 el Sr. Antonio Ferro, rico propietario radicado en la ciudad, titular de varios negocios y comercios compró estas tierras, con crías cercanas a las trescientas reses de la raza Cebú y cuarenta cerdos.

• En 1958 se construyó el chalet dominguero de dos pisos que hoy sirve de hospedaje, este consta en la planta baja con sala, comedor, cocina y en la superior con cuatro cuartos amplios, con aire acondicionado y vista panorámica a través de grandes cristales, baños intercalados, y servicio de agua caliente, rodeados de un amplio pasillo con barandas desde donde se tiene una bonita vista de la presa Guamá, que rodea con sus aguas un lugar tan bucólico.

• Hoy está dedicada a la cría de sementales de caballos, con vista a la preservación de las especies como el Pinto Cubano, el Quarter Horse y el Appaloose. Las cabalgatas le permitirán acceder al hoyo del Guamá, o a una exploración exclusiva de hasta cinco días para conocer Viñales desde lo alto de su montura. La Chef de Cocina hará las delicias de sus huéspedes, el plato favorito lleva su nombre “Frijoles Blancos a lo María Antonia”.

Las tortugas tienen su paraíso Salir navegando desde La Coloma, tiene la emoción de sentirse Cristobal Colón, en el segundo viaje a este archipiélago, cuando partió con la proa de sus calaveras, el azul del Mar Caribe hasta la ensenada de Cortés.

La comodidad del recorrido expuesto al sol caribeño, le permitirá disfrutar acostado cómodamente sobre el techo de una embarcación, de un delicioso paseo leyendo su libro predilecto. Los Cayos de San Felipe, administrados por la “Empresa Nacional para la Protección y Conservación de la Flora y la Fauna”, están integrados por seis islotes con hermosas playas, altos valores florísticos y faunísticos, por lo que se le otorgó la categoría de: “Refugio de Fauna”.

Estos cayos se encuentran ubicados en la plataforma insular, al sur de la provincia de Pinar del Río dentro del archipiélago de Los Canarreos, a una distancia de treinta kilómetros del puerto de La Coloma. En ellos se pueden visitar y disfrutar, playas de arena blanca coralinas en los cayos: Juan García, Real, Sijú y El Coco, observación de flora con la presencia de complejo de vegetación de costa arenosa en todos ellos y bosque semideciduo en cayo Real. Son lugares con abundancia de fauna en vida totalmente silvestre. Entre las especies carismáticas a contemplar se encuentran: Caimán (Crocodylus acutus), Iguanas (Cyclura nubila), Carey (Eretmochelys imbricata), Caguamas (Caretta caretta), Torcaza cabeciblanca (Columba leucocephala) y la Jutía enana (Capromys san felipensis), especie exclusiva de esta cayería y en peligro de extinción. Pero no sólo de las maravillas en tierra se puede deleitar el osado navegante, es realmente un paraíso para la contemplación de sus fondos marinos que en la zona de cayo Los Indios, tiene ubicado alrededor de cincuenta puntos de buceo de los mejores del país. Durante varios años este lugar fue la sede de los eventos de FOTOSUB cubanos, a los que asistieron los mejores exponentes del celuloide submarino mundial.

Es por otro lado, una oportunidad exclusiva de conocer la ardua labor de los trabajadores del mar, que día a día dan lo mejor de sí en la captura de la codiciada Langosta y de los peces de escamas tales como el Pargo (Lutjanus analis), la Cherna criolla (Epinephelus striatus), la Rabirrubia. Todas tienen sus corridas por estas zonas del Golfo de Batabanó.

Además, la barrera coralina de Los Congris, considerada reserva de fauna le permitirá a lo largo de dos kilómetros realizar un espectacular snorkeling o puede visitar en cayo Real el exclusivo sendero denominado: “De costa a costa,” donde puede recorrer desde la parte meridional hasta la septentrional, y podrá conocer el hábitat de los cocodrilos en vida silvestre, recorridos diurnos para la identificación y preservación de nidos de quelonios, acompañado de una aventura nocturna para la observación de la puesta de estas especies, que ha convertido a esta cayería en uno de los destinos en El Caribe de los especimenes de Centroamérica; Otra experiencia inolvidable será conocer la técnica y realizar personalmente la observación y el conteo de iguanas.

Los atardeceres a lo lejos en el litoral es el colofón de un día donde no existe tiempo para el aburrimiento.