"Los techos verdes poco a poco han ganado aceptación en el mundo desarrollado como expresión de conciencia ecológica y por su capacidad de regulación térmica, lo mismo en temporada de invierno que de verano."
Puppy
"En espacios muy selectos de algunas ciudades europeas, los diseñadores urbanos han instalado jardines verticales que por un lado suplen el déficit de vegetación en áreas densamente construidas y por otro se convierten en agradables y frescos decorados."
"Techo del Chicago City Hall, histórico edificio en el que tiene su sede el gobierno de la ciudad."

Aunque los jardines verticales y en tejados no son una novedad, es por estos tiempos de más conciencia sobre temas como el cambio climático y la contaminación atmosférica en ciudades, que empiezan a ser utilizados por arquitectos y diseñadores como una contribución estética y de cuidado al medio ambiente. Los primeros ejemplos aparecieron en Alemania y actualmente más de cien ayuntamientos de ese país ofrecen incentivos para la construcción de cubiertas ecológicas, que pueden incluso tener un interés productivo, como pequeños huertos. Nuevos materiales y tecnologías ayudan a esta especie de moda cuyo principal freno todavía hoy es el peligro que acarrea a las construcciones, si no se evita que las raíces de las plantas penetren sus cubiertas o muros. Sin embargo, resuelta la cuestión de una correcta impermeabilización, empiezan a verse ejemplos viables en ciudades del mundo como la obra de Patrick Blanc, botánico y arquitecto francés que, imitando la naturaleza, diseña muros vegetales con plantas muy ligeras, irrigadas automáticamente con agua y nutrientes para que la planta no busque su alimento extendiendo y profundizando sus raíces. Usa una base metálica, una capa de PVC y otra de fieltro como soporte y así consigue que crezcan 30 plantas por metro cuadrado, sin sobrepasar los 30 kg de peso. Patrick Blanc es un botánico que trabaja para el Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS), de Francia, donde está especializado en plantas del sotobosque tropical y se le reconoce como el inventor de un sistema para crear jardines verticales, en forma de muro vegetal. En las sociedades actuales basadas en el dogma de la eficiencia económica y la competitividad internacional, los problemas ambientales globales son consecuencias de los modos de producción y consumo. El hacinamiento debido a este crecimiento desmedido, se traduce en un déficit de áreas verdes por habitante, mayor producción de residuos y contaminación ambiental. En las últimas décadas arquitectos, constructores y planificadores urbanos del mundo entero han empezado a recurrir a las azoteas verdes por su belleza, practicidad y capacidad para mitigar los extremos ambientales que imperan en los techos convencionales. Las azoteas verdes modernas colocadas deliberadamente para mantener la vegetación en un medio de cultivo, son un fenómeno relativamente reciente. Sin embargo, en los países escandinavos han usado techos de pasto por muchos siglos. La tendencia moderna comenzó cuando Alemania desarrolló los primeros en la década de 1960 y ahora se han difundido a muchos países. Se calcula que alrededor del 10 % de los techos en Alemania son verdes. Con la disponibilidad de materiales especiales, modernas y duraderas membranas impermeables que atrapan el agua para la irrigación, facilitan el drenaje, soportan el medio de cultivo y resisten la invasión de las raíces, de año en año los techos verdes ganan más popularidad en Europa y EE.UU. El Chicago City Hall es un edificio histórico que alberga al gobierno de la ciudad y fue uno de los primeros techos verdes construidos en Illinois, en 2001. Su instalación allí tuvo como principal objetivo abrir a la población una vía de acercamiento directo a los beneficios de este tipo de cubierta, que por ejemplo es de muy favorables efectos como regulador térmico. La capacidad de plantas y árboles para absorber las emisiones de CO2, enfriar la atmósfera, filtrar el aire y retener el agua, ayudan a minimizar las consecuencias negativas del efecto albedo o efecto isla de calor urbano, fenómeno responsable del incremento de la temperatura dentro de los limites de una ciudad, producto del calentamiento de los gases de vehículos y aparatos de aire acondicionado, así como por la energía solar absorbida por las superficies urbanas. Cuando la lluvia cae en un techo convencional, resbala por los acantilados artificiales de la ciudad y corre por cañones igualmente artificiales hacia desagües pluviales donde no se absorbe ni se filtra y escapa casi sin tropiezos. En contraste, un techo viviente hace las veces de dehesa: absorbe y filtra el agua, frena su carrera e incluso almacena una parte para algún uso posterior, lo que contribuye a reducir el riesgo de desbordamiento de alcantarillas, prolonga la vida del sistema de drenaje urbano y devuelve agua limpia al manto acuífero circundante. Ante todo, no podemos perder de vista que los techos vivos son habitables y rescatan lo que hoy, en esencia, no es más que un espacio negativo dentro de la ciudad, para convertirlos en una cadena de islas elevadas y conectadas con el campo circunvecino. Grandes y pequeñas especies han ocupado los techos vivos. El aeropuerto de Frankfurt (Alemania), la Biblioteca Pública de Vancouver (Canadá), el Centro de Danza Laban (Londres), el Palais Omni Sports en Paris-Bercy (Francia) y el techo del Banco Santander de Madrid (España), son algunos ejemplos notables de esta tendencia ecologista actual. Aunque el costo promedio por la instalación de un techo verde pueda ser dos o tres veces superior al de uno convencional, a la larga resultará mucho más barato debido, en gran medida, al ahorro de energía, por ejemplo, para climatización. Asimismo, la vegetación protege el tejado de la radiación ultravioleta y prolonga su tiempo útil, además de requerir una atención distinta, semejante a la jardinería de bajo mantenimiento. La creación y transformación de espacios en jardines verticales y azoteas verdes, atiende importantes beneficios, debido a la utilización de tecnologías alternativas energéticamente eficientes y productivas que, mediante la integración de un sistema basado en patrones naturales y el aprovechamiento de recursos locales, favorecen la calidad de nuestras vidas y de las generaciones futuras.

Puppy Esta es una escultura del arquitecto norteamericano Jeff Koons, instalada en el acceso al Museo Guggenheim de Bilbao, desde 1997. Se trata de un Terrier de doce metros y medio de altura, armado en acero y revestido de arcilla y flores, que se soporta sobre una estructura metálica de cuatro pisos, con un sistema de irrigación interna. La estructura metálica está cubierta de tierra y protegida por un manto geotextil perforado, en cuyos orificios se insertan las flores que cubren esta espectacular obra. En verano tiene mil colores y en invierno está completamente verde. La vida de la escultura de Jeff Koons se extingue y se renueva dos veces por año, el período que tardan las flores invernales o veraniegas en brotar, crecer y marchitarse. Puppy fue instalado por primera vez en los jardines del castillo de Arolsen (Alemania) en 1992 y en 1996 permaneció ante el Museo de Arte Contemporáneo en Sydney (Australia ).