El Caribe. El largo camino hacia el turismo sostenible
El Caribe busca convertirse en la primera zona de turismo sostenible del mundo, en vista de que la industria de la hospitalidad es un sector estratégico y vital para la economía regional. A ello se añade que los asuntos medioambientales ejercen una creciente influencia en las decisiones de compra de muchos viajeros, una vez que aprecian el cuidado del entorno como un importante valor añadido. El éxito del turismo pasa por el reconocimiento de su impacto actual y futuro en el medioambiente, la sociedad, la cultura y la economía; la correcta utilización de los recursos que atraen a los visitantes y su preservación para el bienestar de las generaciones venideras; de lo contrario, los viajeros que visitan el Caribe, podrían desviarse a otros destinos. Conservar el flujo turístico necesario para mantener la seguridad económica demanda preservar los recursos naturales, principal atractivo para quienes viajan al Caribe en busca de paradisíacas playas, clima agradable y paisajes tropicales. Todo ello está en peligro, si no se protege con urgencia, lo que obliga a hacer del turismo sostenible una estrategia de desarrollo económico para que el Caribe siga siendo competitivo como destino y mantenga su potencial comercial. Única opción de supervivencia Para la Organización de Turismo del Caribe (CTO, según sus siglas en inglés), la definición de turismo sostenible engloba tanto elementos ecológicos como socioculturales y económicos, de ahí que la explique como el uso óptimo de los recursos naturales, culturales, financieros y humanos para el bienestar del desarrollo nacional, sobre la base de los principios de equidad y sostenimiento propio, a fin de ofrecer a los visitantes una experiencia única y una mejor calidad de vida a la ciudadanía. Se trata de la opción vital para la supervivencia de la industria turística caribeña, independientemente del tipo de mercado que se busque, afirma la CTO. El concepto ganó protagonismo tras la realización en 1992 de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, Brasil, teniendo en cuenta el íntimo e indisoluble vínculo entre turismo y medio ambiente. Este nexo se hace más notorio en el Caribe por su alta dependencia del turismo, que genera el 13 % del Producto Interno Bruto (PIB) y da empleo al 15 % de la población, así como por la vulnerabilidad de la zona ante las consecuencias del cambio climático. Itinerario Desde hace más de una década la región se afana en la materialización de la zona de turismo sostenible en aras de la conservación medioambiental y la preservación de las culturas autóctonas. Así, en 1996, durante la segunda reunión ordinaria del Consejo de Ministros de la Asociación de Estados del Caribe (AEC), en La Habana, se acordó trabajar hacia la pronta creación de la Zona de Turismo Sustentable del Caribe y fue constituido el Comité Especial encargado de velar por su establecimiento. En abril de 1999 la II Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la AEC adoptó la Declaración de la Zona de Turismo Sustentable y un plan de acción para implementarla. Ese encuentro, celebrado en la capital dominicana, Santo Domingo, reconoció que la realización de ese propósito depende de una «persistente voluntad política». Dos años después, en ocasión de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno en Isla Margarita, Venezuela, fue firmado el convenio para dar vida a la Zona de Turismo Sustentable del Caribe. Desde entonces la urgencia de su creación persiste en el candelero, como se corroboró en la segunda reunión de ministros de turismo, celebrada en la ciudad colombiana de Barranquilla, en abril pasado; con la participación de los 25 países miembros de la Asociación de Estados del Caribe. La cita aprobó trabajar en pos de una zona de turismo sostenible en el Caribe, promover la región como un multidestino y desarrollar políticas conjuntas para incrementar los beneficios de la industria de cruceros, entre otras líneas programáticas. El encuentro dio continuidad a la reunión celebrada en octubre de 2006 en La Habana, que fomentó un plan de acción para el desarrollo de la industria turística en el área y trazó estrategias en aras de promover el turismo sustentable. «Como la región de mayor dependencia del turismo en el mundo –afirma la Declaración de Barranquilla– nos comprometemos a identificar, evaluar y tomar las acciones necesarias para impulsar proyectos centrados en la eficiencia energética y las fuentes renovables de energía, así como la adaptación al cambio climático.» Afectaciones desmedidas Los impactos del cambio climático en el Caribe ponen en serio peligro al turismo, por lo que la región reclama acciones para revertir esos efectos y ha solicitado se le declare por la Organización de Naciones Unidas (ONU) «área especial en el contexto del desarrollo sostenible». Resulta una situación paradójica teniendo en cuenta que el Caribe no figura entre los principales causantes del calentamiento global, pero recibe afectaciones desmedidas del cambio climático; entre ellas el aumento de la temperatura de la superficie marina, la sobreelevación del nivel del mar, la erosión de las costas; y un alza en la intensidad y frecuencia de huracanes, inundaciones y sequías. Cómplice del cambio climático La crisis ecológica es consecuencia también del turismo masivo al que se ha adherido la región durante años, sin calcular con toda la presición y rigor los costos ambientales y sociales de este proceder, lo que ha hecho en algunos casos que la actividad turística se haya tornado depredadora y cómplice del cambio climático. Acciones puntuales Ante esta difícil situación, gobiernos, empresas, instituciones y sociedades están tomando conciencia del problema y actúan en consecuencia, incentivando prácticas sostenibles en el turismo. A nivel institucional, resaltan como acciones puntuales la adopción por la CTO y la Asociación de Hoteles del Caribe (CHTA) de una plataforma para que los hospedajes turísticos implementen iniciativas de eficiencia energética y generen sus propias fuentes de energía renovable, en tanto el Banco Interamericano de Desarrollo y la National Geographic Society, acordaron promover programas conservacionistas. Asimismo, República Dominicana, Barbados, Turcos y Caicos, Bahamas y Jamaica perfilarán estrategias comunes frente a fenómenos extremos como parte del proyecto de Manejo de Riesgos de Desastres Naturales para el Turismo Sostenible en el Caribe. No obstante, muchos países aún carecen de políticas afines a estas necesidades. Cuba, sin embargo, constituye un referente bajo el principio de que el turismo sostenible se «fundamenta en que este se efectúe de modo tal que armonice el empleo eficaz de las potencialidades estéticas, recreativas, científicas, culturales y de cualquier otra índole de los recursos naturales que constituyen su base, con la protección de estos recursos y la garantía de que puedan proporcionar iguales o superiores beneficios a las generaciones futuras». «Se basa, además, en el respeto a la cultura nacional y sus expresiones territoriales y en la integración de las poblaciones locales al desarrollo de sus actividades, contribuyendo así a la elevación de la calidad de vida de los seres humanos.»