Un verdadero paraíso de 42 kilómetros cuadrados aislado del mundo al norte de Holguín, en el oriente cubano.

Con muelle propio y el 65 por ciento del territorio cubierto de jungla tropical, lagunas interiores y playas como existen pocas en todo el Caribe, Cayo Saetía es uno de los parajes más cautivantes de la geografía caribeña. En total libertad habitan colonias de antílopes, búfalos de agua, venados, avestruces, cebras y otras especies que fueron introducidas allí con todo éxito y cuyas colonias constituyen el principal atractivo de las exploraciones y jeep safaris que se organizan en el lugar. Pequeñas caletas de arenas doradas, fondos submarinos intactos y una naturaleza como en el alba de los tiempos, le hacen un destino inigualable para románticos y viajeros con alma de Robinsones, ese tipo de seres atraídos por la filosofía del buen salvaje, que busca olvidarse de todo y hacerse de un buen refugio donde pasar unos días sin más nada en mente, que solazarse y disfrutar. Se dispone de un buen alojamiento integrado por cabañas independientes y un restaurante con menú internacional, mariscos y cortes de carnes exóticas; además de todas las facilidades de la vida moderna. La comunicación con el exterior se realiza a través de un helipuerto, por vía marítima y a través de un viaducto que conduce hasta el acceso terrestre del cayo. Excursiones al Delfinario de Bahía de Naranjo y al Parque Cristóbal Colón, donde está ubicado, en Cayo Bariay, el punto exacto por el que se asegura desembarcó el almirante por primera vez en 1492 en suelo cubano, son algunas de las excursiones a mano desde este cautivante paraíso terrenal.

«…nunca tan hermosa cosa vide, lleno de árboles todo cercado el río, hermosos y verdes y diversos de los nuestros, con sus flores y con sus frutos, cada uno de su manera; aves muchas y pajaritos que cantaban muy dulcemente…»

Cristóbal Colón 28 de octubre de 1492,