El sommelier belga Cuno Van’t Hoff era un experto en computación, aunque a la par le gustaba catar gran cantidad de vinos. Como él mismo reconoce, “me tomó diez años darme cuenta de que prefería trabajar con materiales `vivos`, en vez de computadoras”. 

Tras visitar gran cantidad de viticultores, hacer listas para familiares y amigos con los vinos mejor valorados y los que “hay que beber una vez en la vida”, comenzó a publicar artículos en Internet y a ganar lectores. Al final, un día decidió vender su negocio tecnológico y centrarse en el periodismo vinculado al mundo de los vinos. 

“He realizado muchos estudios sobre vinos y enología desde Sudáfrica hasta Australia y Francia. Comencé a escribir mis propias guías sobre vinos, y terminé haciendo la mayor que se ha publicado en los Países Bajos.  

“Actualmente soy uno de los principales escritores sobre el tema vinícola en Benelux (Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo). Degusto aproximadamente 7 500 vinos cada año. Viajo alrededor del mundo, a cualquier lugar donde haya uvas. Escribo mis artículos para varias revistas y tengo una columna semanal en el Dutch Financial Times (Het Financieele Dagblad). 

“Además, soy uno de los miembros del jurado en un programa culinario de la televisión holandesa, miembro del jurado para el Concurso Vinícola Internacional en Londres y Tokio. Le imparto clases a alumnos de hotelería y sommelieres. También soy consultor de cadenas de hoteles, aerolíneas, restaurantes y bares”.

¿Qué le viene a la mente cuando tiene que recomendar un maridaje entre vinos y Habanos?

El aspecto más importante cuando se trata de maridar Habanos y vinos es la textura. La sensación que causan ambos productos en la boca. Por un lado, los vinos blancos pueden tener una textura suave, sedosa y cremosa, con cierta acidez. Por el otro, los vinos tintos pueden tener un sabor astringente, picante y amargo. 

Esa es exactamente la misma sensación que pueden causar en tu boca los Habanos y sus diferentes vitolas. Suave y sedoso por un lado. Amargo, picante y un poco ácido por el otro. Cuando se hace el maridaje, la pregunta es qué deseas lograr. ¿Equilibrio? En ese caso buscarás un acuerdo entre ambos: suave y cremoso. O contraste: poderoso y picante.  Dos ejemplos cuando se trata de equilibrio: los vinos ligeros, suaves y digestivos son la compañía perfecta para, por ejemplo, la relativamente suave serie Montecristo Open o un agradable Hoyo de Monterrey. Los pesados y picantes vinos tintos funcionan perfectamente con un Cohíba, Partagás, Bolívar o Ramón Allones.

¿Qué sugeriría para maridar con una marca de Habano como Trinidad? 

Trinidad tiene un sabor de medio a fuerte. Es picante, con un poco de café y aroma de chocolate. Sería perfecto un Bordeaux tinto de buena calidad y bien balanceado. Tengamos en cuenta que necesita 50/50 Cabernet Sauvignon y uvas Merlot, y quizás un poquito de Petit Verdot/Cabernet Franc. Sin sobredosis de roble. Esto dará potencia suficiente para el Trinidad, algunos aspectos frutales, picante y un poco de champiñón/café. ¡Puede ser un maridaje delicioso!