Rodando de isla en isla

Extendidas sobre más de dos millones 750 mil kilómetros cuadrados en el Caribe, las tierras que salpican estas cálidas aguas tropicales del Océano Atlántico brindan al visitante una alternativa sin par en ninguna otra latitud: disputar, o mejor, deleitarse con un particular torneo de golf en el que puede hacerse rodar la pelota de isla en isla y encontrar en cada una de ellas desafíos inéditos y experiencias de juego desconocidas.

Un buen punto de partida para este recorrido golfístico lo constituye Puerto Rico, isla de forma casi rectangular y con cerca de nueve mil kilómetros cuadrados localizada en el Caribe Occidental y a la que muchos consideran una plaza ineludible en materia de golf en la región. Tal distinción la avala el hecho de contar con 24 campos, la mayor parte de éstos de la más alta calidad; y cuyos diseños responden a la autoría de arquitectos de la talla de Robert Trent Jones, George y Tom Fazio, Jack Nicklaus, Arthur Hills, e incluso del campeón puertorriqueño, Chi Chi Rodríguez. Al igual que en otros muchos sitios del Caribe, los campos aquí son proezas de arquitectura paisajística y están distribuidos por todo el territorio del país asociados a resorts hoteleros en algunos casos y en otros casos no; con bunkers en abundancia, riesgos de agua, trampas de arena, árboles frondosos, colinas y muchos otros detalles y complejidades. Los prevalecientes vientos alisios son un ingrediente que hacen que los campos de golf de Puerto Rico sean de los más demandados por los amantes de este deporte; sobre todo en los casos del espectacular Conquistador (en el noreste del país); el Dorado del Mar, en un hotel que posee la piscina más larga del mundo; el Costa Caribe Golf and Country Club, en la sureña Ponce; o el Legado Golf Resort, un campo complementado hoy por el River Course, el primer proyecto en el Caribe del gran golfista australiano Greg Norman. Jamaica, el destino del año La innegable pujanza borinquen en este ámbito no impidió que el pasado año Jamaica fuera considerada por más de 300 miembros de la Asociación Internacional de Turoperadores de Golf (IAGTO) como Destino de Golf del Año para el Caribe y América Latina. En sus 240 kilómetros de largo, además de playas de ensueño, Jamaica atesora una docena de campos de golf que, por estar situados en los más diversos y pintorescos paisajes, han convertido a la isla en un verdadero atractivo para jugadores de todo el planeta, muchos de los cuales han mostrado su inclinación por el Half Moon, diseñado por Robert Trent Jones, o el Club de Golf Cinnamon Hill, de Von Hagge, Smelek and Baril. Eso, sin olvidar el Club de Golf de SuperClubs, un curso de 18 hoyos concebido por el canadiense Robert Motte y mundialmente famoso por su diseño desafiante y los múltiples hoyos ciegos que retan al jugador; o el Tryall Club, en Montego Bay, un par 71 de 6 920 metros construido sobre la base de una antigua plantación de caña de azúcar. República Dominicana, golf de lujo Otro destino emblemático del turismo caribeño de sol, playa y naturaleza, la República Dominicana, puja también por colocarse a la cabeza de los sitios de golf en esta parte del mundo. Más de treinta campos conforman la propuesta de la tierra del merengue para los golfistas, entre quienes goza de muy buena aceptación el Diente de Perros, un curso impresionante dentro del famoso resort Casa de Campo y en cuyo diseño Pete Dye insertó siete hoyos junto al subyugante Mar Caribe. Los once hoyos restantes son una obra maestra diabólica de vueltas y revueltas. En zonas interiores, también se distribuyen algunos de los terrenos fabulosos del circuito dominicano del golf, y si bien su telón de fondo no es el azul turquesa de las playas, son ideales para la temporada muy tórrida de junio, julio y agosto, porque están en medio del monte puro, con árboles que les proveen de sombra, aromas y frutas tropicales. A través de la costa norte, desde Luperón hasta Las Galeras, tomando como eje el balneario de Mar del Plata, los golfistas o cualquiera que se sienta identificado con este deporte, encontrarán opciones muy recomendables en Hacienda Golf, Los Mangos, Playa Dorada, Costa Azul, Playa Grande, Nagua y Loma de Chivo. Hay campos de distancia media con calles y greens más francos y accesibles –los mejores para handicaps medios y bajos–, como otros que exigen de más habilidad y cabeza, de golpes más largos y mejor intencionados, pues en el diseño se incluyeron accidentes que hacen las pruebas más desafiantes, como pendientes, cuestas, quebradas y hasta vueltas que se cumplen justo al borde del mar como en Playa Grande, donde se juega un campeonato par 72 desde que fue inaugurado en 1997. Hacienda de Golf, es la joya golfística del norte dominicano, pues cuenta con tecnología avanzada para esta especialidad deportiva y la bien conocida ventaja de tener doble nueve hoyos, lo que permite competiciones simultáneas en dos direcciones diferentes, sin interferencias en las partidas ajenas; y ubicarse en las proximidades de Hacienda Resort Hoteles, una instalación de alto estándar para turistas convencionales y golfistas. Camino al este, donde se encuentran Bávaro y Punta Cana, en nuestros días la zona turística más extensa, mejor concebida e integral de todo el Caribe insular, aparecen entonces maravillas como el nueve hoyos White Sands y el Cocotal Club & Country Club, un elegante 18 hoyos par 72 con otro campo anexo de nueve hoyos que diseñó el español José Pepe Gancedo y que, por su área de aproximadamente dos kilómetros cuadrados, está entre los mayores terrenos de la región. El Punta Blanca Golf Club es también aquí de mención ineludible, como el llamado Corales Golf, el cual fue diseñado por Tom Fazzio, quien hizo del agua uno de sus principales handicaps y a la vez uno de sus grandes atractivos, junto al hecho de haberlo integrado a los jardines que rodean al hermoso complejo de Punta Cana Resort & Club. En correspondencia con su estilo de excelencia y diversidad, tanto para turistas convencionales como para quienes se acogen a paquetes especializados, el complejo Meliá Tropical y Meliá Caribe Beach, Spa & Golf Resort, tiene un fabuloso y complejo terreno de 18 hoyos par 72, preparado para la realización de campeonatos al más alto nivel y en el cual hay, además, un campo de 9 hoyos para principiantes y tiene sede la Academia Internacional de Golf, lo que aprovecha esta institución para hacer gestión pública a través de cursos y diferentes opciones de juego. El ABC del golf caribeño Conocidas como las islas ABC, las sureñas Aruba, Bonaire y Curazao son también destinos donde el jugador de golf puede combinar el juego de su preferencia con el más pleno disfrute de las actividades acuáticas y subacuáticas. De irregular geografía, y por consiguiente muy diversos paisajes naturales, Aruba tiene en Tierra del Sol, su primer campo de categoría mundial, un magnífico exponente de las posibilidades de aprovechamiento de los alrededores excepcionalmente agrestes, lo cual a su vez lo hace cautivante por su paisaje muy singular. Otro curso imperdible es el de Los Campos, un recorrido de nueve hoyos con diseño tropical creado alrededor de un lujoso resort y que ofrece la posibilidad de divertirse, pero a la vez de comprobar la pericia técnica de cada jugador, obligado a jugar más con la cabeza que con los brazos. Barbados es otro de los destinos insulares caribeños donde pueden combinarse unas vacaciones de descanso en playas de arena fina y aguas cálidas con la práctica del golf de clase mundial. En la más oriental de las Antillas Menores, el Royal Westmoreland y el Sandy Lane Golf Club son los dos campos más famosos, pero hay muchos más disponibles para el turista, a quien tampoco le serán ajenas la famosa Cueva de Harrison o el Barbados Jazz Festival, con actuaciones en vivo siete noches seguidas; o los Jardines de Andrómeda y las carreras de caballos de la Sabana de la Guarnición.