LIDO ANTHONY IACOCCA (I)
Fue discriminado de niño con el mote de bachiche un término despectivo aplicado a los estadounidenses de origen italiano. Siempre fue un estudiante destacado, así pudo ganar una beca para estudiar ingeniería mecánica en la Universidad Lehigh de Pensilvania. A los dos años paso a ingeniería industrial. Se graduó además en ciencias empresariales y estudio cuatro años de psiquiatría y psicología en ocho trimestres seguidos sin tomar vacaciones. El no ser admitido como soldado durante la II Guerra Mundial por haber padecido de fiebre reumática, le permitió dedicarse por completo a sus estudios. Por entonces, el joven Iacocca poseía un Ford de 1938 que botaba los cambios en las lomas de Lehigh. Él pensaba que si la Ford fabricaba un auto tan malo, algún dia necesitaría su ayuda. Así fue, ya que la compañía, necesitada de personal joven y talentoso, creó un programa de 50 becas para los mejores estudiantes entre 50 universidades escogidas; uno de los seleccionados fue el joven Lee. Ya becado por la Ford hizo el postgrado en la Universidad Princeton, donde uno de los profesores era nada menos que el genial físico-matemático Albert Einstein. En esta universidad estudió además, Plástica, Ciencias Políticas e Hidráulica. En Agosto de 1946 ingresa en la planta de la Ford en River Rouge, Dearborn Michigan. Allí conoce todo el proceso de fabricación de un automóvil. Era presidente entonces Harry Bennet, impuesto por el viejo Henry Ford, ya fallecido, en contra de su propia familia. El estado financiero de la empresa andaba muy mal, tanto que pensaban descontinuar el joven Mercury, nacido en 1939. Henry Ford II, el mayor de los nietos toma el mando al desmovilizarse de la Marina de Guerra, con él se incorpora un grupo de 10 jóvenes oficiales procedentes de la Dirección de Control Estadístico de la Fuerza Aérea. Les apodaron “The Whiz Kids” (Los fenómenos) y entre ellos estaba Robert S. McNamara, quien fuera presidente de la Ford y luego Secretario de Defensa del gobierno del presidente John F. Kennedy. Este grupo cambió toda la política financiera de la Compañía. En 1953 Lee Iacocca era un dirigente de ventas en Filadelfia donde logró el 1er. lugar de la Ford a nivel nacional. Su estrategia impresionó a McNamara y lo nombra Director del Distrito Washington D.C. Por esa época inicia su noviazgo con quien fuera su esposa de siempre y madre de sus dos hijas, Mary McLeary y se casan el 29 de septiembre de 1956. A fines de 1959 sale al mercado el nuevo compacto de la Ford llamado Falcon, que vende en su primer año, gracias a la nueva política de marketing de Iacocca, 417 000 autos. McNamara que fue el padre de este económico auto, ya es presidente de la Ford y nombra a Iacocca su Vice y además Director General de la División Ford. Luego McNamara pasa al nuevo gobierno. Lee ya pensaba entonces que la plataforma del Falcon podría servir para construir sobre ella un auto deportivo que estuviera al alcance de los bolsillos más jóvenes. Así comienza a gestarse el popular Ford Mustang, que ve la luz el 9 de marzo de 1964 basado en un diseño del joven Dave Ash. Todos conocemos del éxito de este novedoso auto que en su primer año vendió nada menos que 418 812 unidades. Como en la división Lincoln Mercury las cosas no andaban bien, Iacocca manda a utilizar la plataforma y casco básico del Mustang para producir otro deportivo, un poco más lujoso y mejor equipado bajo la marca Mercury; este se llamó Cougar, se vendió muy bien y salió al mercado en 1967 junto al nuevo Marquis. Por ese entonces el auto más lujoso de la compañía era la versión Continental del Lincoln que no tenía nada que ver con el exclusivo Mark II de 1956. Había llegado el momento de ofrecer en 1968 un verdadero sucesor: el Continental Mark III. La demanda fue mas allá que la oferta, ya que este superlativo auto se producía en cantidades limitadas. El 10 de diciembre de 1970 Lee Iacocca es nombrado presidente del 2do. imperio automotriz del mundo; la Ford Motor Company. Todos los méritos y honores, radio, televisión y prensa eran para el bachiche Lido, quien además se había convertido en el principal accionista de la compañía. Esto fue demasiado para Henry Ford II que ya comenzaba a padecer de problemas cardiacos y veía a Iacocca como el futuro amo y señor de una empresa que siempre había pertenecido a su familia. Ordena entonces investigaciones financieras de todo tipo, pero nada, nada apareció nunca que pudiera incriminar a Lee en algo fuera de lugar. El 15 de octubre de 1978, el día que Iacocca cumplía 54 años, lo cita a su oficina y le pide la renuncia. Lee le pide una explicación, ya que en esos últimos años la Ford había disfrutado de los mayores años financieros de su historia. Henry II, al verse acorralado, pues no tenía argumentos, le contesta: “Porque no me caes bien” En esos días el conocido periodista Nicholas Von Hoffman escribió: “Si un hombre como Iacocca no tiene el empleo seguro, que puede pasar con el de ustedes?”.