Jericoacoara. Brasil, Una playa de película
Aguas cálidas y transparentes, altas dunas, cocoteros y hospitalidad, se suman aquí a algo único del lugar, unas puestas de sol tan espectaculares, que para muchos son las mejores que se puedan ver en todo el planeta.
Con la idea de compartir el espectáculo de las puestas de sol con gente de cualquier lugar del mundo, en 1999 fue estrenada en este rincón del nordeste brasileño la ya famosa Villa Kalango, considerada entre los diez mejores hospedajes del país y una de las locaciones preferidas por cineastas y realizadores que buscan un cierre de atardecer romántico y dorado para sus historias. Decoradas con buen gusto, en medio de la exuberancia de la vegetación local, dispone de habitaciones espaciosas y confortables con vista al mar y a las dunas, en un área de más de 5 mil metros cuadrados de jardines tropicales. Cabañas y apartamentos con hamacas en los portales o balcones construidos a base de ladrillos de arcilla, techos de paja de palma carnaúva y pisos y muebles de madera de moracatiara y eucalipto, acercan estas confortables estancias al modo de vida de la localidad, aunque sin restarle elegancia y confort a los huéspedes. Jericoacoara está privilegiadamente dispuesta en la llamada Duna de la Puesta de Sol (Duna dô Por do Sol) y aunque es una playa mucho menos famosa que las que rodean a Río de Janeiro, cada quien que la conoce queda enamorado de ella y por ahí parece estar el éxito de Villa Kalango. El Spa, la piscina tipo laguna rodeada de tumbonas y una amplia variedad de deportes náuticos, resultan excelentes opciones de relax durante unos días de visita o estancia en el lugar que se dice tiene, los más bellos atardeceres del mundo.