SPA El reino del Bienestar
Siglas de Salus per Aquam o topónimo de una ciudad belga famosa desde la era romana, este término se identifica con calidad de vida y salud. Hoteles de alta categoría han acogido esta modalidad de servicios como complemento insoslayable y hasta pueden encontrarse en aeropuertos, restaurantes y barcos, donde se combinan tratamientos milenarios asociados al agua con avances de la ciencia, tradiciones diversas y mucha creatividad.
Alejar el estrés, tonificar la piel, entonar el cuerpo, relajarse, reponer fuerzas y energías, constituyen las grandes promesas de los Spas en el mundo, que cada vez más constituyen un atractivo en la oferta hotelera internacional y gana lugar en las expectativas y objetivos del viajero, junto al conocimiento de nuevos lugares, el ocio y el logro de buenos negocios. De tal manera y aún cuando siguen creciendo las ofertas de lujo o superior, los Spas van dejando de ser un servicio sólo para ricos, pues las vacaciones en este tipo de instalaciones se adaptan hoy a todos los bolsillos y ponen a disposición una larga lista de tratamientos y opciones. Los principios básicos del Spa tradicional se basan en los estímulos por el agua y los circuitos de hidromasaje, de sudoración y contraste –saunas, baños de vapor, piscinas o duchas a diferentes temperaturas; y pueden haber baños con sales, mineralizados y con extractos vegetales. Con el paso del tiempo, según países y culturas, y más pronunciadamente en los últimos años, se han agregado las más diversas modalidades, filosofías, productos y combinaciones de ciclos y tratamientos. Al ciclo del agua y a los masajes (que cubren una larga lista de tipos) se han sumado los fangos, aromas y hierbas; el Reiki, la acupuntura, la reflexología, la auriculoterapia, la bioenergética, la fitoterapia, la radiestesia, la gemoterapia, la paracromoterapia, la medicina china y otras terapias orientales como el yoga, el taichí, la meditación, la hipnosis, las dietas y hasta las llamadas flores de Bach, en un proceso de constante búsqueda e innovación que también ha ponderado el rescate de sistemas y técnicas ancestrales como el hindú Ayurveda o el temazcal mesoamericano, en todas las versiones y con todos los elementos o tratamientos imaginables: mascarillas o envolturas con algas, lodos marinos o volcánicos; vino, aceite, cerveza, chocolate, miel, café, caviar, aloe vera, cactus, placenta, leche de burra, cortezas y sumos de frutas. Hay Spas sólo para bebés y madres, para parejas, para hombres solos o mujeres y para ancianos. En Bélgica se anunció la apertura de un Spa para pacientes oncológicos en el balneario costero de Ostende. Aumentan los centros que ofrecen ictioterapia y donde pequeñas carpas sin dientes practican una pedicura natural como en Turquía y Japón un siglo atrás. Un Spa en Israel brinda masajes antiestrés con serpientes y en Venecia, algunos incluyen románticos tratamientos en góndola. De servicio «extra» a mandato Hasta hace unos años, el Spa en un hotel era un lujo, un servicio muy caro, exclusivo, casi en el borde del capricho. El concepto de Hotel o Resort Spa tampoco estaba muy extendido. Hoy ha escalado a la categoría de mandato en los hoteles de alto estándar y la demanda, incluso en tiempos de crisis, crece impulsada por fenómenos como la tendencia naturista y la aspiración a una vida con más salud y calidad. Según la International Spa Association (ISPA), entre 30 y 40 millones de norteamericanos visitan un Spa cada año, teniendo como principales motivaciones «reducir y aliviar el estrés, calmar el dolor en músculos y articulaciones y sentirse mejor consigo mismos». A nivel mundial, más de cien millones de personas hacen turismo específicamente para alojarse en un Hotel Spa. En España –uno de los líderes por detrás de Estados Unidos, Japón, Reino Unido, Alemania e Italia– más del 90 % de los establecimientos vacacionales de cinco estrellas cuenta con Spa, un servicio que eleva en 10 % la facturación para alojamientos de su tipo. Varias cadenas hoteleras han creado sus propias marcas de Spa, como Barceló con U SPA o Meliá con YHI Spa y Hoteles W con BLISS, lo que se ha convertido en una exitosa forma de atraer nuevos clientes y favorecer la repetición, elevar ingresos, diferenciarse de la competencia, acceder al mercado y a la promoción de sus servicios a través de catálogos especializados o la propia publicidad de agencias de viajes, touroperadores y líneas cosméticas. En Latinoamérica y el Caribe Todo nuevo gran hotel de ciudad o resort que abre hoy en la región tiene, muy arriba en su lista de servicios, un Spa moderno y frecuentemente innovador. Incluso, pequeños hoteles boutique incorporan la opción, aunque a menor escala. México, Brasil, Argentina, Perú y algunos países del Caribe lideran la renovación y vienen a confirmar que el Spa ya no es simplemente moda y ni siquiera tendencia, sino una opción con la que el cliente desea contar. En este sentido México ha vivido una verdadera revolución en la última década, cuando los Spa pasaron de 50 a cientos, con una derrama anual de 700 millones de dólares. La geografía de los Spa cubre ciudades como México, Guadalajara y Monterrey, y destinos turísticos como Cancún, Riviera Maya, Acapulco, Puerto Vallarta y Los Cabos. Una de las zonas más avanzadas es el Caribe Mexicano, donde estos centros, en un privilegiado entorno geográfico y hotelero, aprovechan recursos naturales locales como frutas, plantas y hierbas medicinales, así como técnicas heredadas de los antiguos Mayas. En esa tradición está el temazcal maya, un baño de vapor prehispánico basado en métodos de sanación ancestrales que conducen auténticos chamanes y que además de activar el organismo desata un profundo viaje emocional. Algunos de los Spas del Caribe mexicano son reconocidos internacionalmente y se ubican muchos de los mejores hoteles de la Riviera Maya, desde Cancún hasta Punta Allen y en general en todo el estado de Quintana Roo. Son famosos los establecimientos con este tipo de servicios en el Distrito Federal y también en el central estado de Guanajuato, que en este caso ponderan antiguas tradiciones, a tono con su carácter de ciudad histórica, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. En un rápido vistazo por la región latinoamericana, podremos encontrar Spas «de origen» como por ejemplo en Colombia, que aprovechan reconocidos elementos naturales locales, en este caso el café, utilizado para tratamientos faciales y masajes. Existen Spas que explotan sus privilegiadas ubicaciones en entornos únicos como los que funcionan en los alrededores del Volcán Arenal, en Costa Rica, y en el espectacular paraje de las Cataratas de Iguazú, que comparten fronteras con Brasil, Argentina y Paraguay. Exclusivos, originales, de aura ancestral y cercanos a lugares históricos como Machu Picchu, en Perú; o ultramodernos y muy suficientes como varios de los que han sido abiertos en Punta Cana y otros destinos de República Dominicana, los Spas cada vez más se integran a los servicios turísticos de la región. Hay Spas como pequeñas joyas en sitios paradisíacos y exclusivos, aislados y con oferta de lujo y muy personalizada, mezclando tranquilidad y aventura, como en Islas Turcas y Caicos, en Anguila, o el de muy reciente apertura en el Pueblo La Estrella en Cayo Santa María, Cuba, que ha venido a completar con un nuevo añadido el presitgio y calidad de este destino.
Tipos de Spas más comunes
Day Spa o Spa urbano: en centros urbanos, unas horas al día para tratamientos rápidos de relajación y ejercicios.
Spa de hotel o resort: el servicio de Spa es complementario dentro del establecimiento.
Hotel Spa o resort Spa: el establecimiento ofrece como principal servicio los tratamientos Spa.
Spa de bienestar: Wellness center o Spa terapéutico, orientado a mejorar la salud mediante hábitos alimenticios y de rutina saludables.
Spa médico: especializado en tratamiento de enfermedades.
Spa balneario: hotel especializado en el tratamiento tipo Spa, uso de aguas termales como método curativo.
Spa holístico: basado en la holística, ofrece tratamientos para el cuerpo, la mente y para encontrar la paz interior.
Spa de crucero: un servicio opcional o complementario al que los pasajeros pueden acceder mediante pago de suplementos.
Los grandes grupos de tratamiento son masajes (shiatsu, reductivo, terapéutico, sueco, reflexología, Vichy…), circuito hidroterapia, envolvente (cremas y sustancias en la piel), exfoliante, facial, piedras minerales y packs especiales (donde entran el chocolate, el vino, el oro y muchas otras innovaciones o rescates tradicionales). A ello se unen los curcos o clases (dieta, taichí, yoga, meditaciones, etc.).