VIAJAR AL CARIBE: ENTRE CRISIS, DESAFÍOS Y ESPERANZAS
Tras confirmar en 2011 la senda de recuperación, la industria turística caribeña apuesta a nuevos mercados e inversiones, a pesar de las respectivas crisis económicas que azotan a Estados Unidos y el Viejo Continente, importantes emisores de turistas a la región.
Las clásicas playas caribeñas ocultan entre sus cocoteros encantos seculares, pero también ciertas tensiones del mercado. Los turistas descansan a la orilla del mar, con fascinación similar a la del primer europeo que arribó a estas islas; pero, para disgusto de nuestros empresarios, el éxtasis no ciega a los visitantes a la hora de meter la mano en el bolsillo. Con una ideal ubicación geográfica, el Caribe ofrece todo el año un clima envidiable, una naturaleza de ensueño y atractivos culturales que embelesan a los visitantes.
Sin embargo, los nubarrones económicos afincados sobre el Viejo Continente y Estados Unidos, dos de los principales mercados emisores de viajeros, ensombrecen el despegue del turismo en la región. Desde varios países europeos permanece, incluso, deprimido el flujo de turistas. Y, a juzgar por los truenos, no es visible un rebote a corto plazo. ¿Cómo se explica, entonces, la recuperación turística iniciada en el Caribe hace dos años? ¿Cuáles son las claves de tal resistencia?
Buena arrancada en 2012
«Este año tendremos más de 1.000 millones de turistas, equivalente a una séptima parte de la humanidad, algo que nunca había ocurrido en la historia», declaró hace unos días el secretario general de la Organización Mundial de Turismo (OMT), Taleb Rifai, animado por un inicio de año mejor que lo previsto. En el primer trimestre del 2012, el flujo global de turistas creció 5,8 % en relación con similar etapa del año anterior. Los pronósticos anticipan un avance menor, entre 3 % y 4 % para todo el período, ligeramente por debajo del resultado de 2011. Pero al menos la arrancada estuvo en línea con los signos de reanimación de la industria mundial del ocio, que en 2011 movió 980 millones de turistas, para un crecimiento de 4,4 %, después de expandirse un 6,5 % en el 2010, que marcó el inicio de la recuperación global del sector.
Los países situados en el continente americano registraron un sólido avance de 6 % en los dos primeros meses y 4,2 % en el 2011. Aunque con menor vitalidad, al Caribe tampoco le ha ido mal. El año pasado recibió 20,7 millones de visitantes, para un crecimiento de 3,6 %, según el Barómetro OMT del Turismo Mundial, edición de marzo. A pesar de quedar por debajo de la media internacional, creció con más fuerza que en el 2010 (3,1 %). Centroamérica, bañada igualmente por el Mar Caribe, envía señales de participación cada vez más vigorosas: el arribo de turistas en ese subcontinente aumentó 4,8 % en 2011, luego de crecer 3,9 % en 2010. En los dos primeros meses del 2012 el número de visitantes creció 7 % en América Central.
Años antes, el turismo se había deprimido por la crisis económica global de 2008-2009 y otros conflictos. En 2009, el movimiento de turistas descendió 3,8 % en el mundo, 2,7 % en el Caribe y 7,4 % en América Central, de acuerdo con el Barómetro de la OMT.
Nubarrones en el horizonte marino
A pesar de la reanimación, persisten brumas en el horizonte. Los dos mercados principales del turismo antillano, América del Norte y Europa Occidental, continúan agobiados por dificultades económicas que lastran la emisión de turistas. En el Viejo Continente, España recién se sumó a la lista de países europeos que han recibido rescates financieros para evitar la quiebra generalizada de sus bancos. El desempleo de los españoles, en niveles récord, enfría la apetencia de playas o excursiones al otro lado del Atlántico.
También tiembla el Reino Unido, mayor mercado europeo para las Comunidad del Caribe (Caricom). Por tercer año consecutivo, cayó en 2011 la recepción de visitantes ingleses en la región. Las cadenas hoteleras y los turoperadores maldicen el impuesto aéreo británico (Air Passenger Duty) aplicado por Londres a los viajes al Caribe. El secretario general de la Asociación de Hoteles y Turismo del Caribe (CHTA), Alec Sanguinetti, denunció que por ese injusto gravamen han perdido 270 mil turistas por año desde el 2009. A pesar de las protestas, el Ministerio de Hacienda británico anunció este año un aumento de 8 % en el controvertido impuesto.
Por tal confluencia de factores, el arribo de turistas europeos casi se mantuvo plano en el Caribe durante 2011: creció apenas 0,6 % con relación a 2010, según reportes de la Organización Caribeña de Turismo (CTO, por sus siglas en inglés).
Tampoco le ha ido bien al flujo desde Estados Unidos, que aporta la mitad de los visitantes en la región. El turismo de estancia desde ese país hacia el Caribe creció un mediocre 1,7 % el año pasado. Canadá tomó el liderazgo entre los mayores emisores, con 6,8 % de avance sobre 2010. Cancún, Cuba y República Dominicana absorbieron a la mayoría de los canadienses. Como consecuencia, los países del área mostraron resultados dispares en 2011: desde los fuertes crecimientos de Curazao (13,9 %), Cuba (7,3 %), Aruba (5,6 %) y República Dominicana (4,4 %) hasta los pálidos desempeños de otras islas.
El país mejor posicionado del área, México, recibió el año pasado 22,7 millones de turistas, apenas 1,8 % sobre el 2010; retrocedió del lugar 10 al 12 en el ranking mundial. Pero en el actual año, el Caribe mexicano, con destinos como Cozumel, la Riviera Maya y Cancún, alojó casi tres millones de turistas en el primer cuatrimestre, un crecimiento de 7,9 % en ese indicador.
Para mayor tensión, los europeos que se animan a cruzar el Atlántico, gastan menos, debido a la incertidumbre y el estrés económico que dejaron a sus espaldas.
Mercados emergentes
La OMT confía en que el Caribe insular recibirá en el 2030 alrededor de 30 millones de turistas, un tercio más que el nivel actual, mientras que a Centroamérica llegarán 22 millones ese año, contra alrededor de 8 millones en la actualidad. En opinión del experto cubano Miguel Figueras, América Central será la próxima estrella del turismo regional. Antes brillaron la Riviera Maya, en la primera década del siglo XXI, y Cuba, en los años 90.
Las expectativas de expansión para la región descansan sobre la creciente emisión de turismo desde las economías emergentes latinoamericanas. Brasil es quien genera más turistas en América Latina, tras convertirse en la sexta economía mundial. Más de 5,5 millones de turistas brasileños salen al exterior anualmente, con un gasto promedio de 1 050 dólares. Ese país integra el grupo BRICS junto a Rusia, India, China y Sudáfrica, todos con un rol cada vez más importante entre las economías emergentes y en el turismo global. En una reunión del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), celebrada en mayo en la Riviera Maya, el director de la OMT para las Américas, Carlos Vogeler, dijo que «el mercado de Brasil ha duplicado prácticamente su capacidad emisora en los últimos años, y aunque en menor grado es un fenómeno que también se está presentando en Argentina, Chile y Perú». Las autoridades en México, Argentina, República Dominicana y Ecuador han desplegado iniciativas, como las facilidades de visado, para atraer turistas brasileños.
Razones tiene el Caribe para apostar a los países sudamericanos. De los cien mil turistas de Brasil que México recibe cada año 97 % visita el Caribe mexicano. En el caso dominicano, Brasil es junto con Rusia uno de los países con mayor crecimiento porcentual en la llegada de turistas. Cuba, en tanto, observa que Argentina ha escalado en el primer cuatrimestre del 2012 al cuarto lugar de sus mercados emisores, con un crecimiento de casi 50 %, según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI). El año pasado, los argentinos ocupaban el noveno puesto. No por gusto, Cuba le dedicó a ese país del cono sur la XXXII Feria Internacional de Turismo y la próxima estará dedicada, justamente a Brasil. Según Routes Americas 2012, el movimiento de viajeros entre Sudamérica y el Caribe escala a un ritmo de 8 % anual.
El otro foco de atención es Asia-Pacífico, con China a la cabeza. La OMT advierte que esa región mantendrá el liderazgo del sector en las próximas décadas, tanto en la recepción como en la emisión de turistas. Y el Caribe lo tiene en cuenta, además, para otro ángulo fundamental del desarrollo: las inversiones.
Apuesta inversionista
Compañías y bancos de dos países claves para las inversiones en el Caribe, España y China, han reiterado este año su creciente interés por ampliar la construcción de hoteles y otras instalaciones turísticas. Un estudio de Banca March confirmó en mayo que el Caribe continúa siendo la mejor opción para los inversores españoles. El informe concluyó que la apuesta de las grandes cadenas hoteleras de España por el Caribe está respaldada por una alta rentabilidad de la industria turística en esta región, debido a la buena relación entre los precios y los bajos costos laborales, y una demanda superior a la oferta. Una inversión en el Caribe se puede amortizar en seis o siete años, mientras en España la misma amortización puede tomar una década, estima Banca March.
También China saca cuentas. En frecuencia con el intenso acercamiento comercial a América Latina, Beijing anunció a finales del año pasado que prestaría 6 300 millones de dólares a los gobiernos del Caribe, buena parte para el turismo. Entre las inversiones más sonadas, ha destinado mil millones de dólares para levantar el resort Baha Mar, en Bahamas, y 460 millones de dólares para Punta Perla, en las costas dominicanas. Tales inversiones abren la puerta al río de turistas chinos. Según el Instituto de Investigaciones del Turismo Internacional de China, el gigante asiático generará más de 80 millones de viajes al extranjero este año y 100 millones en 2020.
Para sacar el mejor provecho posible de esas inversiones y de sus famosos atractivos naturales, los caribeños enfrentan serios desafíos. Tendrán que hilvanar políticas a fin de aminorar su mayor debilidad actual: los ingresos de la industria turística permanecen deprimidos por la renuencia de los europeos a gastar, las rebajas de precios y fuerte competitividad del Todo Incluido. Además de fortalecer iniciativas de integración y cooperación regional, incluida la creación de una marca común del Caribe, nuestras islas reconocen como reto principal la necesidad de diversificar productos y mercados.
Mientras dirigen campañas publicitarias hacia nuevos puntos del atlas, los caribeños intentan agregar, a la clásica opción de sol y playa, alternativas de turismo cultural, de familia, ecológico, buceo, campos de golf, marinas y otras que atraen mayor cantidad de visitantes a los refugios de las playas Providenciales, de Turk y Caicos, Palm Beach, de Aruba, la jamaicana Negril, Punta Cana en República Dominicana, la cubana Varadero, o San Juan en Puerto Rico, distinguidos entre los mejores destinos del Caribe por la encuesta de Travellers Choice de 2012.
El mayor desafío, sin embargo, será estimular el gasto de los turistas con incursiones más allá de las puertas del hotel y alentar el retorno, si no al mismo destino, al menos al Caribe único.