Gran Farmacia-Droguería Johnson, La Habana, Cuba.
Museo Farmacéutico de Matanzas (Botica Francesa de Triolet).
Farmacia Taquechel, La Habana, Cuba.

La historia de los museos de la farmacia en Cuba se remonta a la segunda mitad del siglo XX y actualmente la conforman importantes instituciones relacionadas con el turismo de salud y patrimonial como garantes del legado de la farmacopea cubana

Durante siglos las personas han viajado hacia lugares con características especiales para curar afecciones de la salud o realizar tratamientos para mejorar su calidad de vida. Sin embargo, por años ha escapado de la atención pública el amplio legado farmacéutico que, convertido en patrimonio inmaterial de la humanidad, se resguarda en antiguas boticas y farmacias alrededor del mundo.
Cuba, desde tempranas épocas contó con importantes médicos y farmacéuticos. Sus establecimientos alcanzaron fama internacional no solo por los medicamentos allí elaborados, sino también por los adelantos tecnológicos empleados.
Actualmente se ha popularizado una nueva modalidad de turismo que, aún en pequeña escala, gana cada día más adeptos. Esta variante no es otra que el turismo de salud vinculado a instalaciones patrimoniales como los museos de la farmacia. Con esta opción el visitante se nutre de la historia allí conservada, al tiempo que tiene la posibilidad de adquirir especias y elaboraciones de la medicina natural tradicional.
La historia de los museos de la farmacia en Cuba se remonta a la segunda mitad del siglo XX, cuando la renombrada botica francesa de los doctores Ernesto Triolet y Fermín de Figueroa se convirtió en el Museo Farmacéutico de Matanzas y con la fundación del Museo de la Farmacia Habanera. Ambas instituciones fueron destinadas a la conservación y divulgación del arte y la ciencia de la farmacia en Cuba.
La Botica Francesa de Triolet fue fundada el primero de enero de 1882, en la antigua Plaza de Armas de la ciudad de Matanzas. Triolet se casó con la hija de Figueroa, doña María de los Dolores, primera mujer cubana que recibiera el título de doctora en Farmacia en 1886. El negocio local –considerado uno de los exponentes de la arquitectura neoclásica doméstica cubana de finales del siglo XIX– fue nacionalizado el 23 de noviembre de 1963 y continuó el trabajo hasta enero de 1964. El primero de mayo del mismo año reabre sus puertas como museo.
Actualmente el Museo Farmacéutico de Matanzas exhibe más de 5 millones de piezas originales, algunas importadas por sus primeros dueños desde España, Francia, Alemania y Estados Unidos. También expone etiquetas, instrumentales, medicamentos preparados en la botica y los libros de asentamiento de fórmulas, que constituyen importantes documentos patrimoniales de la farmacéutica cubana.
El Museo Farmacia Habanera, destinado a mostrar la historia de las farmacias en La Habana y el devenir de las ciencias farmacéuticas en Cuba, cuenta entre sus atractivos con evidencias arqueológicas encontradas en excavaciones realizadas en casas habaneras como albarelos, frascos y algunos restos de medicamentos con los datos del comercializador y la ciudad de origen.
En 1853, José Sarrá y Catalá, José Sarrá y Valldejulí y Valentín Catalá y Pradell, farmacéuticos procedentes de Cataluña, crearon la sociedad Catalá, Sarrá y Compañía junto al boticario Antonio González López. Posteriormente fundaron un establecimiento farmacéutico nombrado La Reunión, en el inmueble doméstico número 22, actual 261, de la calle Teniente Rey, en la capital. Comercializaban allí medicamentos alopáticos y homeopáticos.
En 1868 el lugar se transforma en un bello establecimiento con vistosos salones de estilo neogótico y neoclásico, según la moda francesa llegada a La Habana en el último cuarto del siglo XIX. Ya para 1886 La Reunión era una de las farmacias más distinguidas de La Habana y a principios del siglo XX, se consideraba la segunda en categoría en el mundo y la primera en Cuba.
Su antigua Farmacia-Droguería se inauguró el 30 de julio de 2004 como Museo de la Farmacia Habanera. En la otrora Farmacia Profesional del local se venden actualmente medicinas de origen natural y productos alternativos, mientras que en el antiguo salón Droguería, se expenden especias y plantas medicinales secas. Sus salones exhiben el mobiliario original, albarelos con el emblema de La Reunión, la rebotica y dispensario donde se pueden apreciar frascos de medicamentos, morteros, pildoreros, balanzas, microscopios y libros copiadores de fórmulas de gran valor en el estudio de la farmacopea cubana. En el museo, el visitante puede observar el proceso de elaboración de fórmulas, lociones y cremas que se realizan en el dispensario y el laboratorio para su posterior venta.
La Gran Farmacia Johnson, fundada en 1886 en la calle O'Reilly No. 31, fue reabierta para el año 1914 en la céntrica esquina de Obispo y Aguiar. La familia Johnson comercializaba jarabes, ungüentos, todo tipo de remedios, perfumes, insecticidas y desinfectantes, además de ejercer una importante labor docente como catedráticos universitarios.
Inmerso en los planes de restauración de la Oficina del Historiador, el inmueble de la farmacia se restauró en el año 2000. El edificio fue seriamente afectado el 14 de marzo de 2006 por un incendio que destruyó gran parte del patrimonio histórico y artístico atesorado en su interior. La centenaria institución reabrió sus puertas en 2012 como parte del Museo de la Farmacia Habanera. Sus cinco vitrinas originales exponen la mayoría de las piezas auténticas de sus colecciones y sobresale por el local original del dispensario, famoso por las fórmulas de los doctores Johnson.
La Farmacia Taquechel fue fundada en una antigua casa de vivienda adaptada en 1898 por el doctor Francisco Taquechel Mirabal para establecer una importante botica. En 1996 el edificio fue restaurado a cargo de la Oficina del Historiador de la Ciudad para convertirse en un peculiar museo que cuenta con una amplia colección de frascos de porcelana francesa del siglo XIX y útiles de farmacia y laboratorio.
El establecimiento, al que cada día acuden más de doscientas personas, se dedica a la comercialización de productos naturales para fines terapéuticos y medicamentos homeopáticos, a la vez que desarrolla una actividad sociocultural con la comunidad. Especializado en exposiciones transitorias relacionadas con las ciencias farmacéuticas, ha presentado importantes muestras de gran éxito como la exposición temática Arqueología y Farmacia.
Dichas farmacias-museos son evidencia del interés patrimonial cubano en conservar la historia farmacéutica de la Isla y actualmente constituyen un destino de interés para los amantes de esta ciencia devenida en arte e historia.