Consumir como acto de posesión para satisfacer necesidades o gustos por los bienes terrenales, trasciende a estadios superiores de la conciencia cuando lo realizan personas que asumen el disfrute con manifiesta vocación por la espiritualidad. Muy ligado al concepto de sibarita –vocablo procedente de Síbaris, antigua ciudad griega situada al sur de Italia– aplicable a quienes apuestan por el refinado disfrute de lo existencial.
En varias épocas y circunstancias de la historia, el culto por la satisfacción ha devenido estilos de vida. Y así ha ocurrido con el placer que proporciona el Habano.
Atmósfera a la medida de las sensaciones
La Real Academia de la Lengua Española define el término atmósfera, en una acepción con sentido figurado, como «situación o circunstancias que envuelven un lugar provocando una sensación general determinada». A tenor de tales fundamentos, surge el concepto Cohiba Atmosphere, acorde al momento que la percepción del lujo se va modificando, tendiendo a reemplazar las pretensiones de lo meramente ostentoso por la gratificación que aporta lo sensorial.
En otras palabras, placer para disfrutar en limpio y dejar de la puerta hacia afuera preocupaciones y tensiones. Porque entre los rasgos distintivos de esta depurada conceptualización, destacan la disponibilidad de óptimas condiciones para almacenar, preservar y expender las más selectas marcas de Habanos, privacidad, confort y atenciones que este civilizado acto presupone, a la vez que evitar la impregnación de olores durante y después de acceder a estos santuarios modernos para comulgar con el ritual de la cohoba1. La aceptabilidad de esta suerte de espontánea complicidad producto-cliente queda patentizada por la existencia en el mundo de varios establecimientos –con marcadas diferencias a las bien conocidas casas de tabaco– fomentados en Hongkong, Shanghái, Beijing, Tokio, Praga, Cancún, Salmiya, Bangkok, Amberes, Bélgica y Buenos Aires. Entre ellos destaca uno de reciente apertura, pues a mediados de 2017 se inauguró en Cuba el Cohiba Atmosphere del Hotel Manzana Kempinski, en La Habana Vieja, justo en la casa del mejor puro Premium del mundo, el sitio de génesis e inspiración de un concepto que va marcando tendencias, haciendo historia desde y por las sensaciones.