Lic. Miguel Harraca, Presidente de la ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE DE CONVENTION & VISITORS BUREAUS

El verde está predominando en las nuevas construcciones, así como las grandes superficies vidriadas que contribuyen con su potencial lumínico a disminuir el consumo energético. Los paneles solares son ya algo común en las azoteas, así como los diseños arquitectónicos concebidos con el propósito de no alterar el medio ambiente, ni en su contenido ni en su forma, constituyéndose en edificios amigables e integrándose al paisaje y su entorno.
El mundo de hoy ha tomado conciencia del daño irreparable que ciertas acciones hacen al planeta, por lo que es indispensable tener una actitud que determine un proceder acorde con las necesidades particulares y generales. Muchas de las medidas que las empresas e industrias implementan en la actualidad, son también bienvenidas por los hoteles, centros de convenciones y predios feriales, mediante la reducción de desperdicios, el uso de fuentes de energía renovables y el reciclaje de materiales.
Las asociaciones globales contribuyen al desarrollo sustentable alentando, compartiendo y promoviendo el desarrollo de prácticas, al menos tendientes a la sustentabilidad, en todos los aspectos de las sedes. Asimismo, orientan la dirección y organización de eventos desde una perspectiva medioambiental, económica o social.
A través de su actividad alrededor del planeta, la industria de reuniones contribuye con los tres pilares del desarrollo medioambiental sustentable. Desde el punto de vista económico, apoya el desarrollo del comercio internacional en todos los sectores y contribuye a la reactivación de la economía local y nacional. Desde la perspectiva social, llama la atención del sector y la comunidad sobre la importancia del desarrollo sostenible, la capacitación y entrenamiento para implementar prácticas viables.

OTRO ARGUMENTO A TENER EN CUENTA
Tal como el ejemplo del viejo péndulo, las cosas tienden a alcanzar un exceso antes de estabilizarse en un balance lógico entre lo ideal y lo real. Durante varios años, el movimiento “verde” ha tenido un gran crecimiento y mientras la mayoría de la gente adoptó un nivel razonable de expectativas sobre la responsabilidad medioambiental, siempre se encuentra quienes por varias razones, quieren avanzar con la agenda tanto como puedan.
En el caso del área de reuniones, lo contradictorio es que muchos de nosotros aportamos más energía a la causa “verde” de la que ponemos en los argumentos sobre el valor mismo de las reuniones, lo que es irónico y puede resultar un drástico impacto para el futuro colectivo.
Muchos en esta industria se han vuelto obsesivos en su promoción de la agenda verde, a tal punto que encontramos una diferencia significativa entre qué tipo de facilidades y programas pueden ofrecerse y lo que la mayoría de los clientes buscan o, en una prueba aún mejor de sinceridad, por lo que están dispuestos a pagar. Hasta cierto punto, esto es algo positivo, ya que demuestra que estamos poniendo la casa en orden en un tema sobre el que hay una gran preocupación pública, o debería haber.
El problema es que en varios casos esto ha sido a costas de desarrollar nuestros propios argumentos hacia el por qué las reuniones cara a cara continúan siendo un elemento importante en la economía global y el desarrollo profesional y cultural —un hecho que necesita estar balanceado contra los inevitables impactos asociados a los viajes requeridos para participar en esas reuniones.
El factor viaje nunca se perderá por más que hagamos verdes nuestros eventos y facilidades. Así que quizás es hora de que reconozcamos que la única reunión que no tiene ningún tipo de impacto medioambiental es la que no se lleva a cabo —no es exactamente una buena estrategia de desarrollo del negocio—, en lugar de concentrarnos un poco más en balancear la discusión sobre el por qué una pequeña cantidad de impacto es un pequeño precio a pagar por lo que representan las reuniones y los avances que ofrece a la comunidad global.
Esto no significa abandonar el apoyo a la sustentabilidad —se ha construido mucho en los programas actuales, y continuará siendo un elemento clave para el futuro próximo. Pero si alguien debería promover la idea de llevar la causa verde hacia algún tipo de perspectiva, deberíamos ser nosotros. Hay y continuará habiendo mucha gente (y muchos intereses) promoviendo la agenda verde. ¿No deberíamos entonces asignar más tiempo para promover las nuestras, más compatibles con lo verde?
Algo mejor para preocuparnos es el hecho de que como los argumentos verdes alcanzaron el punto máximo en algunos lugares, es nuestra industria la que sufrirá. De hecho, existe actualmente una creciente lista de poderosas organizaciones pidiendo reducciones significativas y definidas en el negocio de viajes y participación en reuniones —música para los oídos de aquellos involucrados en ofrecer alternativas tecnológicas y buscando también tener eco en la búsqueda de una excusa por parte de los gobiernos y corporaciones para reducir los gastos relacionados con viajes.
Lo fascinante es que podríamos haber llegado a esto, por lo menos en parte, por nuestras propias acciones, enfocándonos en la agenda verde con casi una total exclusión de muchos temas de los que deberíamos estar discutiendo, como el valor y la importancia de los eventos que componen nuestra industria. Y no es que no existan algunos buenos argumentos.
¿Alguien realmente piensa que el mundo será un mejor lugar si todos nos quedamos en casa y nos comunicamos por Internet? ¿Estamos realmente preparados para continuar buscando medidas medioambientales aún más agresivas cuando el resultado inevitable es que menos personas podrán, o hasta querrán, viajar para reunirse con sus colegas de otras partes del mundo? De lo que estamos seguros es que los estándares medioambientales no retrocederán.