Hasta hace unos años, el carbón vegetal artesanal se consideraba un producto cuyo segmento de mercado era un selecto grupo de consumidores que disfrutaban ahumar los alimentos. Sin embargo, su uso se ha extendido a otros sectores, pues se ha hecho muy popular la barbacoa o parrillada al aire libre.
A su vez, no se ha convertido solamente en una práctica hogareña, ya que también han acrecentado su utilización restaurantes y hoteles en general. Lo antes descrito ha provocado la considerable extensión de la demanda de carbones obtenidos de maderas aromáticas.
A partir de la especie de planta comúnmente conocida como marabú (Dichrostachis glomerata), la Empresa Provincial de Industrias Locales de Camagüey (EPIL) sustenta su producción artesanal de carbón vegetal.
La Dichrostachis glomerata es oriunda de África del Sur y fue introducida en Cuba como planta ornamental a finales del siglo XVII. La variedad crece formando extensos rodales tupidos y cerrados en su parte superior, lo cual dificulta su necesaria eliminación: el marabú afecta a gran cantidad de tierra idónea para cultivos permanentes y de ciclo corto, y a la ganadería.
Entonces, convertirlo en una fuente segura y estable de producción de carbón vegetal, con destino a la exportación y al mercado nacional ha sido una atinada solución de la Empresa Provincial de Industrias Locales de Camagüey, avalada además por ser una especie pesada única que les permite alcanzar los tonelajes deseados por contenedor.
En la actualidad, la EPIL trabaja en el registro de su propia marca comercial de carbón vegetal (Palenque). Sus producciones son mercantilizadas internacionalmente por Cubaexport y Cítricos Caribe S.A.
Grecia es uno de sus mercados más importantes. Se encuentra este país entre los que consumen el carbón vegetal en cantidades considerables. Otras naciones de la Unión Europea conocen la variedad producida a partir del marabú. En el Viejo Continente, fundamentalmente España, Italia, Alemania, además de los griegos, importan más del 85% del carbón vegetal que se comercializa en la región, eminente nicho de mercado para “Palenque”, que penetra con un precio decoroso, y se inserta por su progresiva calidad respecto a otros países productores.
La virtud del carbón camagüeyano se sustenta en cómo se garantizan sus atributos en las diferentes fases del proceso productivo. Por ejemplo, durante la rutina para obtener la granulometría deseada, es vital la selección, la cual pasa por dos momentos importantes: la realizada por el productor en el horno, para su envase y posterior transportación al centro de beneficio, y la que se lleva a cabo en estos centros, ya con destino a la exportación.
El beneficio es el paso antes del envasado final del carbón, por lo que es de vital importancia utilizar los medios necesarios, como es el caso de las mallas con el calibre establecido, que permiten obtener la granulometría mínima. El proceso de selección se concreta con una cuidadosa discriminación manual.
De una forma rústica tradicional se genera esta fuente de energía para la cocción en la región centro-oriental referida, lo que se considera un valor agregado para su propuesta.
La Empresa Provincial de Industrias Locales de Camagüey compite en el mercado internacional con un fervoroso producto. El carbón vegetal de la EPIL ha demostrado, dentro una línea que Cuba posiciona progresivamente, ser uno de los preferidos por un creciente segmento de consumidores.