En este emblemático bar cubano tuvo lugar la filmación del famoso filme Nuestro hombre en La Habana, adaptación de la novela del escritor inglés Henry Graham Greene. In this emblematic Cuban bar, the famous film Our Man in Havana was shot, screened from the novel by English writer Henry Graham Greene.

SIGLOS DESPUÉS DE LA OCUPACIÓN INGLESA EN CUBA, TODAVÍA PERDURA EN EL IMAGINARIO DEL CUBANO LAS HUELLAS DE AQUELLA PRESENCIA

Sin pretensión alguna de apelar al revisionismo, lo indeleble de la historia conlleva asociar, como hito de lo británico en Cuba, la tan breve estancia como pautadora marca derivada de la Toma de La Habana por los ingleses, en 1762.
No obstante lo irremediable de tener que llamar enemigos a los ingleses de entonces, es digno reconocer el auténtico pundonor demostrado por la alta oficialidad británica ante la valentía del Capitán de Navío Luis Vicente Velasco, uno de los más destacados comandantes de la Armada Real Española, quien heroicamente muriera por la defensa del Castillo de los Tres Reyes del Morro.
Pero, ante circunstancias adversas, más cubanía. Los criollos no pudieron abstenerse de «sacarle lascas» a lo que ocurrió y enriquecer lo vernáculo de nuestro acervo. Así, se atribuye a la época aquí referida el origen de varias frases del habla popular, como: «Llegó la hora de los mameyes», para advertir el momento en que aparecían los ocupantes ingleses, con ánimo de burla, por el color rojizo de sus casacas, similar a la pulpa de la deliciosa fruta tropical. Por analogía con la legendaria valentía durante la ocupación británica del miliciano José Antonio Gómez de Bullones, cubanamente llamado Pepe Antonio, se emplea la expresión: «Hacer las cosas de a Pepe», equivalente a actuar por la fuerza o contrario a un ordenamiento. Asimismo, ante las dudas de ser partidario de los españoles o si se mantenía una actitud a favor de los ingleses, se increpaba al cuestionado preguntándole: «¿Tú no estarás trabajando para el inglés?».
   
Masonería inglesa en Cuba
Se asume, como primicia de esta fraternidad en la Isla, un documento que data de 1763, durante la ocupación británica, expedido por la Logia Militar Inglesa número 218 del registro de Irlanda, adscripta al Regimiento 48 de este cuerpo armado. Se trata de un certificado del grado de Maestro a nombre de Alexander Cockburn. La presencia francesa, a finales del siglo XVIII y principios del XIX, fomentó y extendió la creación de las primeras logias cubanas, como fue la fundación del Templo de las Virtudes Teologales No. 103, en La Habana, el 17 de diciembre de 1804, y que recibió la patente de reconocimiento de la Gran Logia de Pensilvania. En la actualidad se continúa con la práctica de los ritos York y escocés en nuestro país.

Música para helados y juegos infantiles
Sin tener la menor idea de los títulos de ciertas piezas musicales ni de sus autores y letras, desde mediados del siglo xx los cubanos –al igual que buena parte del mundo– identifican rápidamente la cercanía de los «carritos del helado». Una estereotipada polifonía en tonos caracteriza la sonoridad anunciante de esta siempre bien recibida mercancía. Universalizados, quizá, por la fuerza de la costumbre, temas como: Home Sweet Home; Oh,my Darling Clementine; Oh, Susanna; HappyBirthday; o algún que otro fragmento de los grandes clásicos europeos, actúan como catalizadores del gozo de comer los gélidos manjares ambulantes. Y dentro de dichos artificios del marketing musicalizado, se encuentra la pieza London Bridge is Falling Down, que data de 1774 y describe con pegajosa canción la caída y reconstrucción del famoso Puente de Londres. También se cantaba en Cuba, en las escuelas primarias, como parte de los juegos infantiles, en tanto que ameno recurso didáctico para ejercitar el idioma inglés:
London Bridge is falling down, / Falling down, falling down / London Bridge is falling down, My fair lady.
Brindar por Cuba
Reiterar no siempre acusa sinonimia de limitada tenencia. Sucede, en realidad, con las cosas que hacen época, resultan inevitablemente dignas de ser evocadas. Así se nos manifiesta la novela del afamado escritor británico Graham Greene, Nuestro hombre en La Habana, llevada con igual nombre a la cinematografía universal. Varias de las locaciones donde tuvo lugar el rodaje de este filme guardan relación con el buen beber cubano. En uno de los pasajes de esta obra se presenta la siguiente descripción:
«En el bar Sloppy Joe´s, Wormold fue aprobado por el servicio británico” (…) “Por alguna causa, esa mañana no tenía deseos de encontrarse con el doctor Hasselbacher para el refrescante daiquirí matinal. Algunas veces el doctor se mostraba un tanto demasiado alegre, de modo que se detuvo un momento en el Sloppy Joe’s en lugar de ir al Wonder Bar”.
Tan respetables han sido los bares cubanos que el mismísimo Henry Graham Greene (1904 – 1991), llegó a decir: “Conozco el bar de hombres en el  Waldorf Astoria; el Bar Savoy, en Londres; y el Bar Americano, en París. He tomado Whiskey en Shepheards; Ginebra y Angosturas en el Gran Oriental, en Calcuta. Conozco los Piscos Sours del Hotel Carrera, en Curazao. He visitado el Adlon, en Berlín; el Bristol, en Viena; la casa Chianling, en Chungking; el Plaza, en Buenos Aires. Pero, dentro de mi experiencia, “La Florida” (hoy Floridita), es el máximo bar en la tierra.”

¿Y la música, qué?
La historia de las artes ha demostrado, secularmente, que la genialidad en sus primeros pasos va escoltada por el escepticismo y la falta de costumbre que por lo general suscitan la audacia, lo novedoso y la inminente posición de percibirse como ajeno a los modelos sociales vigentes. Así acontecía cuando los jóvenes “de antes”  filosofaban, hasta bien avanzadas las últimas décadas del siglo XX, sobre la supremacía de Los Beatles, Rolling Stone, LedZepellin y Deep Blue. Nada carente de polémicas transitó el proceso de asimilación oficial de estas anglófonas agrupaciones, hasta lograr el respaldo por convencida aceptabilidad de quienes les correspondió comprenderlos en Cuba: medios, creadores e intérpretes musicales, artistas de la plástica, cineastas, cinéfilos, escritores, poetas y autoridades (inclusive) complementaron las preferencias de legiones de los fans insulares.

¿Se sienten bien entre los cubanos?
Además del comportamiento del mercado turístico inglés, con sostenido crecimiento estadístico –casi duplicado– desde 2014 hasta 2017, destaca la fidelización de estos visitantes en varias instalaciones hoteleras de la mayor de Las Antillas. Varias entidades turísticas inglesas operan con Cuba, como la Association of British Travel Agents (ABTA), Thomas Cook y British Airways, al igual que han brindado valiosas acciones de capacitación para el personal que se desempeña en la industria cubana de la hospitalidad.
Por cuanto inglés visite a esta Isla Grande, no se nos podrá negar que apostemos por una expresión similar a la de Mc. Cartney, en ocasión de su inusitada presencia: «¡Gracias. Todo bien!» O, igual de placenteramente recibido, lo exclamado por Mick Jagger, en ocasión del concierto de Los Rolling Stones, ofrecido el 26 de marzo de 2016, ante cientos de miles de entusiastas espectadores: «¡Hola Habana, buenas noches, mi gente de Cuba!».