Modelismo naval: el reto de lo pequeño (Parte 1)
La pasión por el modelismo lo atrapó desde pequeño y el desafío de construir pequeño ha sido mucho más que el hobbie de su vida.
Israel Wilfredo Díaz Gómez «Wildy» es un hombre de retos artísticos; camarógrafo en sus inicios y fotorreportero después, ha sido descrito (en un libro publicado en Canadá) como el primer gran fan de los trenes de Cuba.
Dedicó parte de su trabajo a los ferrocarriles: hasta Suiza y Londres han llegado sus fotos compiladas bajo el título Reliquias de Hierro, y por ellos inició sus andanzas como coleccionista. Sin embargo, ha sido el modelismo naval el que le permitió hacer realidad sus sueños.
«El modelismo naval es el más antiguo de todos, porque los barcos antecedieron también en su aparición a los trenes, aviones y autos», explica. Pero otro factor decidió su suerte a favor de los acuáticos: un modelo ferroviario requiere, para que funcione, tener las líneas de la misma escala; en tanto, el barco solo necesita agua.
Fue en 2002 cuando se propuso como reto hacer un modelo de radio control (rc) y escogió el yate Pilar, la emblemática embarcación del novelista norteamericano Ernest Hemingway, autor de El Viejo y el Mar.
«La esencia de la novela de Hemingway —quien escribió como nadie sobre el mar y la pesca— era la capacidad del hombre para luchar por la vida y adaptarse a las situaciones más extremas. Animado por el espíritu de ese trabajo, y mi admiración por el escritor que vivió durante muchos años en Cuba, tomé la decisión de construir mi propio modelo, también animado por el gusto que me brindaba su diseño al estilo de los años 30».
Disponía de fotos del yate, pues había hecho un fotorreportaje sobre el Pilar, en su actual ubicación, el Museo Ernest Hemingway, en Finca Vigía, La Habana, pero le faltaban planos y dimensiones exactas. Por ello, el trabajo no fue una copia con total precisión. «No tenía mucho, ni sabía bien cómo se montaba. El casco, por ejemplo, fue aproximado, pero igual fue una gran satisfacción», narra sobre su primera obra.
Las soluciones y alternativas fueron diversas: para sacar la forma de las cuadernas, talló un bloque de poli-espuma a partir de su propio dibujo con vista en la planta y vista lateral del casco obtenidas de sus fotos.
Con inventiva y mucha investigación logró hacer su Pilar, quizás no exactamente el de Hemingway, pero sí con la misma esencia del viejo que lucha azarosamente en el mar.