Creo en el hálito del teatro y su porfía para urdir estrategias «inestables» y desafi ar la precariedad, la fugacidad y sentido provisorio de su ser. Sí, de esa terquedad que no admite detención ante la tamaña utopía de perpetuar en tiempo y espacio su inherente
condición de lo auténtico, de eliminación del vacío, de ser algo esencial.

Hoy, mientras percibimos un mundo en constante mutación, cuyos impactos transforman el orden civilizatorio y las nociones del arte y la cultura, en el teatro se imponen mudanzas e invenciones aparejadas a su ancestral resistencia. Sus hacedores —actores, directores, promotores, críticos, gestores, diseñadores, dramaturgos, obreros— no paramos de inventarnos trampas para seducir al lector-espectador, pues, sencilla y llanamente, sin él nuestra ocupación carece de sentido.
Convocados por el Consejo Nacional de las Artes Escénicas del Ministerio de Cultura de la República de Cuba, pronto celebraremos la edición XVII del Festival de Teatro de La Habana. Entre el 20 y el 29 de octubre próximos y guiado por el pensamiento martiano «En teatro, como en todo, podemos crear en Cuba», el certamen se ratifi ca como enclave para el intercambio artístico desde y hacia nuestra isla.
Como es tradición, desde su fecha inaugural en 1980, el Festival de Teatro de La Habana (FTH) acoge, cual amplio escenario, las confl uencias y apuestas de distintos lenguajes artísticos y variadas poéticas que conforman la actualidad internacional del arte escénico. Por ello, la venidera edición del Festival se piensa como registro vívido de dicha interacción en el presente. Visibilización en la diversidad de modalidades y alternancias para dialogar desde la escena con múltiples y diversos contextos sociales y culturales.
«Teatro-Sociedad-Resistencia» es hoy condición actuante y movilizadora de atenciones: la Tierra voltea, los humanos emigran en masa; hagamos de la escena un convite al amor, un movimiento de justicia y perpetuidad de nuestra especie. Tras dieciséis jornadas anteriores, hoy nuestros modos de juntarnos y favorecer el encuentro con los teatreros del mundo se bifurcan en procura de trenzar otros puentes.
La muestra internacional acoge una selección de propuestas que, más allá de sus poéticas, tendencias, contextos y limitaciones, insiste sobre la pertinacia intrínseca que implica hacer teatro desde el rigor del artificio. Por su parte, la selección nacional invitada es resultado de lo más distintivo y premiado del trabajo de los teatristas cubanos por espacio de dos años, durante los cuales, desde los más disímiles lenguajes, ha sido abordado el cambiante mundo de hoy.
Bajo la dirección curatorial y artística del teatrólogo Omar Valiño, los organizadores del Festival dan la bienvenida a los colegas de Cuba y de otras latitudes. El público cubano, formado y educado a través de la propia tradición y conquistas de nuestra escena, es coprotagonista activo de la programación artística y académica del evento.
La Habana les espera ya para multiplicar aquellos imaginarios del mundo asidos a las poderosas construcciones de ideas, acciones y emociones sobre sus escenarios. Es esta ciudad una oportuna parada al sentir el peso de la Isla. ¡Seamos todos bienvenidos!