Aurora ha recibido la Distinción por la Cultura Nacional y el reconocimiento Don Miguel de Cervantes y Saavedra por una vida dedicada al arte escénico.

Al entrar en el apartamento de Aurora Pita en El Vedado habanero, reparamos en una fabulosa colección de obras de la literatura universal meticulosamente organizadas en libreros y estanterías junto a trofeos en forma de estatuillas, medallas y galardones otorgados a esta actriz cubano-española, cuya carrera artística revela talento y autenticidad.
En 1936, Aurora, con cinco meses de edad, arriba a La Habana en brazos de su madre, proveniente de Perlío, un poblado de la Ría de Ferrol en cuyos astilleros trabajaba su padre; venían huyendo de la Guerra Civil Española.

«Esta historia fue el cuento de hadas de mi abuela hasta 1998, cuando pude visitar Galicia y convertir en realidad mi sueño, pues a pesar de haber vivido en Cuba y recibido formación en el colegio Edison, donde tuve profesores de la talla de Roberto
Fernández Retamar, que se convirtieron en grandes personalidades de la cultura cubana, siempre deseé conocer mis raíces europeas. Y así fue, hoy disfruto de mi familia gallega tanto como de la cubana, y este año la TV de Santiago de Compostela
me dedicó un programa por mis 65 años de vida artística propiciando otro rencuentro con mis familiares. Estas dos patrias viven en mi corazón y, al decir de mi madre,
nadie me las puede tocar».
Aurora ha recibido la Distinción por la Cultura Nacional y el reconocimiento Don Miguel de Cervantes y Saavedra entregado por la Federación de Sociedades Españolas por una vida dedicada al arte escénico, la radio y la televisión, donde ha representado la imagen real de la emigrante española en Cuba.

«Desde que empecé a hablar dije que quería ser actriz, tal vez se deba a que fuera hija única y creyera en mi mundo de fantasías como si fuera real. Soy una gran lectora, me motivan tanto las ciencias como las letras, y he aplicado el conocimiento humano a la actuación. A través de la semiótica conocí signos que me permitieron crear mensajes subliminares y provocar sentimientos inusitados en el público.

Al usar técnicas matemáticas como el índice de frecuencia pude medir la repetición
de gestos peculiares o la actitud corporal de un personaje, y al recurrir a la psicología conseguí descifrar comportamientos inexplicables del ser humano para luego recrearlo».
Este aprendizaje constante le ha permitido interpretar  uidamente disímiles personajes a lo largo de su vida. Piensa que el secreto de una actuación espontánea radica en la observación y superación profesional del actor: «No existen actuaciones buenas o malas, para mí todo depende del receptor; me gusta sugerir y que el público ponga el resto. Hay actores que adaptan el personaje a su personalidad y convencen; hay otros que tienen alma de camaleón, como mi caso, y se desdoblan, tanto física como psicológicamente». Aurora con esa que no le gustan las entrevistas, pre ere hablar de la gente que amó y de los memorables momentos que un día contará. Comienza a trabajar como actriz con tan solo 14 años bajo un contrato de exclusividad, con la productora Crusellas & Cía, cuyo departamento de Radio y TV promovía marcas internacionales como Colgate, Palmolive… Allí se da a conocer, a través del personaje de Purita, junto a grandes actores humorísticos como Álvarez Guedes, Idalberto Delgado, Edwin Fernández, en el programa radial más popular de entonces: A Reírse Rápido, escrito por Enrique Núñez Rodríguez, que estuvo en el aire hasta el 31 de diciembre de 1958, un día antes del triunfo de la Revolución Cubana.

«Soy fundadora de la Televisión Cubana. En aquellos tiempos, la Radio y la TV eran en vivo. Firmé con la CMQ y comencé a trabajar como actriz en obras de teatro, aventuras, espacios infantiles y novelas que se trasmitían por los canales 2, 4 y 6 de la Televisión Cubana. Llegué a hacer dos novelas radiales de continuidad a la vez: Tres amores diferentes en la Novela de las Diez y México indómito en Tu Novela de Amor; una serie de aventuras: Los vikingos, para luego encarnar en Horizontes a una campesina y, por la noche, Los secretos de Mata Hari. Lo interesante era que el público no relacionaba un personaje con otro; vivía cada momento intensamente.

Las  lmaciones en vivo exigían de los actores buena memoria, actos heroicos y sentido de sacri cio. El entrenamiento era tal que hablaba sin pensar, todo salía espontáneo, asumía lo que estaba pasando como real, por eso pienso que el actor es el re ejo de su entorno». En la telenovela Sol de batey, Aurora interpretó el personaje doña Gertrudis de Sandoval y Santa Cruz, y la gallega Catalina en El año que viene. Estas actuaciones le valieron el Premio Caricato por la mejor actuación femenina de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), galardón que recibió en ocho ocasiones más.
Le fue otorgado el Premio Nacional de la Radio Cubana por la obra de la vida. Fue nombrada Artista de Mérito del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT). Recibió
el diploma Nicolás Guillén de la Uneac y el de la Maestría Artística del Instituto Superior de Arte (ISA), además de la Medalla de la Alfabetización, entre muchos otros reconocimientos, incluyendo innumerables galardones de la Asociación de Críticos de la Radio, la TV y el Teatro de Cuba como actriz novel. Actualmente, Aurora pertenece al catálogo de Actuar, Agencia Artística de la Artes Escénicas de Cuba, quien la ha condecorado con el Premio por la Obra de la Vida.