Personalidades de las Artes Escénicas de Cuba

El diseño de luces tiene en Cuba uno de los puntos más interesantes en sus artes escénicas. Hoy, algunos nombres han marcado esa especialidad con un sello particular. Uno de los artistas que ha consagrado buena parte de su vida al diseño de luces, y también a su «inventiva cubana», es Carlos Repilado, colaborador permanente de muchos coreógrafos y directores de teatro, que en este 2018 está cumpliendo 80 años de existencia.
Repilado se vinculó con el arte del movimiento muy temprano en su vida, a mediados de los años sesenta, cuando estudiaba en el curso nocturno para trabajadores de la Academia San Alejandro. El coreógrafo Guido González del Valle lo invitó a unas sesiones de improvisación en su compañía, y fue allí donde conoció a Iván Tenorio, uno de sus amigos más cercanos, que se convirtió en uno de los puntales de la creación en el Ballet Nacional de Cuba. Así apareció su primer diseño de luces para danza, concebido para La gacela, una pieza de Guido concebida para la primera bailarina Dulce María Vale.
A finales de la década de los sesenta del siglo pasado, el entonces muy joven diseñador se vincula con Teatro Estudio, donde se desarrolla como asistente de dirección, cerca de figuras como Vicente y Raquel Revuelta, Bertha Martínez, Abelardo Estorino, Martha Valdés, Adolfo de Luis, Armando Suárez del Villar y Héctor Quintero.
Todo esto fue un fuerte antecedente para imbuirse en el mundo de la danza y trabajar con todos sus géneros: ballet, danza moderna y contemporánea, folclor y cabaret. En estos mundos caminó de la mano de maestros como Carlos Maseda, Eduardo Arrocha, Jesús Ruiz y Ramiro Guerra, quien le «demostró muy tempranamente que el diseño de luces es parte fundamental y una herramienta más para la comprensión de un espectáculo».
Cuando en 2016 le fue otorgado el Premio Nacional de Danza, muchos dudaron si era justo entregárselo o no a un diseñador de luces. Justo ahí Rosario Cárdenas, una de las artistas con la que ha colaborado por muchos años, leyó un elogio que dejaba fuera cualquier duda sobre la justeza del Premio. Sus palabras en la entrega oficial llevaron por título «Elogio a la luz de Repilado», y terminaban sentenciando:
«Hoy la danza está de júbilo. Carlos Repilado nunca ha hecho una coreografía, nunca ha bailado, y le entregamos el Premio Nacional de Danza del país, que se inscribe entre los dadores danzarios más destacados a nivel planetario. Los empeños de Repilado para lograr la ecuación precisa de ingeniería de las luces en escena nos han acompañado a todos durante sesenta años, no con una iluminación como un simple accesorio, sino como un personaje colocado en toda su dimensión teatral. Cuando quisimos anunciarle que se había decidido que el Premio de este año le pertenecía, tuvimos que localizarlo en el intrincado marasmo de las luces de un teatro habanero. Este señor de la luz, iluminador de sueños, está entre nosotros intacto y sobrepasándose siempre».