Los malvados le salen de forma natural.
En la versión televisiva de la novela Doña Bárbara, con la mítica actriz Raquel Revuelta.

Con motivo de la celebración de una nueva edición de las Jornadas Actuar en junio próximo, Arte por Excelencias se complace en entrevistar a una de las figuras insignes de la agencia Actuar: Luis Rielo Morejón, Premio por la obra de la vida 2010, popular actor de la radio, la televisión y el cine cubano, quien ha interpretado con singular destreza y maestría a los más grandes villanos de todos los tiempos.
«Yo nunca pensé llegar a los 85, y mucho menos cumplir 65 años de vida artística. A los 20 subí por primera vez al escenario del Teatro Nuestro Tiempo para interpretar la obra El cartero del rey, lo cual significó la realización de un gran sueño. Al año siguiente subí por primera vez las escaleras de CMQ TV y todavía no las he bajado, porque sigo actuando».
Procedente de una familia humilde de un pueblito perdido de la Ciénaga de Zapata, donde solo había mosquitos y cangrejos, ser actor fue su sueño, cuando a partir de los ocho años se enamora a primera vista de aquella cosa que todos llamaban cine y que él no comprendía, pero necesitaba imitar con todas sus fuerzas hasta convertirse en obsesión y motivo de vida al mudarse para la capital en busca de un futuro mejor.
«Me costó mucho trabajo abrirme camino en la actuación. Comencé haciendo extras en la televisión, pero como siempre he sido muy disciplinado y respetuoso, tomaba lo mejor de los grandes actores y seguía su ejemplo. Recuerdo que el gran Enrique Santisteban, mi padrino en la actuación, me dio varios consejos de postura corporal que me aportaron seguridad y firmeza a la hora de actuar; esto fue fundamental en la interpretación de los personajes negativos.
»Mi primer personaje negativo se llamaba Marcus, lo interpreté en Carlos Valiente, una serie que se transmitía por CMQ TV en el año 1956. Parece que al público le gustó, porque se hizo muy popular. Luego me empezaron a caer propuestas que me encasillaron en este tipo de personaje por más de treinta años, como el capataz de Doña Bárbara, del escritor venezolano Rómulo Gallegos, o el mayoral abusador Matías, en la novela Sol de batey, de Dora Alonso, entre muchos otros. Pienso que el éxito radicó en que nunca usé clichés para interpretarlos, siempre me salieron de manera natural, e incluso después me fue difícil romper con este estigma y volver a representar la nobleza de los buenos».
En realidad le gustaba hacer de malo, porque, según confiesa, los personajes negativos tienen más matices, y como la mayoría los interpretaba en el espacio Aventuras, podía montar a caballo y realizar actividades físicas como nadar, pescar…, que disfrutaba. Llegó a trabajar en más de una treintena de ellos, entre los que figuran Los vikingos, Los mambises, El halcón negro, Contra el invasor, Los comandos del silencio, El secreto del rey sol, El Mayor, El jaguar, En la retaguardia del enemigo, Los pequeños fugitivos, Memorias de un abuelo…
En el celuloide protagonizó películas que constituyen clásicos del cine cubano, como El brigadista y Guardafronteras. En radio llega a dirigir la serie Nguyen Soung, dedicada a la lucha del pueblo vietnamita contra la agresión yanqui, que se pasó durante casi dos años por Radio Liberación. En 1963 protagoniza en el espacio Aventuras la segunda serie de El Zorro, donde interpretaba a uno de los hermanos Malpica.
«Es curioso, El Zorro marca dos momentos en mi vida: primero cuando me despierta el interés de ser actor, y años más tarde me da popularidad.
»Para ser actor, no solo me sometí a una operación del frenillo, sino que me convertí en un gran lector, leía de día y de noche, y aunque no me gradué en una academia ni tengo preferencia con una técnica de actuación en específico, no necesito ni tiempo ni concentración para actuar: simplemente estudio el personaje, lo visualizo, y cuando comienzo a hablar me transformo con gran naturalidad. ¿Cómo lo hago?, no sé explicarlo, simplemente es una aptitud, un don, un milagro que no consigo transmitir.
»Aunque haya recibido muchos aplausos durante mi carrera artística, la emoción de la primera vez es siempre sublime. Luché contra viento y marea para ser un actor; siendo un niño, trabajé de vendedor en varios lugares hasta conseguir pagarme mis estudios con un profesor francés, quien al principio me desanimó, pero luego, al ver mi voluntad, me aseguró que conseguiría ser actor. Ese fue el día más feliz de mi vida».
Artista de Mérito del Instituto Cubano de Radio y Televisión, Premio Caricatos de Actuación 2012, Luis Rielo Morejón ha recibido la medalla Raúl Gómez García y otras muchas condecoraciones en el ejército por su participación en la lucha contra bandidos durante los primeros años de la Revolución.
«Me siento extremadamente feliz por lo que he logrado como actor, como padre, abuelo y como ser humano, continúo buscando hoy el mejor personaje para interpretar, ese que nunca llega, y es que siempre quiero dar más y mejor, por eso seguiré soñando hasta el fin».