Al anochecer del sábado 10 de febrero, en la sala-teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, en La Habana Vieja, tuvo lugar un hermoso concierto, ideado para deleitar a los espíritus melómanos más exigentes: Los puntos cardinales, de la versátil cantante María de Jesús, quien honra al catálogo de la agencia artística Actuar.
El espectáculo, especialmente dedicado a la madre de la artista, derrochó, en el mejor sentido de este verbo, excelente gusto, y es que contó con guion, dirección artística y general y exquisito humor del maestro Osvaldo Doimeadiós, digno heredero de las mejores tradiciones escénicas y de las grandes estrellas del teatro, la radio, el cine y la televisión de nuestro país.
María de Jesús, elegante mujer de criollísima belleza, gran donaire y savoir faire que le impiden pasar inadvertida, aun para los reacios a dejarse conquistar por sus encantos, siempre vestida de blanco, su color predilecto, desnudó su alma ante los asistentes, a quienes conmovió y estremeció con sus remembranzas sobre su familia, en particular sobre su bien amada madre.
También fueron rememorados Juan Almeida Bosque, Comandante de la Revolución Cubana, de cuya autoría tiene varias canciones en su repertorio; Fomento, su terruño natal; Placetas, la ciudad donde creció y comenzó su desarrollo artístico; La Habana, donde obtuvo el reconocimiento a su arte por parte del gran público cubano; Suecia, el país que la acogió durante varios años y en el que, como ella misma expresa, tuvo una de las experiencias más hermosas de su vida: el nacimiento de su hijo Pedro; y nuevamente La Habana, cual madre generosa que vuelve a acogerla al regresar para establecerse y prodigar su talento a todos los que la amamos.
En la escena tuvimos la oportunidad de ver a un bello ser humano y a una artista de cuerpo entero, de la estirpe de los grandes, dueña de una voz privilegiada, capaz de interpretar diversos géneros musicales en varias lenguas del mundo: Summertime, La vie en rose y Noches de Moscú.
Y es que, más que interpretar, actuó numerosas piezas musicales, secundada por el público y magistralmente respaldada por cuatro músicos instrumentistas de gran oficio y prestigio: Tony Lazcano en la guitarra, Alexis Rivero en el saxofón alto, Reinaldo Campoalegre en la percusión, todos del catálogo de Actuar, quienes la acompañan en las noches del café concert Gato Tuerto, templo del arte cubano, así como Maité Castellanos, artista invitada.
Con este concierto, en el que estuvo incluida la emotiva pieza Palmeras del querer, de su inspiración, María de Jesús nos demostró con humildad, y sin asumir tal pretensión, que es digna heredera de los mejores exponentes de la cancionística cubana, cuyos puntos cardinales, al decir del periodista Julio Acanda en la nota al programa del concierto, «…siempre confluyen en un mismo lugar: el corazón de su gente». ¡Que estes siempre en nuestro corazón, María de Jesús, así como nosotros en el tuyo!