Tesoros. más allá del mar…
Dispersos a todo lo largo de la geografía de la mayor de las Antillas, estos tesoros patrimoniales invitan a enrolarse en una atractiva travesía turística en la que no faltarán, como complemento, la posibilidad de disfrutar de excelentes playas, del sano contacto con la naturaleza y, mejor aún, de conocer el más preciado de sus tesoros: su gente, afable y amistosa.
"El Valle de Viñales, Paisaje Cultural de la Humanidad, es uno de los sitios naturales más hermosos del Caribe. Sus elevaciones de laderas verticales conocidas como mogotes, son de singular belleza"
La Habana, magnífico punto de partida Fue el centro histórico de La Habana Vieja y su sistema de fortificaciones el primer espacio de la Isla en ser declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, en diciembre de 1982. La que es hoy una desbordante y bulliciosa metrópolis de más de dos millones de habitantes, preserva en su antiguo sector fundacional una interesante mezcla de monumentos barrocos y neoclásicos y un homogéneo conjunto de residencias con arcadas, balcones, rejas de hierro forjado y frescos patios interiores. Recorrer esta área capitalina es una invitación a conocer su conjunto de plazas (de Armas, de la Catedral, de San Francisco y la Plaza Vieja) y plazuelas; detenerse a observar sus elegantes palacios e instituciones religiosas, o simplemente tomar un poco de fresco junto a la entrada de una bahía otrora considerada la llave del Nuevo Mundo. Desde La Habana, además, es fácil trasladarse al Paisaje Cultural de la Humanidad Valle de Viñales, en la vecina provincia de Pinar del Río, un accidente geográfico distinguido por sus mogotes –formaciones geomorfológicas extraordinariamente singulares en el mundo–, así como por la diversidad de su flora y fauna.
"Entre prohibiciones coloniales y anhelos de libertad, el catolicismo rígido y los expansivos cultos de origen africano; bailes de salón y la danza musculada de los esclavos africanos; entre piano y tambor, vinos y ron, azúcar y tabaco, el cubano forjó su cultura, se hizo nación, levantó ciudades, monumentos, consolidó tradiciones y acumuló un rico patrimonio que preserva como herencia y comparte con sus visitantes"
Cienfuegos, ciudad neoclásica Distante unos 250 kilómetros al sudeste de La Habana, Cienfuegos fue la primera urbe fundada en el siglo XIX en ingresar en la lista del Patrimonio Cultural de la Humanidad, por considerársele un testimonio excepcional del planeamiento colonial europeo bajo la corriente neoclásica, donde el diseño de la ciudad portuaria y su adaptación al contexto puede ser apreciado en toda su magnitud. La también llamada Perla del Sur constituyó en 1819 el único caso, en toda Cuba, del establecimiento de una villa por colonos franceses procedentes de Burdeos y del sur de los Estados Unidos, en una colonia española. Mucho tuvo que ver en ello su estratégica posición geográfica en el centro sur de la Isla, un atributo que aún en nuestros días goza de plena utilidad, pues desde allí el viajero puede acceder con rapidez a otro sitio de similares valores y también reconocido por la UNESCO como patrimonio mundial: Trinidad, llamada por muchos la ciudad-museo del Caribe, y el cercano Valle de los Ingenios. Eso, sin olvidar que existe allí la posibilidad de explorar el macizo montañoso del Escambray o enrolarse en una excursión a dos de los más hermosos islotes del archipiélago cubano: Cayo Largo del Sur, en pleno Mar Caribe, o Cayo Santa María, en la costa norte. Santiago de Cuba, visita obligada La más caribeña de las ciudades cubanas, Santiago, se antoja punto de referencia obligado para quien viaje a la Isla a conocer sus raíces más autóctonas. Custodiando la bahía se encuentra allí el Castillo de San Pedro de la Roca, desde 1997 Patrimonio de la Humanidad; pero también en sus inmediaciones merece la pena conocer el Paisaje Arqueológico de las Primeras Plantaciones de Café en el Sudeste de Cuba, evidencia única de una forma pionera de agricultura en terreno difícil y que arrojan luz sobre la historia económica, social y tecnológica de la región caribeña y latinoamericana en el siglo XIX. Desde la urbe santiaguera puede también llegarse a dos sitios naturales de relevancia mundial: los parques nacionales Desembarco del Granma, cuyas terrazas marinas y su topografía cársica asociada representan un ejemplo significativo de rasgos geomorfológicos y fisiográficos, así como de continuos procesos geológicos, y el Parque Nacional Alejandro de Humboldt. En este último, una geología compleja y su topografía variada dieron lugar a una diversidad de ecosistemas y especies que no hallan comparación en otras partes del Caribe insular, y que crearon uno de los sitios más diversos en una isla tropical en todo el mundo. Santiago de Cuba posee además la única Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial del país, la Tumba Francesa de la Caridad de Oriente, forma cultural que asocia danza, canto y tambor y encarna uno de los lazos más antiguos y a la vez más vivos entre el patrimonio afrohaitiano y esa provincia cubana. A diferencia de otras manifestaciones danzarias propias de la región, la Tumba Francesa es un espectáculo organizado, complejo y prolongado, que puede compararse con la contradanza, género de salón de origen inglés popularizado siglos atrás en América Latina.