En las costas caribeñas se gestó una gastronomía fruto del sincretismo culinario, sazonado por historias de conquistas, exterminios, esclavitud, piratería, contrabando y migraciones. Su cocina está marcada por la riqueza de mariscos, pescados y moluscos, utilizados desde antaño en platos son exquisiteces gourmet.
El mar Caribe y los países que él baña conforman un crisol de pueblos que se han fundido de mil maneras, para darnos una cultura que va desde los españoles, ingleses, franceses, holandeses, hasta los nativos, africanos, chinos y árabes.
Todos expresan de forma particular sus tradiciones, y replican las costumbres generación tras generación. Una de ellas es la gastronomía, como conocimiento de lo que comemos y bebemos.
Héroes del mar
Fruto del mar, la pesca es una de las artes más antiguas de la humanidad, con héroes anónimos, cargados de una sapiencia que les permite extraer las exquisiteces del mar, y preparar simples platos, que se han transformado en suculentas especialidades de la región caribeña.
De la diversidad de combinaciones que aporta esta cocina marinera, los más notables, los que se ejecutaban en sus frágiles embarcaciones, son en la actualidad servidos con distinción en mesas avaladas por montones de tenedores y estrellas de guías afamadas.
Todas estas propuesta tienen sus relaciones de maridajes. Cuando las sugerimos con estilos diferentes de vinos, que van desde los blancos ligeros y aromáticos, hasta los que tienen un toque de madera para preparaciones más complejas.
También son recomendables los rosados frescos y afrutados, así como los tintos con similares características, ya sean de países como Chile, Argentina, México, o regiones como California, con variedades de uvas para los blancos como chardonnay, sauvignon blanc, riesling, chenin blanc y viognier; o en los tintos la merlot, pinot noir, tempranillo o gamay noir.
El Caribe es uno de los principales destinos turísticos. En él se impone la tradición: la modernidad pacta con las costumbres, y desde aquí los más afamados chefs del mundo vienen a «pescar» con sus cucharones