República Dominicanam, una vez en la vida
Si viaja a este país, por supuesto que no debe faltar una visita a su capital, Santo Domingo. Como toda gran ciudad caribeña –y esta es la primera fundada por los europeos en el antiguo Nuevo Mundo, cuatro años después de la primera travesía colombina–, tiene un valioso centro colonial, que incluye el Alcázar de Colón y la Fortaleza de Ozama, a los que se suman la Catedral Primada de América, el frondoso y fresco Parque de la Independencia, el Palacio de Bellas Artes y el pintoresco Mercado Modelo, con todo tipo de artesanías y productos típicos. La Calle del Conde Peatonal, en la zona histórica, permite apreciar edificaciones del siglo XVI y está bordeada de comercios y sitios como pequeños restaurantes y cafés que atraen a bohemios y artistas. Hoteles, restaurantes y centros nocturnos se alinean en el Malecón; mientras que el Jardín Botánico ofrece en las afueras 180 hectáreas de plantas endémicas, herbolario y jardín japonés; y el moderno Acuario Nacional –al este–, posee amplias muestras de la fauna marina caribeña y atracciones como su túnel panorámico bajo el agua. Por su cercanía, Boca Chica es la playa más visitada por los vecinos de la ciudad, pero esta es apenas un anticipo, en comparación con Juan Dolio, donde se encuentran buenos hoteles, restaurantes y campos de golf. Puerto Plata es de los destinos turísticos por excelencia en República Dominicana. Allí radican los más grandes resorts de compañías como Riu, Iberostar, Meliá y Barceló; campos de golf y otras muchas posibilidades de esparcimiento y solaz. Está al norte –en la llamada Costa del Ámbar, resina vegetal fosilizada de la que hay ricos yacimientos en la zona–, cerca de Monte Isabel de Torres, hacia el cual sube el único teleférico del Caribe, a 800 metros de altura. La ciudad es agradable y fue la punta de lanza para desarrollar el turismo en la región, a la que se han incorporado las playas Dorada, Costámbar, Cofresí, Sosúa y Cabarete. Punta Cana, por su parte, ofrece 50 kilómetros de playas donde funcionan magníficos hoteles y resorts y se localiza esa gran joya caribeña llamada Playa Bávaro, considerada tesoro nacional. Zonas de naturaleza casi intacta, bosques tropicales y hermosos parajes marinos, están a minutos.
Samaná, Barahona y Pedernales «La Tierra más virgen de República Dominicana» llaman a Samaná, provincia en una península del noreste, casi a medio camino entre Puerto Plata y Punta Cana, y que constituye un agradable escenario de naturaleza y bonitas costas para explorar, lejos del ajetreo y la masificación turística. El litoral de arenas blancas está profusamente hincado de cocoteros y, además del paisaje idílico y los deportes náuticos, de allí siempre recomiendan el espectáculo que regalan entre el invierno e inicios de la primavera, cientos de ballenas jorobadas que llegan a estas cálidas aguas para aparearse, procrear y cuidar de sus crías. El ascenso desde la costa conducirá al Salto del Limón, siguiendo un sendero montaña arriba, a través de bosques y plantaciones de café, cacao y frutas tropicales. Los bosques húmedos de la zona y paraísos como Cayo Levantado, con un hotel cinco estrellas que incluye SPA, piscinas y restaurantes; así como el Parque Natural Los Haitises, son ineludibles en cualquier selección. Barahona es donde más claramente se conjugan el mar, la montaña y los ríos en República Dominicana. La ciudad es de arquitectura neoclásica y fue fundada en 1802 por el general haitiano Toussaint Louverture. En las cercanías, además, están la Bahía de Neiva –buceo y pesca–, la Laguna de Cabral –observación de aves migratorias y nativas– y el valle de Polo, excelente para modalidades de ecoturismo. Pedernales, que comparte esta región con Barahona, es fronteriza con Haití. Además de parques nacionales, se localizan aquí cavernas con expresiones de arte rupestre y ríos subterráneos, varios parques nacionales, las espectaculares bahías de Cabo Rojo y de Águilas, recorridas por kilómetros de playas; y el Hoyo de Pelempito, depresión natural de unos 350 metros de profundidad y 8 km² con un microclima por debajo de los 15º C, en contraste con los ardientes 37º C de los alrededores. El Parque Nacional del Jaragua, con grandes terrazas marinas, acoge bosques, playas donde se puede ver a la tortuga carey desovando, islas y cayos, especies endémicas como la iguana rinoceronte y el que es tenido como el reptil más pequeño del mundo, el Jaragua sphaero, de apenas 16 mm. En el lago Enriquillo, famoso por ser el más bajo del Caribe (40 metros por debajo del nivel del mar) y con una salinidad tres veces superior a la marina, está la Isla Cabritos (24 km²), otro reservorio de fauna y flora al que se llega en excursiones y donde pueden seguirse varios senderos y observar cocodrilos, iguanas y flamencos.
Por todo el país Más allá de estas regiones –Santo Domingo, Puerto Plata, Punta Cana y la Península de Pedernales (Barahona y Pedernales)–, hay en República Dominicana otros lugares y actividades que deben tomarse en cuenta a la hora de visitarla. No olvidar que el país es calificado como la meca del golf en el Caribe, con más de treinta campos, entre ellos el Teeth of the Dog, en el resort turístico de lujo Casa de Campo, en La Romana, citado por expertos como el mejor del Caribe y entre los primeros del mundo. Casi siempre están cerca del mar y fueron diseñados bajo el asesoramiento de leyendas como Pete Dye, Jack Nicklaus, Arnold Palmer, Robert Trent Jones, Gary Player, Tom Fazio y Nick Faldo, entre otros. También es recomendable conocer la ciudad de Santiago de los Treinta Caballeros, segunda del país, fundada en el año 1 500 y con importantes monumentos coloniales y expresiones folclóricas. Los amantes del montañismo y el turismo de naturaleza pueden probar suerte con el Pico Duarte, el más alto del Caribe, con más de 3 000 metros de altura y las temperaturas más frías de la región; e incursionar en la cordillera central donde se encuentra el Salto de Aguas Blancas (83 metros) y en el valle de Jarabacoa, para practicar rafting. La isla de Saona, cerca de La Romana, en el sur, es otro de los puntos recomendables en este país que siempre exigirá, primero que todo, una buena información previa para elegir mejor a dónde ir y qué hacer.