Más allá de la leyenda bíblica, las estrellas siguen siendo en medio de la era del GPS (sistema de Posicionamiento Global compuesto por  satélites), un modo natural de orientación en cualquier viaje.

Claro, que para ello se requieren ciertas premisas. Ante todo, conocer desde el principio del viaje turístico en qué punto cardinal se encuentra el lugar a donde deseamos regresar en la noche. Imagine que perdió el rumbo dentro de un bosque. Recuerde por ejemplo si el lugar que busca se encuentra hacia el Norte. Localice un sitio para escudriñar bien el cielo y encontrar una estrella para guiarse.

Para los habitantes del Hemisferio Norte de la Tierra, la orientación más fácil se obtiene mediante la localización de la Estrella Polar, pues la misma siempre está visible, a mayor o menor altura, en dependencia de la latitud geográfica del observador. La Polar es una estrella de segunda magnitud que se puede ver a simple vista incluso desde las ciudades.

Para una orientación aproximada en dirección al Norte mediante ese foco estelar, el error que se comete es insignificante y de ahí lo útil que resulta la estrella Polar para ese propósito. En el hemisferio celeste Sur, no hay estrella notable cerca del Polo Sur y la orientación es más difícil. Ahora el problema a resolver es identificar la estrella Polar.

En el cielo de cada localidad del Hemisferio Norte la estrella Polar describe diariamente un pequeño círculo alrededor de un punto situado a una altura sobre el horizonte igual a la latitud geográfica del lugar. Por ejemplo, en La Habana ese punto está situado a 23 grados de altura, en Santiago de Cuba a 20 grados, en Managua, la capital nicaragüense, la altura del punto sería de 12 grados sobre el horizonte, etcétera. Alrededor de la Polar y en un círculo de unos 1 grados de radio no hay otra estrella que tenga un brillo similar y esto facilita su localización.

Para ubicar la Polar, se utilizan dos constelaciones muy famosas: la Osa Mayor y Casiopea. Las constelaciones son divisiones de la esfera celeste en sectores, caracterizados por tener dentro de ellos un grupo de estrellas que forman una figura fácilmente identificable. Más de la mitad de las 88 constelaciones actuales son conocidas desde hace unos dos mil años y entre ellas se halla la Osa Mayor.

Las principales o más brillantes estrellas de la Osa Mayor son siete. Cuatro de ellas forman un rectángulo ligeramente deformado y las tres restantes se sitúan detrás formando una especie de cola. Para muchos se asemeja a una sartén o una cacerola con su mango.

Las dos estrellas del lado menor del rectángulo opuesto a la cola son las llamadas «apuntadoras», conocidas como Dhube y Merak. Si la distancia entre ellas la prolongamos  veces en la misma dirección en que apuntan hacia el horizonte llegaremos casi exactamente a la Polar. La Osa Mayor puede verse desde el Caribe durante casi todo el año, ya sea por la noche o la madrugada. En los pocos meses del invierno en que no es visible, nos podemos guiar por Casiopea, constelación que tiene la forma de una W (o una M según se mire).

Las cinco estrellas que integran a Casiopea forman dos ángulos unidos. Si proyectamos hacia fuera la bisectriz del ángulo mayor encontraremos la Polar. Recordemos que la bisectriz es la línea imaginaria que divide al ángulo en dos partes iguales.

Si es de día cuando el turista pierde el camino puede utilizar su reloj de la siguiente manera. Dirija el horario del reloj hacia el punto donde se halla el Sol. Entonces el Sur lo encontraremos en la línea media (o sea la bisectriz), del ángulo que se forma entre la aguja del horario y la línea imaginaria que une la hora 6 con la hora 12 en el reloj. El método del reloj cuando mejor funciona en Cuba es en los meses de invierno, ya que durante el verano puede dar un error de decenas de grados.