Panamá Viejo Tesoro de historias
En lo alto de la torre de la catedral, hoy acondicionada como mirador para los más de 6 mil visitantes mensuales, podríamos recrear el momento cuando el pirata inglés Henry Morgan llegó aquel 28 de enero de 1671 y fue quemando lo que quedaba de la ciudad que un día antes destruyeron los españoles al volar los depósitos de explosivos.
La antigua ciudad de Panamá se caracterizó por la gran cantidad de iglesias y conventos que se construyeron, y cuyas ruinas son las de mayor grado de conservación. Se destaca el Convento de la Concepción, único de monjas de la ciudad. Otras ruinas religiosas son la Compañía de Jesús y los conventos de San Francisco, de la Merced y de San Juan de Dios. De las civiles, se aprecian las del Cabildo, también los vestigios de dos puentes: el del Rey y el del Matadero; así como el Fuerte de la Natividad.
En el lugar existe un museo y el Centro de Investigaciones Patrimoniales (CIP), dependientes del Patronato de Panamá Viejo, donde se dedican a la investigación en historia, arqueología, ecología, conservación de bienes y gestión de sitios de interés patrimonial.
“Panamá viejo, tus ruinas sagradas en noches calladas murmuran frases como plegarias y no muy lejos, entre tus palmas me trae la brisa suspiros leves llenos de amor”, esto dice un fragmento del poema del panameño Ricardo Fábrega, cuando se refiere a las historias que se tejen alrededor del monumento, que pueden sentirse a medida que vaya caminando entre las ruinas que la UNESCO declaró como Patrimonio de la Humanidad en 2003.