Moto Guzzi, Ambassador

De cómo Julio Vizcaíno consiguió «rodar en el sueño de su vida» trata esta primera historia. Julio, un artista plástico (o como modestamente suele llamase a sí mismo: artesano) que tiene su mesa de exhibición y venta en la Marina Gaviota del balneario de Varadero, es, además, uno de esos motociclistas de «pura cepa».

También es una persona emprendedora a quien las dificultades no logran vencerle. De pequeño amó tanto la motocicleta como el arte y consiguió hacer de ambas su felicidad. Con la moto tuvo contacto desde niño, su papá disponía de una Berjovina, 50 cc, de aquellas producidas en las exrepúblicas soviéticas del Báltico.

En la «Berjovina de papá» obtuvo su licencia de conducción en 1987, y con el tiempo él también tuvo su propia Berjovina. Luego compró una Karpati, 50 cc (también soviético), hasta que se hizo de una Jawa, 350 cc, la cual reparó y utilizaba porque Julio vive en Matanzas y trabaja en Varadero, así que un vehículo propio es importante.

Los motociclistas de «pura cepa» viajan y Julio… viaja, no solo de Matanzas a Varadero y viceversa. En uno de esos itinerarios, esa vez por Santiago de Cuba, encontró esta Moto Guzzi olvidada, maltrecha y parqueada. Su dueño, antiguo oficial de la Policía Motorizada, la adquirió al jubilarse. Era antes la moto en que trabajaba.

Julio quedó encantado con aquella Moto Guzzi, modelo Ambassador de 750 cc, del año 1968. Se marchó de Santiago pensando en ella. Al cabo de un tiempo, volvió a hablar con el dueño: «te cambio mi Jawa, en muy buen estado, por tu descalabrada Moto Guzzi». Aceptado el cambio, viajó a Santiago de Cuba en Jawa y volvió en Moto Guzzi.

Pero antes, para probarla, Julio se fue a Baracoa y subió por el viaducto La Farola. ¡Qué felicidad gozar del empuje del motor de 750 cc, loma arriba, rumbo a la primera villa fundada por España en Cuba! De vuelta a Matanzas, tras una semana de viaje, el embullo le llevó a reparar y pintar la moto.

Conocí a Julio durante las inscripciones del XV Rally de Regularidad, Copa Castrol, que organiza el Club de Autos Clásicos y Antiguos «A lo Cubano». Es miembro de LAMA (Latin American Motorcycle Asociation), en su Capítulo Habana. ¿Aún quedan dudas de que a Julio le encanta viajar en moto?

 

LA OTRA HISTORIA

El 15 de marzo de 1921 nació en Génova la Societá Anonima Moto Guzzi, fundada por Giorgio Parodi y sus amigos Carlo Guzzi y Giovanni Ravelli, todos compañeros de la Regia Aviazione, «para la fabricación y venta de motocicletas». El águila con las alas desplegadas del logotipo de Moto Guzzi era la del escuadrón aéreo en el cual sirvieron todos durante la I Guerra Mundial.

A finales de los '60, Moto Guzzi, ya asentada en Mandello del Lauro, creó el motor bicilíndrico en V a 90º (el de la moto de Julio), destinado a convertirse en símbolo de la marca. Con este propulsor se fabricaron las motos que hoy día son los hitos de Moto Guzzi. El modelo Ambassador, así como su compañero Eldorado, estaban equipados con motorizaciones de 850 cc.

Se comercializaron en el mercado estadounidense, y una versión más estándar de 750 cc se vendió a otros clientes, entre ellos Cuba, que las compró para su Policía Motorizada. Una de aquellas es la Moto Guzzi de Julio. Para esta marca italiana, el motorista de EE. UU. es muy importante, baste decir que allí hay 52 Moto Clubs Guzzi.

Desde el 30 de diciembre de 2004, Moto Guzzi es parte del Grupo Piaggio, líder europeo de vehículos a motor de dos ruedas y uno de los principales fabricantes mundiales del sector motociclístico.

La historia de Moto Guzzi la podemos ver en sus triunfos deportivos: 15 títulos en el Campeonato Mundial de Motociclismo (350 y 500 cc) en solo nueve años, entre 1949 y 1957, en que se retiró de las competiciones, y 11 victorias en el Tourist Trophy de la Isla de Man.