ASÍ ES COMPETIR EN EL RALLY
LISTOS PARA EL RALLY
Un día antes, junto al piloto y propietario René Álvarez, pasamos inspección y colocamos la gráfica identificativa: nuestro DeSoto Diplomat 1958 ya es el auto 09 (para conocer más del auto buscar en la sección Historia).
¡COMIENZA LA AVENTURA!
Sobre las 9:00 a.m. es la inauguración y algo después comienzan a salir los autos: uno cada dos minutos. Llegado nuestro turno, recibimos el recorrido a cumplir, con los diferentes tramos, la velocidad y marca de 5 km iniciales.
MARCANDO EL CAMINO
Este dato es vital. Permitirá cotejar nuestro odómetro –al DeSoto aún le funciona el suyo, original- respecto al patrón del circuito. Si hay diferencias, habrá que calcular un factor de corrección para ajustar nuestra marcha durante todo el recorrido. Parece complicado, y lo es.
A mayor diferencia, necesitaremos más instrumentos y cálculos. Las distancias y tiempos se calcularán a partir de v=d/t, tomando por referencia ese primer tramo. Todo eso, y guiar al piloto en la ruta, será responsabilidad del copiloto.
Largamos a las 9:58 a.m. del emblemático cabaret Tropicana, al oeste de La Habana. Nuestro odómetro marcaba 250 365,6 km. Avanzamos por la ruta hacia el centro de la ciudad, e intentamos mantener la velocidad fijada para el tramo: 40 km/h. Llegamos a la salida del túnel de Línea con la marca de 5 km, y nuestro odómetro indicaba 250 370,5 km ¡Una lectura casi perfecta tras 61 años de funcionamiento!
¡LANZADOS!
Esto lo simplificaba todo. Desechamos cronómetros y cálculos. Rodaríamos casi rozando la velocidad de cada tramo, con un «extra» tras los semáforos, para recuperar el tiempo.
Así, pasamos el primer check point y enfilamos el tramo más complicado: atravesar el centro de La Habana, hasta la Plaza de la Revolución, con numerosos semáforos. Varios fueron en rojo. Al salir de la Plaza, aceleramos para recuperar y eso nos costó el rally: pasamos adelantados el check point 2.
Luego atravesamos el bosque de La Habana, a punto de equivocarnos en una rotonda, y salimos al noroeste, a Miramar.
LLEGADA A META
Continuamos hacia el noroeste, hasta Siboney. Allí, aunque es fácil confundirse, conocíamos bien la zona. Encontramos el carro 44 averiado y ofrecemos ayuda, pero habían resuelto el contratiempo: un muelle del acelerador suelto.
Quedaban pocos km, rodamos precisos y, justo a las 11:24 a.m., entramos a la meta. A pesar de la inexperiencia, la dupla con René funcionó perfectamente. Tanto así que, durante la premiación, nos asombramos: con 20 puntos ocupamos el 5.o lugar compartido, nos condenó pasar adelantados en el segundo check point.