- El rock en Holguín levanta escaleras al cielo
Cada año aparecen en el escenario editorial libros que desde diversos campos -la musicología, la teoría de la música, la sociología, los estudios históricos o el testimonio- analizan zonas olvidadas en la música cubana y sus diferentes géneros, expresiones y representantes; incluso aportan nuevas miradas y enfoques a fenómenos musicales que han marcado ineludiblemente el devenir de Cuba como nación y, además, la identidad sonora de quienes la habitamos.
Uno de estos textos es Escaleras al cielo. El rock en Holguín (Ediciones La Luz, 2017) de los investigadores holguineros Raúl Cardona y Zenovio Hernández, pues aporta nuevas visiones a los estudios sobre uno de los géneros que menos suerte ha corrido en las investigaciones de este tipo: el rock de factura nacional, en este caso el realizado en y desde Holguín como plataforma aglutinadora de reconocidos eventos y festivales.
Tomando como referente libros como Hierba mala. El rock en Cuba, de Humberto Manduley, los autores estructuran el libro en cinco capítulos fundamentales que vienen a recoger los principales momentos de la historia del género en Holguín, y además el contexto social, político y cultural de las etapas estudiadas: «Orígenes. Del cine norteamericano a Los Century»; «De la década oscura al rock socialista»; «58 en Rock abre sus puertas desde la radio»; «Metal HG: un festival para la historia»; y «Rockmerías: un nuevo espacio para las bandas y su público». Además, incluye una amplia relación de las bandas de rock, una exhaustiva cronología del devenir del género en la provincia y una galería fotográfica que viene a ser compendio gráfico de los mencionados capítulos.
Después del surgimiento de las primeras agrupaciones y las incomprensiones iniciales, el rock en Holguín comenzó a dejar de ser un estigma, sobre todo cuando la Asociación Hermanos Saíz (AHS) «acogió en su seno a los integrantes de esas bandas, las cuales desde entonces organizan peñas, conciertos y festivales en las instalaciones de esa organización». Asimismo, ambos investigadores resaltan la importancia de las Romerías de Mayo, y posteriormente el espacio Rockmerías dentro de este megaevento, en la socialización y legitimación del género, desde que en la primera edición en 1994 participaran Athanai, Síntesis y las locales Los Beltas, Abstracto, Aries, S.O.S. y Destrozer. De esa fecha hasta el momento, Rockmerías ha reunido en la ciudad a importantes bandas exponentes de diversas vertientes del género musical, con Mephisto como anfitrión.
Por su parte, el Festival Metal HG -de quien Cardona es uno de sus organizadores- se encuentra entre los más longevos y significativos del circuito de eventos rockeros en el país. Posee, además, un característico espacio teórico donde convergen presentaciones de libros y lecturas de narrativa y poesía relacionadas con el rock. También Holguín ha recibido en los días del Metal HG a importantes agrupaciones, entre ellas Necrófago, Mr. Dominus, Combat Noise, Zeus, Blinder, Agonizer, Escape, Ancestor y Estigma.
Con edición de Irela Casañas y atractivo diseño de portada de Frank Alejandro Cuesta a partir de una fotografía de Lino Valcárcel, Escaleras al cielo… funciona como un detallado estudio monográfico que provoca preguntas y múltiples abordajes sobre el tema, pues recopila una valiosa información que procesada y en su conjunto hubiese sido prácticamente imposible obtener de otra manera. Ese es uno de sus mejores y principales logros: reunir varias décadas de historia y pasión hacia el rock en una provincia caracterizada por su diversidad artística y la amplitud y calidad de sus exponentes.
Libro esclarecedor, válido además por la apertura de miras que provoca, especie de piedra de toque en los estudios de ese tipo en la provincia, Escaleras al cielo. El rock en Holguín resulta un primer y necesario escalón para futuras investigaciones que profundicen en aspectos del rock provincial desde otros enfoques, ámbitos y disciplinas. Estos complejos peldaños, como compleja y variada ha sido la propia evolución del género, nos ayudan a ascender sin miramientos, con el oído y los sentidos atentos, la escalera del rock en Holguín, parte ineludible del rock nacional, en busca del cielo o tal vez de algo más terrenal y eterno, algo en que se nos vaya la vida y que nos hermane al mismo tiempo: por ejemplo, un buen tema de rock una noche cualquiera.