PLAYAS Joyas del Caribe
Así son sus playas
Reconocido instintivamente por el viajero como el destino ideal donde disfrutar días inolvidables de sol y mar, el Caribe posee tal diversidad de playas que quien pretenda conocer al menos una parte representativa se verá obligado a volver, una y otra vez, a una región cuya oferta turística vive un permanente proceso de ampliación, diversificación y mejora. Las caribeñas son playas capaces de satisfacer todos los gustos: las hay bañadas por las suaves brisas del Océano Atlántico y resguardadas por una cordillera de majestuosas montañas, como las de la Costa de Ámbar, al norte de República Dominicana, que se extienden por más de 125 kilómetros.
Aunque en esa propia nación resulta difícil elegir entre las playas casi perfectas de La Romana y Bayahibe, la indomada belleza de Barahona suroeste, o las aguas de colores profundos de Juan Dolio–Guyacanes. Algo similar sucede en Cuba, donde parajes virginales como Playa Sirena, en Cayo Largo del Sur; Playa Ensenachos, en Cayo Santa María, o Playa Pilar, en Cayo Guillermo, pugnan por un lugar en la preferencia del visitante con otros destinos de mayor renombre como Varadero. Playas de ensueño adornan también a Puerto Rico y entre éstas Luquillo Beach, situada a 50 kilómetros de la capital San Juan, pintada de auténtico calor caribeño.
Para los surfistas, en tanto, la tierra borinquen reserva a La Concha y Ariones durante el verano, y Pine Grove (Isla Verde), La Parada Ocho y la Laguna del Condado, ideales para practicar este deporte en invierno. Mas, si se habla de playas representativas caribeñas es imposible dejar de mencionar a Seven Mile Beach en Jamaica, un lugar ideal para parejas; o la martiniqueña Cap Chevalier, donde una barrera de coral la convierte en un lago cristalino de excepcional belleza. Playa Caribe, en la zona norte de la Isla de Margarita, Venezuela, tiene siempre un lugar solitario para tomar el sol, cuevas de fácil exploración y, durante los meses de julio y agosto, regala también lo que sus habitantes consideran los atardeceres más espectaculares del mundo.
Las arenas doradas de Playa Langosta, en Cancún, resultan tan cautivantes como las aguas tranquilas, limpias y poco profundas de Playa Tortugas y Playa Chac Mool, ideales para relajarse y disfrutar en compañía de los niños. Eso, sin olvidar a Paraíso, una playa salvaje enclavada en medio de la selva en la Riviera Maya, donde además destaca Playa Encantada, cercana a un sitio de ruinas de esa cultura aborigen e inmejorables vistas. Hay también playas de lujo en la isla colombiana de San Andrés, bañada por «el mar de los siete colores», como Bahía Sardina, Cocoplum, San Luis o Sound Bay, e igual sucede en Trinidad y Tobago con Maracas, Tyrico, Las Cuevas, Chagville, Los Iros y Quinam. Estas dos últimas son buenas playas, pero las aguas de Quinam pueden llegar a ser de color marrón, principalmente debido al sedimento del río Orinoco.
En Barbados, una isla de apenas 34 kilómetros de largo por 22 de ancho, la playa Dorada, llamada así por sus hermosas arenas, resulta ideal para practicar deportes acuáticos, mientras al Oeste de Bonaire, la pequeña isla de Klein Donaire está deshabitada y rodeada de playas virginales, hermosas, tranquilas… caribeñas. El Caribe es mucho más que simplemente disfrutar del sol y los baños de mar. En sus fondos marinos se concentra 9% de los arrecifes de coral del Planeta y, tierra adentro, su biodiversidad es única y sus ecosistemas variados.
En los Fondos marinos caribeños se concentra 9% de los arrecifes de coral del planeta
Si se habla de playas representativas caribeñas es imposible dejar de mencionar a Seven Mile Beach en Jamaica, un lugar ideal para parejas; o la martiniqueña Cap Chevalier, donde una barrera de coral la convierte en un lago cristalino de excepcional belleza
De otro lado, el propio devenir histórico convirtió a la región en punto de confluencia de las más diversas culturas, originando un colorido crisol de costumbres, manifestaciones artísticas y creencias religiosas, que lo hacen único e irrepetible. Una estancia caribeña no puede pasar por alto el disfrute del carnaval dominicano, una de las tradiciones más coloridas de esa nación y que cobra vida cada año a finales del mes de febrero.
Allí, las dunas de Baní son otro atractivo tan singular como la imponente Fortaleza San Felipe, el Lago Herniquillo (el embalse de agua salada más grande del Caribe), o la belleza escénica de Constanza y Jarabacoa, dos ciudades construidas al pie del majestuoso Pico Duarte, el más alto del Caribe. Cuba, un destino perfecto para iniciarse en el buceo, dispone de tranquilos lugares para buenas inmersiones, entre ellos María la Gorda, en el extremo occidental; la Isla de la Juventud y Cayo Largo del Sur, en el suroeste, o los Jardines de la Reina, un laberinto de islas e islotes deshabitados que emergen en la costa sur oriental entre frondosos jardines de coral.
En Isla Margarita está El Yaque, el único lugar en el mundo que garantiza condiciones ideales para la práctica del surf en cualquier época del año, mientras en la Riviera Maya es posible sumergirse en bellos cenotes, cauces fluviales subterráneos de agua dulce y transparencia excepcional. El buceo en Isla Mujeres es uno de los principales atractivos. Allí está La Cruz de la Bahía, una enorme cruz de bronce sumergida para celebrar el 140 aniversario de la fundación del poblado. Para algunos, «la mejor inmersión del mundo a cuatro metros de profundidad» puede realizarse en Gran Caimán, donde es habitual el buceo con rayas o pastinacas en Stingray City y Sand Bar.
La pequeña isla hondureña de Utila da la posibilidad de bucear con tiburones blancos, que por alimentarse de zooplancton y camarón resultan inofensivos; en tanto en su vecina Roatán, es posible nadar y sumergirse acompañado de delfines. En la costa suroeste de Trinidad y Tobago resulta de interés conocer Brea Pitch Lake, la reserva natural de asfalto más grande del mundo, tanto como el Festival Hindú de Luces, Divali, que se celebra entreoctubre y noviembre. Famosa por sus licores de diversos colores, en Curazao conviven personas de más de cincuenta nacionalidades, lo que le confiere un toque particular, mientras en Bonaire —que algunos llaman «el paraíso del buceador»— resulta muy atractivo el Lago Goto, habitado por unos 20 mil flamencos.
El Caribe tiene una gama multicolor de playas: las hay de arenas blancas y negras; resguardadas por cordilleras; como islotes flotantes en el medio del mar; apartadas e íntimas, bulliciosas y cosmopolitas…