Como un homenaje justo a la ciudad de la que tomaron su denominación los habanos, hace 10 años surgió la marca San Cristóbal de La Habana, que rinde tributo al sugestivo lugar por su condición de capital, su historia, la hospitalidad de sus habitantes y el mítico encanto de sus calles, parques, plazas y monumentos. Era por otra parte, una confirmación adicional de la creatividad y las potencialidades que distinguen al mundo del habano, que siempre está en movimiento.

Como un homenaje justo a la ciudad de la que tomaron su denominación los habanos, hace 10 años surgió la marca San Cristóbal de La Habana, que rinde tributo al sugestivo lugar por su condición de capital, su historia, la hospitalidad de sus habitantes y el mítico encanto de sus calles, parques, plazas y monumentos. Era por otra parte, una confirmación adicional de la creatividad y las potencialidades que distinguen al mundo del habano, que siempre está en movimiento. Esta marca tuvo en un inicio un vitolario compuesto por 4 formatos diferentes con nombres de fortalezas coloniales: El Morro (cepo 49 x 180 mm), La Fuerza (cepo 52 x 141 mm), La Punta (cepo 52 x 140 mm) y El Príncipe (cepo 42 x 110 mm). Posteriormente, en 2006, sumó otras vitolas: Muralla (cepo 54 x 180 mm), Mercaderes (cepo 48 x 167 mm), y Oficios (cepo 43 x 135 mm), bautizadas con nombres de calles de la Habana Vieja, que vendrían a conformar lo que se denomina dentro de la marca como Serie Calles, diseñada como un producto exclusivo para la red de franquicias La Casa del Habano. Uno de los atributos más sobresalientes que tiene esta marca es su bella presentación, cuyas habilitaciones están catalogadas por expertos del diseño y la litografía tabacalera como una de las más hermosas y elegantes de las marcas menos antiguas de Habanos. En estos 10 años de existencia, la marca San Cristóbal de La Habana ha tenido también momentos importantes con producciones de Series Especiales, Humidores de Tabacos diseñados y elaborados en exclusiva por artesanos de Cuba y que constituyen joyas verdaderas, incluso para coleccionistas del mejor arte. Como uno de los grandes momentos del XI Festival del Habano se celebra la primera década de existencia y éxitos de la marca, por lo que Habanos S.A. lanzará al mercado el volumen IX de la Colección Habanos, estuche especial que estará disponible en la red de las Casas del Habano en el mundo, para deleite de quienes buscan el disfrute de especialidades y, en general, de todos los amantes de este producto tan genuinamente cubano. Vitolas, evocación, fortalezas La Habana, con sus contrastes, también tiene castillos. Bastiones de una época colonial que fueron levantados entre ataques de piratas y el deseo español de preservar su colonia y todo ello quedó casi intacto y hoy se puede apreciar con facilidad, evocado por estas vitolas. El ejemplo más significativo lo constituye el Castillo del Morro, que recibe a aquellos que llegan por mar, o simplemente a quienes –de visita en La Habana–, quieren conocer los sitios más representativos de la urbe. De guardia siempre, El Morro se alza sobre una alta roca a la entrada de la Bahía de La Habana. La fortaleza y su faro guían a los barcos y sirven de perfecta imagen para quienes se fijan en los grandes detalles durante sus viajes. La corona española concibió planes defensivos de la ciudad entre los siglos XVI y XVIII, a consecuencia de los frecuentes y muchas veces devastadores ataques piratas. Las obras duraron 40 años, iniciadas en 1589 y con proyecto del ingeniero militar Juan Bautista Antonelli, quien además, fue el padre de otros reductos de la villa. El Morro tiene forma de polígono irregular, con gruesas murallas; alcanza los 40 metros sobre el nivel del mar y posee baluartes y salientes defensivos. Todos los viajeros distinguen hoy día por sobre la fortaleza su faro marítimo, que desde los viejos tiempos en que en La Habana se concentraba la Flota de la Plata, ha constituido la referencia más visible para orientarse por estos mares. La Fuerza, un símbolo Protegiendo la villa de San Cristóbal y como la más antigua de sus fortalezas, se encuentra el Castillo de la Real Fuerza. Su construcción comenzó en 1558 y terminaron 20 años después. Como peculiaridad, sus inicios estuvieron a cargo de la única mujer gobernadora de la capital, Doña Isabel de Bobadilla, esposa de Hernando de Soto, quien murió en 1542 a orillas del Mississippi, durante la conquista de la Florida. Entonces la enamorada mujer, que siempre esperó el regreso de su compañero, encargó al arquitecto Mateo de Aceituno la obra. Fue un lugar tan seguro que varios gobernadores la emplearon como residencia. De mirar cada día al horizonte y esperar al marido, la Bobadilla se convirtió en un símbolo, recreado en una veleta como estatuilla de metal con figura de mujer, que se colocó en la cúpula de La Fuerza y recibió el nombre de La Giraldilla, actual emblema de la ciudad de La Habana. La Punta, muy pegada al mar Se elevó en un saliente al borde del mar con 100 metros de lado y 58 de ancho, por el costado occidental de la boca de entrada a la bahía. Los historiadores recuerdan que durante la toma de La Habana por los ingleses sufrió grandes daños que luego fueron reparados y en 1868, durante La Guerra de los 10 Años por la independencia de la colonia española, se le añadieron cuatro explanadas para similar cantidad de cañones. El Príncipe La construcción del Príncipe, por su parte, se inició en 1767 en la loma del mismo nombre bajo la mirada del ingeniero Silvestre Abarca. Esta obra posee pentágono irregular con dos baluartes, dos semibaluartes y un rediente, grandes fosos, galería aspillerada, camino abierto, revellines, galería de minas, almacenes y aljibe; y en estos momentos, en el lugar existen dependencias oficiales. Un recorrido más San Cristóbal es el nombre del santo patrón de La Habana, la capital cubana establecida definitivamente el 16 de noviembre de 1519 a orillas del Puerto Carenas, Bahía de La Habana. La Habana Vieja, declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1982, como Patrimonio Cultural de la Humanidad, cuenta propiamente con alrededor de 2,5 kilómetros cuadrados, es el área más turística de Cuba.

Las primeras referencias a calles en La Habana aparecieron en un acta del Cabildo de diciembre de 1550, «donde se habla de la calle Real, que iba de la casa de Inés Gutiérrez al monte. Se refiere, indiscutiblemente, a la actual calle Muralla».

Mercaderes, por su parte, alude a que la mayoría de las personas allí tenían esa profesión; mientras que en Oficios se establecieron muchos artesanos. Para 1584 Muralla era la más importante de las cuatro calles existentes en ese entonces y lo mejor es que todas estas arterias se pueden visitar en la actualidad y disfrutar de su belleza

La fábrica nueva

Desde febrero de 2005 la fábrica de tabaco torcido La Corona ocupa un nuevo local y enfrenta planes más ambiciosos para su producción. El deterioro del edificio original y reorganizaciones en la producción del tabaco cubano para el mercado internacional, convirtieron esta factoría en una novedad. De un espacio muy cosmopolita en la zona vieja de La Habana, La Corona pasó desde febrero de 2005 a un lugar mejor acondicionado y moderno. Esta importante industria reabrió sus puertas en la Avenida 20 de Mayo No. 520, en el Municipio capitalino del Cerro, con 515 tabaqueros en mesa, lo que significa una importante capacidad productiva