Santiago de Cuba, V siglos de vida y más
El Adelantado Velázquez en su carta de relación al Rey donde rinde cuentas de su afán conquistador, explicó que dada la existencia de una amplia y protegida bahía y especialmente por estar localizada en una posición cercana a La Española –Centro del dominio colonial español de entonces-, tomó la decisión de que fuera esta villa la población principal y en consecuencia el centro del gobierno de la Isla; condición que perduró en las primeras décadas del siglo XVI. Rápidamente el Gobernador ya establecido, hizo venir las familias notables que se encontraban en la primada villa de Baracoa.
Tan importante acontecimiento sucedió en el verano de 1515, y aun cuando no existe un testimonio documental del hecho en sí, resulta una posibilidad real que el Acto fundacional tuviera lugar en la fecha que se relaciona con el patronímico escogido para nombrar la villa, o sea, el día de Santiago que se celebra cada 25 de julio y que la tradición de los santiagueros ha hecho llegar hasta nuestros días.
Es justo apreciar lo que significó aquel momento, ya que lo sucedido allí marcó para siempre aquella villa naciente al colocarla definitivamente en un singular escenario geográfico donde se destacaría desde entonces, su condición de ciudad costera con un perfil delineado entre el mar Caribe y las montañas de la Sierra Maestra. Nació así para la historia una ciudad paisaje, una ciudad anfiteatro, una ciudad de miradores naturales, una ciudad que supo dialogar de forma permanente con la naturaleza circundante y brindarnos un rostro definitivamente caribeño que recreó un comportamiento urbano y arquitectónico donde primó su capacidad extraordinaria de adaptarse al accidentado relieve, al riguroso clima -cálido y húmedo- y especialmente a sus frecuentes temblores y terremotos, sólo posible gracias a la inteligencia acumulada de sus pobladores para sobrevivir ante este fenómeno natural adverso.
Hernán Cortés fue elegido como su primer alcalde, y a partir de ese momento, el cabildo dio fe y decidió sobre el acontecer santiaguero. Vale recordar que en los primeros momentos de organización y gobierno fue solicitado el reconocimiento de un primer Escudo de Armas para la Isla, el que dados sus atributos formales, sería asumido como propio de la villa: este blasón presentaba dos cuartones principales, uno superior con la Ascensión de la Virgen María y otro inferior con Santiago Matamoros. Este escudo sufrió transformaciones en el siglo XIX al incorporársele dos nuevos cuartones con la Orden de Santiago y una orla exterior con la inscripción de “Muy noble y muy Leal”. Su imagen reconocida continúa siendo un símbolo de aquellos primeros siglos de existencia.
Consideramos importante destacar que la villa de Santiago recibió el Título de Ciudad desde 1522, o sea, siete años después de su fundación, y que al decisión estuvo relacionada con la del traslado de la Sede del Obispado de Cuba desde Baracoa a Santiago, donde llegaría pocos años después el primer Obispo residente en la Isla.
El Gobernador Velázquez murió en 1524 y fue enterrado en los terrenos de la primera Catedral santiaguera. Su lápida mortuoria se encuentra expuesta hoy en el Museo Bacardí como una reliquia de aquellos tiempos. El alcalde Hernán Cortés rápidamente se enroló en la conquista de Tierra Firme donde se convirtió con la conquista de México, en uno de los protagonistas principales de aquellos tiempos de encuentros y desencuentros entre el viejo y del nuevo mundo.
Con el paso del tiempo, la Plaza de Armas, o Plaza Mayor de Santiago de Cuba, resultó ser un terreno cuadrilongo alrededor del cual se localizaron importantes edificaciones como la casa del Gobernador (de contratación y de fundición del oro), conocida hoy como Casa de Velázquez o Museo de Ambiente Histórico Cubano, verdadero ejemplar de la más temprana arquitectura colonial cubana –primer tercio del siglo XVI-exponente que según las sabias palabras del arqueólogo cubano-catalán Dr. Francisco Prat Puig demostraba la presencia de un estilo pre-barroco, que legitimaba la existencia de una escuela morisca de arquitectura criolla. Al sur de la plaza, los terrenos de la Catedral, en cuyas tres primeras versiones (fue reconstruida en cuatro ocasiones) se hicieron patente el compromiso de dar recibo con sus campanadas al arribo de las embarcaciones que entraban al Puerto. Mirar al mar la obligó a quedar en posición lateral con respecto a la plaza. Fue en la primera catedral que ejerció como primer maestro cubano el mestizo Miguel Velázquez, y sería en la tercera, a fines del siglo XVIII, que aparece el presbítero Esteban Salas venido de la Habana para dirigir la Capilla de Música de la Catedral y a través de su extraordinaria obra, erigirse como Padre de la música cubana.
Centro fundacional, la Plaza de Armas fue transformándose con el paso del tiempo hasta convertirse en el actual Parque Carlos Manuel de Céspedes, corazón de la ciudad, donde late la espiritualidad de los santiagueros y donde se valora día a día el acontecer cotidiano del universo. Allí se eleva hoy la cuarta Catedral construida en el mismo sitio, pero mirando ahora a la Plaza desde el sur, con un marcado eclecticismo que le proporcionó la remodelación que en la segunda década del siglo XX le hiciera el arquitecto Carlos Segrera Fernández.
Pasado el tiempo, vemos ahora incansables y tenaces, un numeroso grupo de hombres y mujeres, especialistas, constructores y restauradores que se empeñan en la labor de devolver las luces a cúpulas y campanarios, otros en el lado opuesto de la plaza, actúan sobre el interesante edificio del Palacio de Gobierno Municipal -de factura neo colonial construido en la década de los 50 del siglo XX y que a partir de entonces ha sido protagonista de extraordinarios sucesos de la historia nacional. Todo el Parque Céspedes y su entorno, así como las 16 manzanas que integran el área fundacional de la ciudad histórica están inmersas en un proceso de conservación con vistas a la celebración, en julio de 2015, del 500 aniversario de la otrora villa de Santiago de Cuba. Junto a ello, otros 15 proyectos patrimoniales dan visibilidad a la revitalización de la ciudad histórica y demás áreas monumentales; entre ellos: El corredor patrimonial de Las Enramadas, la remodelación del Paseo Marítimo, la conservación del Sitio Castillo del Morro, el Proyecto Los Caminos del Café, la rehabilitación integral del Paisaje Cultural El Cobre y la conservación del Cementerio Patrimonial de Santa Ifigenia. Los santiagueros dan brillo a sus edificios, espacios públicos y monumentos.
La memoria histórica se consolida, la herencia cultural se despliega en la diversidad de sus manifestaciones, en ello participan todos los santiagueros con la alegría que se contagia con el deseo de hacer más bella y funcional la ciudad. Desde la cultura, se convierte cada iniciativa en propuesta para lograr una ciudad mejor, amable y educadora.
Santiago, la ciudad donde germinó el primer bolero cubano, la cuna de la trova, del son y del ron; la ciudad del pregón picaresco y espontáneo, del teatro callejero, de la contagiosa conga oriental, de la evocadora sociedad de la tumba francesa, del arrollador y contagioso carnaval, la ciudad de la Fiesta del Fuego que se llena del Caribe cada año, la ciudad hospitalaria y heroica de Santiago de Cuba, convoca a todos y todas a celebrar su eterna juventud, y al hecho indiscutible de haber permanecido 5 siglos en el corazón de todos los cubanos.