EL INTERÉS MUNDIAL POR FILMAR EN CUBA HA AUMENTADO CONSIDERABLEMENTE EN LOS ÚLTIMOS TIEMPOS. LA MECA DEL CINE MUNDIAL, HOLLYWOOD, NO ES LA EXCEPCIÓN. LOS GRANDES PRODUCTORES Y DIRECTORES COMIENZAN A MIRAR HACIA CUBA

Su belleza física y peculiar personalidad le han propiciado durante siglos incontables admiradores. Cuba atrae. Cuba gusta. ¿Cómo no hacerlo? Y cuando algo o alguien posee una belleza diferente, única, inspira y da ganas de atraparle –de una forma u otra– para que cuando ya no exista o cambie, los que vienen después le conozcan. También cuando algo o alguien posee una belleza diferente, única, se convierte en punto de mira de muchas personas. Los artistas figuran entre los primeros de tal lista.
En 1897, apenas dos años después de su invención por los hermanos Lumière, el cinematógrafo llegó a Cuba. Desde entonces la Isla se convirtió en tema y escenario de innumerables filmes. Tal interés no ha disminuido. Al contrario, cada vez son más los que desean hacer cine y televisión en ella. Y no se trata solo de los realizadores nacionales. El interés foráneo por filmar en la mayor de las Antillas ha aumentado considerablemente en los últimos tiempos. La meca del cine mundial, Hollywood, no es la excepción. 
Desde el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos el 17 de diciembre de 2014, directores y productores estadounidenses han manifestado su interés por rodar en la Isla. De hecho, algunos han concretado su deseo, como el director, productor y guionista Matthew Carnahan, creador de la serie televisiva House of Lies, quien recientemente filmó un capítulo en La Habana. La cercanía geográfica con los Estados Unidos, su belleza natural, historia, arquitectura, presencia del pasado y calidad del personal artístico y técnico son los principales ganchos que tiene Cuba como set de rodaje.
Polémicas pudiera ser el mejor adjetivo para calificar las intenciones de la industria del entretenimiento estadounidense. Y es que diversos son los criterios alrededor del tema, sobre todo los relacionados con las ventajas y desventajas que traerían tales filmaciones para el audiovisual cubano.
Según el periodista y crítico de cine Joel del Río, permitir que Hollywood y las productoras independientes de Estados Unidos filmen en Cuba le puede proporcionar al país cierta visibilidad en términos turísticos, económicos y culturales. No obstante, en la práctica –asegura Del Río–, se han visto muy pocas intenciones de coproducir con la Isla, lo que sí aportaría mayores beneficios. “En tanto las productoras estadounidenses solo busquen servicios, las ventajas no serán muchas. Incluso, aunque se hagan coproducciones los méritos no serán extensos, pues los cubanos estarán subordinados a los intereses extranjeros”.
Sin embargo, afirma el crítico, es muy temprano para evaluar certeramente el asunto, como también sería ingenuo pensar que la industria del entretenimiento estadounidense tiene como deber resolver los problemas que enfrenta el cine cubano.
La joven productora cubana Claudia Calviño, de Producciones 5ta Avenida, coincide en el hecho de que hasta ahora las compañías de cine y televisión estadounidenses han buscado solo servicios cubanos y no coproducciones. También le preocupa a Calviño –una de las productoras de Juan de los Muertos, filme de Alejandro Brugués ganador en 2013 del Premio Goya a la Mejor película extranjera de habla hispana– que puntos de vista estereotipados sobre Cuba prevalezcan entre los realizadores foráneos.
Para el también productor de Juan de los Muertos, Inti Herrera, la interacción entre Estados Unidos y Cuba en términos de realización audiovisual es válida e importante mientras existan estructuras sólidas que protejan, incentiven y den a conocer el cine y a los cubanos que lo hacen. “El mundo hoy día está estrechamente conectado. Los Estados deben regular activamente este mercado para democratizarlo y asegurar a los ciudadanos la posibilidad de acceder a discursos audiovisuales diversos”.
A pesar de los obstáculos y las complejidades que para los realizadores cubanos pudiera traer la producción estadounidense en territorio nacional, algo es innegable: Cuba es bella, exótica y tales cualidades atraen la atención del lente de una cámara.
Con tan solo hacer un rápido paneo a lo largo de la Isla, múltiples lugares saltan a la vista del ojo experto como perfectos escenarios. En el extremo más occidental los fabulosos mogotes del Valle de Viñales son ideales para cualquier productor que quiera realizar ¿una película de aventuras?, o bien de un director que quiera convertir los diferentes verdes que ostenta el valle en protagonistas de la fotografía. Aunque si de elevaciones y verdes se trata, la Sierra Maestra no se queda atrás. Ubicada en el Oriente del país, es la mayor cordillera de Cuba y en ella se alza la montaña más alta de la Isla, el Pico Turquino. Sin dudas, su majestuosidad impresiona al visitante.
¿Se necesitan hermosas playas para una comedia romántica cuya trama se desenvuelve en verano? Escoger no será fácil. Tan solo la playa de Varadero en la Península de Hicacos y las de la cayería norte, Jardines del Rey, son motivos de horas de disertación. No en vano figuran entre los principales destinos turísticos del país. 
En muchos filmes las ciudades constituyen personajes, tanto por su importancia a nivel conceptual como estético. Cuba posee dos joyas: Cienfuegos y Trinidad. La primera, conocida como la Perla del Sur, es una de las urbes cubanas con mejor trazado. Sus calles anchas y rectas, paseos, parques, edificios modernos y antiguos evidencian la arquitectura ecléctica que la hace hermosa. La segunda, situada en la provincia de Sancti Spíritus, ostenta el título de ser una de las ciudades coloniales mejor conservadas de América. Tanto turistas nacionales como internacionales quedan fascinados por sus calles de piedras, la Torre Manaca-Iznaga y las fiestas tradicionales.
¿Y qué decir de La Habana? La capital es como un gran set. El eclecticismo de la ciudad da pie a que se tengan multitud de opciones para filmar. Las zonas de El Vedado y Miramar proporcionan un ambiente moderno ideal para cualquier película de temática contemporánea, mientras que la arquitectura de Centro Habana y el centro histórico de la ciudad brindan esa atmósfera de pasado que viene como anillo al dedo a los filmes de época. Si se centra la atención en los hoteles, bares, teatros, museos, cines, iglesias y demás edificaciones, la lista de posibilidades se vuelve extensa.
Nuevos aires se respiran en Cuba y el séptimo arte no quedará atrás. Cada vez serán más los interesados en tener un pedazo de isla como set de filmación.
Lo importante, entonces, es lograr que de tales relaciones obtengan ambas partes buenas cosechas. Cosechas que le inyecten al cine cubano la fuerza que necesita para que pueda colocarse en el lugar que décadas atrás ocupó a nivel mundial. Cosechas que por abundantes no cieguen el buen juicio y den paso a que se muestre una Cuba que no es estereotipada y falsa. Cosechas que permitan mostrarle al mundo que esta es una Isla con mucha belleza física, pero también con mucho talento y ganas de crear. Así lo ha demostrado desde los primeros tiempos, cuando ya la seguían incontables admiradores.