El primer viaje en Automóvil
En la ciudad alemana de Mannheim, se quedaban maravillados al ver andar el coche sin caballos del Dr. Karl Benz en sus cortos recorridos por las calles de la ciudad, allá por 1886, sin embargo, nadie se mostraba interesado en el sorprendente invento como para comprarlo o quererlo fabricar. Su esposa Bertha pensaba que quizás no lo había sabido promocionar suficientemente. El tiempo pasaba, pero nada sucedía y Karl seguía dando sus vueltas por la ciudad, hasta un buen día que se cansó de pasear en su invento, el cual aparentemente a nadie parecía interesarle.
¿El automóvil pasará inadvertido?
¿Acaso la Historia postergará el invento que pondrá en movimiento a la sociedad? ¿Tal vez no ha llegado el momento de motorizar el transporte? Nada de eso, al desencanto y un poco de desesperación de Karl se impuso el entusiasmo y voluntad de Bertha, amén de la certeza de que el automóvil era algo maravilloso. ¡Era el futuro!
Sin embargo, en el verano de 1888, un tanto desilusionado, Karl Benz resolvió tomarse unas vacaciones y salió fuera de la ciudad. El automóvil quedó inmóvil en el taller del inventor. A principios de agosto, Bertha estaba desconsolada al ver abandonado y lleno de polvo el automóvil, ya que consideraba muy importante el invento de su esposo. Y estaba dispuesta a demostrarlo.
Como quiera que ella fue la ayudante de Karl en la construcción y puesta a punto del vehículo, decidió ponerlo a prueba en un viaje a la casa de su mamá, que vivía en la ciudad de Pforzheim, a más de 100 km de Mannheim. Pero la finalidad real del viaje de Bertha no era solo visitar a su mamá, sino demostrar la utilidad del automóvil. Al planear esa aventura, se propuso mostrar a todos el formidable servicio que el automóvil podía dar a la sociedad. No era una excentricidad más, sería un beneficio social.
Bertha Benz emprende su viaje
Al amanecer de uno de los primeros días de agosto de 1888, comenzó la aventura que inmortalizó a Bertha Benz en la Historia del Automóvil. Lo sacó, montó a sus dos hijos: Eugen, de catorce años, y Richard de quince. Los tres juntos darían el primer viaje en automóvil de la Historia.
Con los primeros rayos de sol, ya estaban en camino. Entre Mannheim y Pforzheim había 104 km de aquellos caminos del siglo XIX. Eugen y Richard iban contentos y disfrutaban del viaje, Bertha atenta y ocupada en manejar el automóvil creado por su marido. Viajaban por la ruta del norte hacia el sur, por el estado de Baden-Wurtemberg. Pronto la voluntad de Bertha se puso a prueba: ¡se acaba el combustible! Pero encontró la solución: llenaron el tanque con un producto llamado Ligroin que adquirieron en una farmacia y siguieron camino… (No existían los garajes en aquella época).
Los problemas del primer automóvil
Al rato empezó un sonido extraño, como rozadura de metal ¡se rompió la cadena! (El primer automóvil usaba cadena de tracción a las ruedas traseras). Bertha resolvió el problema con la ayuda de un buen herrero y siguieron camino… No había nada que la detuviera. A la entrada de un pueblo se dio cuenta de que apenas tenía frenos, se detuvo y revisó: era necesario cambiar el forro gastado del freno. Un zapatero vino en su ayuda y colocó cuero nuevo en la palanca de freno.
Siguieron camino… tras una curva, viene una cuesta moderada. El auto comienza a “toser”, da tirones, se resiste a subir. Tiene la tubería de combustible tupida. Bertha trabaja para solucionar el problema: con una horquilla recta destupió el caño y el automóvil volvió a funcionar para alivio de todos y siguieron viaje… Cuando ya caía la tarde, se averió el primitivo sistema de ignición y el auto se detuvo. Ni corta ni perezosa, Bertha trató de componerlo y tras mucho trabajo, remendó el encendido con una liga. Y siguieron camino…
Llegar a la meta
A poco de continuar en camino, divisaron las primeras luces de la ciudad de Pforzheim ya al anochecer. El viaje les había tomado todo el día. Si la mamá de Bertha se quedó sorprendida al verla llegar en el automóvil de Karl, Bertha y los muchachos estaban más que exhaustos por el viaje, admirados por el maravilloso invento. ¡Más de 100 km en el automóvil! Había que contarle a Karl.
Al día siguiente le enviaron un telegrama a Karl Benz en el que, muy escuetamente, le contaban las peripecias del viaje. El inventor quedó perplejo ¡más de 100 km recorridos en su automóvil! ¡El viaje había sido un éxito! Quería detalles, más información, cuál había sido el comportamiento del vehículo. ¿Cuándo volverían a Mannheim? Bertha lo tranquilizó como pudo y prometió tomar todas las providencias para regresar lo más rápido posible.
El regreso a casa
Tres días después del histórico viaje, Bertha y sus hijos emprendieron el viaje de vuelta.
Ya los tripulantes del automóvil sabían que causaba pavor en mucha gente en el camino, los que no estaban acostumbrados a ver andar un coche sin caballos. Pero el asombro de muchos también causó infinidad de comentarios, algunos de los cuales llegaron a la prensa local de las ciudades por donde pasó Bertha.
“Era una mujer con dos niños, que cruzó por aquí, conduciendo un coche que transitaba inexplicablemente sin caballos, a buena velocidad y siguió andando por el camino hasta perderse por ahí…” Escribían en los periódicos y comentaban los vecinos de la ruta que hizo Bertha, entre el asombro y la desconfianza general. Y es que como suele suceder, a cualquier cambio se le ofrece resistencia, pero quiéranlo o no, el mundo estaba empezado a cambiar. Había llegado el automóvil.
Para el regreso a Mannheim, Bertha tomó otro camino, sin muchas elevaciones y un tanto más corto, serían 90 km. El último tramo para llegar a Mannheim, lo hizo a lo largo del río Rin y así evitó muchas montañas escarpadas (más de 350 m sobre el nivel del mar). Recorrieron en total (ida y vuelta) 194 km, una aventura fantástica realizada por una mujer (de 39 años) con sus dos hijos (de 14 y 15). Pero como dije al inicio: Bertha Benz no fue cualquier mujer, era la esposa del Dr. Karl Benz, inventor del automóvil. Al llegar a Mannheim, Karl se puso a trabajar en su automóvil de inmediato… Lo que pasó después, lo vemos diariamente en cada ciudad o carretera del mundo.
El viaje de Bertha Benz
Hoy día en Alemania existe la “Bertha Benz Memorial Route”, aprobada oficialmente por el Gobierno como ruta de turismo con lugares históricos y es visto como un “monumento dinámico de la cultura industrial alemana”. El camino que siguió Bertha es, además, Ruta Europea del Patrimonio Industrial.