Desarrollada originalmente por Audi, dicha mecánica solo supone una pizca extra de potencia —10 CV más que la 1.4 TSI al que reemplaza—, vale, pero su curva de par más lineal, con un máximo de 320 Nm, debería notarse al volante.

De hecho, con ello el Polo GTI mejora sus prestaciones lo suficiente como para batir a rivales de la talla del Ford Fiesta, el Opel Corsa OPC y el Mini Cooper S, al acelerar de 0 a 100 km/h en 6.7 s con una velocidad máxima de 236 km/h, lo que supone ser dos décimas más rápido que su predecesor en el 0-100 y superar en 14 km/h su velocidad tope. Y eso, sin añadir que este bloque, perteneciente a la nueva familia EA888 del grupo VW, cumple con la última normativa europea de emisiones.

Como ya había explicado Volkswagen a principios de año, además, este modelo se podrá elegir a partir de ahora con el clásico cambio manual de seis relaciones, ligeramente más accesible que el DSG, para contentar a los más puristas.

En el apartado estético, recibe los mismos cambios cosméticos estrenados en el Polo 2014, mostrando los nuevos faros LED delanteros o los parachoques rediseñados, sin perder las señas de identidad de todo GTI, como su frontal con rejilla en forma de “panal de abeja”, el difusor trasero con doble salida de escape o la suspensión deportiva.

Mientras, su interior lo decoran los nuevos controles en la consola central, un volante achatado de nuevo cuño y los envolventes asientos deportivos con la clásica tapicería de cuadros con que fue publicitada su imagen en los días previos al Salón de París 2014, para salir a la venta este mismo otoño.