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La mayoría de nuestros recuerdos están grabados en nuestro cerebro como imágenes. Es por ello que numerosos destinos han priorizado sus ofertas de manera remota usando videos y fotografías.
Muchos de los museos alrededor del orbe han puesto de manera temporal y gratuita sus colecciones para el disfrute de los internautas. El Louvre o El Prado han desvelado en internet sus más famosas pinturas y han creado maneras innovadoras de interactuar con ellas que, quizás, de estar en el sitio no podríamos.
¿Qué tan cerca se puede ver La Gioconda? No mucho. Teóricos del arte han hablado sobre las sensaciones frente a las obras originales, pero muchos de ellos quizás nunca experimentaron el placer de hacer zoom sobre una pintura desde un ordenador, hasta ver la esencia de un trazo.
Particularmente atractivas se han tornado las propuestas de Egipto, un país que constantemente ofrece maneras interesantes de mostrar sus antiquísimos tesoros. Para ello diseñó programas virtuales a sitios arqueológicos de interés.
En Iberoamérica resalta el caso de Macchu Pichu, que ha creado un tour para el público que goza de las culturas prehispánicas y se encuentra a unos pocos clics de distancia. Otro destino imperdible en América Latina es el salar de Uyuni, en Bolivia.
Se trata de un paisaje surrealista y silencioso de color blanco, que en época de lluvia refleja el cielo y simula como si las nubes estuvieran a nuestros pies. Es el sitio de sal más grande del mundo, con más de 12 mil km2 de superficie . Se pueden ver hoteles de sal y una fauna muy interesante, en la que destacan tres especies de flamencos.
Aunque el viaje tradicional puede inundarnos de olores y sabores, es interesante ir de manera remota a ciertos lugares. Esto podría decidirnos definitivamente por nuestro próximo destino, al alcance de nuestra pantalla, y mantener vivo el deseo por las aventuras.
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