Mi experiencia en las ferias de arte a nivel internacional solamente se había centrado en Europa, pero recientemente he tenido la oportunidad de visitar una en el conteniente americano: Ch.ACO, que desde hace nueve años se viene realizando con regularidad en Santiago de Chile. En la presente edición han participado cuarenta galerías, casi todas ellas procedentes de Sudamérica. Asimismo, la presencia de una quincena de editoriales y revistas ha permitido al público asistente conocer lo que se publica sobre arte contemporáneo —incluyendo diseño y arquitectura— en los países latinoamericanos.
Es obvio que la distancia es un factor determinante. La situación actual desde el punto de vista económico no invita precisamente a efectuar un desplazamiento de alto coste sobre el Atlántico, sin la seguridad de que se conseguirán los objetivos propuestos, léase ventas. De todos modos, no nos engañemos: si a la feria Arco Madrid acuden galerías de todo el mundo se debe principalmente a que cada año hay un país invitado, además de que existen diversas subvenciones que hacen posible que puedan participar algunas de ellas.
La ausencia de galerías europeas y asiáticas en Ch.ACO es la causa de que muchos artistas de reconocido prestigio no estén presentes en ella. A la vez, hay otros aspectos que también contribuyen al buen desarrollo de una feria, y por consiguiente la dinamizan: performances, instalaciones y otros eventos. La presencia de un mayor número de galerías y artistas emergentes puede justificarse, ya que sin las subvenciones es más difícil su presencia. No podemos olvidar que en una feria de estas características se exhiben las últimas vanguardias, difíciles de encontrar salvo en algunos museos o fundaciones, ya que las galerías privadas o salas municipales no tienen espacio adecuado para ello.
Ch.ACO se ha dividido en cuatro secciones: Main, Planta, Focus y Nave de Ediciones. En Main se han reunido las principales galerías; en Planta hemos podido contemplar diversos proyectos creativos y de gestión, principalmente de Latinoamérica; Focus es un espacio abierto al diálogo entre artistas tomando como elemento común el objeto/sujeto, en el que se invita a dieciocho artistas de nueve galerías. Y por último Nave de ediciones, que consiste en ofrecer al público un lugar de consulta y de lectura de las revistas nacionales e internacionales especializadas en arte contemporáneo. Además, la Feria ha contado con conferencias, talleres y programas especiales para los coleccionistas, y ha desarrollado un programa en que se han creado obras efímeras repartidas por toda la comuna de Vitacura, lugar donde está ubicada, y que sirve para que los ciudadanos se aproximen a la cultura. Hay que tener en cuenta que en Vitacura conviven catorce espacios culturales, incluyendo galerías de arte, así como más de un centenar de obras artísticas, desde esculturas y monumentos hasta edificios patrimoniales.
En Main han expuesto tres galerías europeas, entre ellas La Polígrafa de Barcelona, especializada en obra gráfica, que junto a la Galería Joan Prats, que forma parte del mismo grupo empresarial, suele acudir a la mayoría de las ferias internacionales. Entre los artistas presentes destacaría algunas obras de uno de los máximos representantes del arte cinético y del op-art, como el venezolano Carlos Cruz-Diez. El artista conceptual Christo sobresale con sus espacios envolventes, llenos de misterio e ironía a la vez. En la galería romana Rossmut hemos podido contemplar los recientes trabajos del performer cubano Javier Martiel, representante de su país en la Bienal de Venecia de este año, lo que indica la calidad de sus propuestas que, en esta ocasión, se centran en mostrar su cuerpo desnudo, como también ha hecho en otros momentos, provocando en el espectador una cierta incomodidad, pero que le hace reflexionar sobre la situación en que se encuentra hoy día el ser humano. Y en la galería parisina Bendana Pinel hemos observado las obras de los fotógrafos brasileños Pedro Motta y Caio Resewitz, ambos centrados en aspectos relacionados con la naturaleza y la arquitectura rural, y a la joven pintora chilena Christiane Pooley, mediante sus paisajes surrealistas.
En cuanto a las galerías latinoamericanas, la mayoría son chilenas, como AFA-Art for Art, con obras del fotógrafo inglés Martin Parr, conocido en España por su interés en temáticas sociales, principalmente las que hacen referencia a su país. En la Galería CO destaca la pintora neofigurativa barcelonesa Roser Bru, quien se exilió en Chile al finalizar la Guerra Civil española. También hemos de agradecer que podamos contemplar algunas pinturas de Roberto Matta en la Galería Prima. Encontré extraño que, al visitar diversos museos de arte contemporáneo en Santiago, no encontré ninguna obra suya expuesta, salvo un gran mural en el metro de la capital. Es evidente que muchos de sus trabajos están en los principales museos del mundo, pero al menos en su país de origen tendría que haber un museo dedicado a su obra.
La sección Focus, en la que participaban ocho galerías con dos representantes cada una, todas ellas sudamericanas, mostraban cómo se produce la relación entre el objeto y el sujeto, tal como se aprecia en la galería venezolana Carmen Araujo, a través de un joven talento como es Alexandra Kuhn, que fusiona la naturaleza con la materia desde una óptica conceptual. En Planta han mostrado sus trabajos ocho galerías «que trabajan por medio de nuevos modelos de gestión», como la portorriqueña KM 02, gracias a la artista Sofía Gallisà con sus fotoserigrafías y videos, adentrándose en el ser humano mediante imágenes muy tangibles, aunque en primer término no lo parezcan.
Finalmente, en el apartado editorial y de publicaciones, la Nave de ediciones, están presentes diez editoriales, solo una europea: la Danilo Montanari, de la ciudad italiana de Rávena, especialista en libros de fotografía y arte contemporáneo, y con más de ochocientos títulos.