Como lengua de 500 millones de hablantes nativos en la actualidad, el español atravesó el Atlántico y no ha dejado de viajar por tiempos y espacios adquiriendo personalidades distintas en cada país o región. Para Jaime Labastida Ochoa, director de la Academia Mexicana de la Lengua, hablar, escribir y pensar en español es la gran fuente de supervivencia del idioma.

En tiempos de tuits y estados de Facebook, de inbox y emoticones de WhatsApp, podría pensarse que los idiomas corren peligro de extinción. El «gran país» de Internet y las redes sociales imponen nuevos lenguajes y formas de comunicación, al tiempo que generan incertidumbre sobre la integridad de las lenguas.
«Me preocupa más que tengamos una enseñanza adecuada de la lengua española. Son más alarmantes las deficiencias de la formación en los niveles básicos que los nuevos lenguajes que pueda propiciar el desarrollo tecnológico», declaró Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua, en el marco de la inauguración de la Escuela de Verano de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México.
Agregó que en cada época los adelantos técnicos han inducido dinámicas e instrumentos distintos; en alguna parte de la historia pudo pensarse que la telegrafía, con sus frases cortas y su particular lenguaje, hubiera podido alterar o empobrecer la lengua española, pero esto no ocurrió.
«El mundo actual está regido por la tecnología, sí, pero en cualquier tiempo debe prevalecer la inteligencia, el estímulo al uso adecuado de las lenguas, a la lectura, la escritura, la labor editorial, de manera que podamos hacer uso de Twitter o cualquier otra plataforma, y además escribir y hablar correctamente».
De hablar impecable y aire de caballero, en algún momento de la conversación Cuba entra en su recuerdo. Viajar a La Habana en enero de 1960 para celebrar el primer aniversario de la Revolución Cubana es algo que recordará toda su vida. «He tenido grandes amigos cubanos y respeto la estética y el talento que ha brotado del idioma español desde esa isla».

Legado literario de Sor Juana
En «Sonata y drama por Juana Inés», ponencia inaugural del evento organizado por la Secretaría de Extensión y Cultura de la UANL, el director de la tercera academia de la lengua creada en América abordó el legado literario de la escritora y religiosa mexicana Sor Juana Inés de la Cruz, gran figura de las letras hispanoamericanas del siglo xvii.
Luego de tener acceso a los libros facsimilares de la poetisa, Labastida se convirtió en un gran estudioso de la vida de Sor Juana, del contexto de su niñez y la manera en que enfrentó los prejuicios de su época desde la escritura.
«Nunca fue a la universidad, pero su hambre de conocimiento la llevó a conocer de ciencias, de astronomía, de literatura; una mujer que no buscó publicar sus libros, pero se los dio a la condesa de Paredes, quien los publicó en Madrid; que renunció al mundo, al hacer sus votos religiosos, pero que hoy el mundo se niega a olvidarla».
El filósofo y ensayista aludió finalmente a la trascendencia de Sor Juana en la literatura mexicana, y en lengua española en general.
«Si para España y toda la lengua española es Miguel de Cervantes el espejo en el que se reconocen, para México y nuestra lengua es Sor Juana el limpio espejo de palabras en que nos reconocemos con toda razón».
Labastida nació en Los Mochis, Sinaloa, el 15 de junio de 1939. Estudió Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México. Entre sus obras poéticas destacan Animal de silencios (1996), Elogios de la luz y de la sombra (1999) y La sal me sabría a polvo (2009). Entre sus libros de orden filosófico o de crítica literaria e histórica sobresalen Estética del peligro (1986), La palabra enemiga (1996), Humboldt: ciudadano universal (1999) y Cuerpo, territorio, mito (2000).
Un fragmento de su poema «Horas» podría definir el viaje del idioma que Jaime Labastida Ochoa tanto ha defendido y estudiado:

Yo viajo lentamente, encima de un gran
mar, blanco y sin sangre. El mundo
tiembla, abajo. Un segundo después,
la vida será otra. Nada más frágil
que este valle de nubes, arriba
del Atlántico. La rotación insomne
de la Tierra, el calor implacable,
el viento cruel, el simple y lento
tránsito del tiempo, la más ligera
sombra, destruirán el paisaje.
Nadie podrá volver hasta este
sitio. Baja el avión y el valle
no se altera. Atrás, horas atrás,
queda el desierto techo sin fronteras.

Pongo mi pie en la tierra, entro
en la sombra. El tiempo se estremece.

 

Lizbet García Rodríguez es periodista e investigadora cubano-mexicana. Estudió Periodismo y Comunicación Social en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba. Ha laborado como reportera y conductora de noticias en el Sistema Informativo de la Televisión Cubana. Editora y articulista en medios de prensa de Cuba y México. Actualmente es directora de Desarrollo Cultural de la Universidad Autónoma de Nuevo León, México.