Huele a jabón, a burbujas paseantes y limpias que caminan de las lavanderías por las calles. Huele a comida variada y rica de procedencias diversas, a pan y dulces, a pies de queso y café como aromas tentadores y provocadores, a tacos y licuados de frutas frescas.

A tierra mojada en los meses que las tormentas nos acompañan y sacuden, a flores y plantas que crecen como encantadas. Huele a aceite bronceador de coco en la piel, a mar y sal pegada queriéndose ir con nosotros a casa para que no nos olvidemos que estuvimos aquí.