Islas Gili
¿Sueñas con perderte en una isla? ¡Un paraíso! O ¡tres! Puestas de sol de ensueño, prohibido los vehículos a motor, mezquitas, cosmopolitas y edén para los buceadores con una inmensa barrera de coral. En tres pequeñas islas de Indonesia.
Kepulauan Gili, archipiélago compuesto por tres pequeñas islas en el estrecho de Lombok, Indonesia. Islas remotas, en las que perderse y sentir que estás en medio de ningún sitio, pero con todo lo necesario, “a un paso”.
¿Sueñas con perderte en una isla? ¡Un paraíso! O ¡tres! Gili Trawangan, Meno y Air. Cuánto más pequeña es la isla, mayor sensación de paraíso, paz y tranquilidad.
Estas tierras forman parte de la historia. Los japoneses, durante la Segunda Guerra Mundial, utilizaron estos pequeños terrenos, en medio del mar, como punto de vigilancia y recinto para prisioneros. Hoy podemos encontrar en la mayor de las islas, restos de un búnker o un barco patrulla en la más pequeña, a unos 45 m de profundidad. Edén para los amantes del buceo.
En los 80, jóvenes mochileros que viajaban a la vecina Bali, se dieron cuenta de que estas islas eran un paraíso sin explotar. Contaban con todo aquello que habían soñado: pequeñas, tranquilas, “perdidas” y olimpo natural subacuático.
“La perfección no es cosa pequeña, pero está hecha de pequeñas cosas”, decía Miguel Ángel. Esta expresión, es quizás, la que mejor define a este pequeño y recóndito destino del sudeste asiático.
Ese instante, en el que bajas de una rudimentaria barcaza, con la mochila al hombro, pones el pie en la fina arena por primera vez y de frente te encuentras con un sonriente y hospitalario local, hace que desde el minuto uno, te sientas entre amigos. Y pienses, ¡será una gran experiencia!
El calor, la humedad y el cansancio, pueden hacerte sentir decaído pero tan solo un paso es suficiente para contagiarte de la alegría y libertad que se respira en la isla. Bicicletas, esquivan carros de caballos y cientos de jóvenes en bañador en los estrechos caminos.
Jóvenes, tabla de surf en mano, se cruzan con buceadores dispuestos a sumergirse en las aguas cristalinas que bañan estas islas. A pocos metros de la isla, se encuentra una de las mayores e impresionantes barreras de coral, donde podrás disfrutar de más de 3000 especies –el doble que en la barrera australiana–.
Estas islas son “libres de contaminación”. Solo bicicletas y algunas carretas tiradas por caballos, son el medio de transporte que encontrarás. ¡No hay tráfico! Bueno, digamos la verdad… no hay tráfico motorizado, pero los inexpertos ciclistas sumados a los viajeros que asumen estar en el paraíso y por ello practican un estilo de vida “piano, piano”, en ocasiones generan pequeños atascos.
El alumbrado y agua potable son bienes escasos. Por la noche, bares y restaurantes iluminan las calles, hay tramos en los que la linterna de móvil resulta imprescindible para no tropezar y poder esquivar los huecos y montículos de arena del camino. La isla no tiene agua potable, cada día llegan cientos de bidones de agua dulce, pero no es suficiente para atender toda la demanda, así que en muchos en de los hospedajes, “brilla por su ausencia”.
Pese a ser un terreno complicado por el que caminar, siempre encontrarás despistados turistas con su maletón de cuatro ruedas, luchando por llegar a su alojamiento. Por ello, como buen viajero, la mochila es la mejor y más cómoda solución. Las distancias no son grandes, desde que bajas de esa rudimentaria barcaza, llegarás a tu destino en 15 min como máximo.
Gili Trawangan es un pequeño territorio con unas 360 familias censadas, en su mayoría musulmanes, tiene dos mezquitas. Sí viajas en periodo de Ramadam, no te asustes si en medio de tu descanso, una voz cantante te despierta. Es la llamada que hace el Imán de la Isla a la oración “Qiyaam–ul-Layl”, u oración nocturna. Descrita en el Corán como “Se levantan de sus lechos para invocar a su Señor con temor y anhelo…” (Corán 32:16).
Contraste. Eso es Gili. No es destino para turistas de masas. Nada debe estar planificado, todo irá surgiendo sin planificación. Una mañana en la playa o buceando. Por la tarde, una fría cerveza mientras contemplas una de las puestas de sol más bonitas que verás en tu vida. Y una cena en la plaza central escogiendo de los diversos carros de handmade food –elaborada por locales en su casa y calentada en un hornillo de gas–, antes de una última cerveza escuchando música en directo en cualquiera de los bares frente de la playa como “Sama Sama Lounge”. Hacen que un día sea perfecto.
Aunque es un destino principalmente pensado para viajeros “trotamundos”, es frecuente encontrar alguna familia con niños y turistas que buscan un punto chic en una isla de carácter hippie, sin masificación. Encontrar personas de cualquier punto del globo, será sencillo y divertido.
Guía de viaje (Gili TRawangan)
• ¿Cómo llegar? Desde Lombok o Bali, podrás viajar en barco. No hace falta que compres los billetes antes de tu viaje, en el propio puerto puedes adquirirlos
• ¿Dónde hospedarte? Encontrarás desde albergues compartidos, pasando por bungalows de madera hasta hoteles más modernos y confortables. Desde 15€/noche hasta unos 200€/noche, dependiendo de las comodidades. Nosotros, nos decantamos por Flush Bungalow, acogedores y un servicio espectacular a cargo del simpático, Hok.
• Puesta de sol. El mejor punto para disfrutar de la puesta de sol es el Paradise Sunset Bar.
• Moneda. Rupia indonesia. Hay varias casas de cambio en la Isla. También encontrarás algún cajero automático.
• Seguridad. La islas son 100% segura, no hay policía.
• Sanidad. La Isla cuenta con un único sanitario capaz de curar consecuencias de un leve accidente. Si se revistiese mayor gravedad, habría que desplazarse a Lombok.