Con las colonias italianas establecidas en este lado del mundo apareció el gusto de los latinoamericanos por las pastas, especialmente arraigado en países como Argentina, Uruguay y Brasil, donde el contacto de los europeos con esas culturas y su rica herencia culinaria han conllevado, según muchos expertos, a que las preparaciones del popular alimento superen, incluso, las más logradas recetas itálicas.

Si bien Italia es el reino de las pastas y toda la cultura mediterránea las ha asumido en su recetario popular, en América Latina este alimento ha ido abriéndose paso con tantas variaciones y aportes, como diversos son los pueblos y culturas de la región. Aunque las referencias del inmenso recetario de pastas latinoamericano tienen como antecedentes las propias formulaciones italianas, la geografía local ha impuesto múltiples adecuaciones. Un enchilado de langostas, camarones o cangrejos, será una buena base de una salsa caribeña para pastas, y asimismo un escabeche de pescado de plataforma con tomates naturales salpimentados o directamente en puré. El spaghetti a la boloñesa es de gran arraigo en Suramérica y aquel, que se cuece con caldo de carne bovina, que viene a reforzar el aporte nutricional de un alimento que ya por sí mismo tributa 360 kilocalorías por cada 100 gramos, tiene 13 % de proteína y un 1,5 % de grasas y minerales. En cualquier caso hay que decir que la más popular de todas las recetas del típico alimento italiano es la napolitana, un clásico aplicable a cualquier tipo de espagueti o pasta corta, cuyo éxito es la combinación de la salsa de tomate con el queso parmesano rallado. Mas también hay pastas en forma de loncha, utilizadas para preparar los gustados canelones y lasañas, que se acompañan con carne picada, bechamel, verduras y otros; y esas que usan rellenos, como los muy gustados ravioli y tortellini, en forma de paqueticos cuadrados o de rollitos anudados respectivamente, también muy demandadas.