- Los caminos de la Fe.
LA VISITA A SANTUARIOS, PEREGRINACIONES Y CELEBRACIONES RELIGIOSAS FIGURAN HOY DÍA EN ITINERARIOS DE MILLONES DE TURISTAS
Durante los tiempos de la Antigua Grecia, viajar hasta el oráculo de Delfos, al pie del monte Parnaso, era en ocasiones la única manera de encontrar respuestas. Desde aquella época, entonces, las peregrinaciones a sitios sagrados más que necesidades se convirtieron en costumbre. Devotos de diferentes religiones han viajado durante siglos a lugares de culto como prueba de fe, para expiar los pecados de la “vida mundana”, o bien como agradecimiento por peticiones concedidas.
De estas costumbres ancestrales proviene lo que se conoce hoy día como turismo religioso. Varias son las posturas respecto a su concepto, no obstante, de manera general se considera que incluye la visita a santuarios o lugares sagrados, como iglesias y sepulcros de santos; las peregrinaciones y la asistencia a celebraciones religiosas.
De la misma manera en que muchos viajeros son fieles a sus creencias, también lo son a los sitios que visitan. O sea, repiten los viajes para regresar a los lugares de culto o bien para respetar las tradiciones. De ahí que el turismo religioso se caracterice por despertar en las personas la fidelidad hacia los destinos.
Casi siempre el tipo de viajes de este sector corresponde a estancias cortas, de tres o cuatro días. Sin embargo, el turista puede seleccionar un periodo más largo si anda en busca de ambientes tranquilos, que le permitan el descanso y la meditación, una suerte de retiro espiritual. Como en todo turismo, en este también es importante la acogida que reciben los viajeros. Una agradable bienvenida y una estancia placentera garantizan el regreso y la posterior recomendación.
Europa y América Latina son las regiones donde se realiza con mayor frecuencia el turismo religioso, de hecho, determinadas agencias se han especializado en él. Las llamadas ciudades santas, como Roma y Jerusalén, son destinos importantes para aquellas personas que deciden practicarlo por mera fe, o la experiencia de conocer sitios con impresionante arquitectura y viejas leyendas. Seguir las rutas marcadas por fieles durante siglos, como el Camino de Santiago, es atractivo y obligación para muchos viajeros, quienes celebran sus creencias al tiempo que (re)descubren la historia detrás de ellas.
Rutas, destinos y fe
Como es de suponer, hasta la Ciudad del Vaticano llegan cada año miles de fieles católicos para visitar el microestado, en especial, la legendaria Basílica de San Pedro. Este templo no solo es símbolo de la religión católica apostólica y romana, sino también del arte renacentista. Su cúpula, la Capilla Sixtina y la columnata de la plaza son auténticas obras maestras. Las manos y mentes de Bramante, Miguel Ángel, Bernini y Rafael son responsables por esta basílica, erigida sobre el sepulcro de San Pedro y lugar de visita obligatoria para los católicos.
Otro destino importante en el turismo religioso es la Basílica de Santa María de Guadalupe, enclavada en Ciudad de México. Cada 12 de diciembre llegan hasta este templo millones de marianos para rendirle tributo a la llamada “morenita del Tepeyac”. De rodillas, a pie, en bicicleta o coche, los fieles viajan hasta el santuario todos los años para pedir milagros o agradecer, de ahí que esté considerado el segundo templo católico más visitado del mundo.
En 1917, los pequeños Lucía, Francisco y Jacinta fueron testigos de las apariciones de la Virgen María en Fátima, Portugal. El santuario allí construido en honor a la advocación mariana conocida como Virgen de Fátima es también lugar de peregrinación. El complejo está compuesto por la Basílica de Nuestra Señora del Rosario y otros espacios, entre ellos, la Capilla de las Apariciones, sitio donde los llamados “tres pastorcitos” atestiguaron la presencia de la virgen.
Pero no solo la religión católica posee célebres lugares de culto. La ciudad de La Meca, en la actual Arabia Saudita, es el más importante centro de adoración del islam. La entrada a esta urbe está prohibida para los no creyentes, de ahí que muy pocas personas no musulmanas hayan tenido el privilegio de visitar la ciudad natal de Mahoma. La peregrinación a La Meca es uno de los momentos más importantes en la vida de un musulmán.Tal peregrinación es considerada la más larga de todas.
Conocido internacionalmente, el Camino de Santiago es una de las rutas cristianas más famosas. Este camino, compuesto en realidad por varios trayectos, tiene como fin la catedral de Santiago de Compostela, en España, donde se venera a uno de los doce apóstoles de Cristo, Santiago el Mayor. La peregrinación puede realizarse por diferentes rutas, tanto dentro como fuera del país. Navarra, La Rioja, Burgos y Palencia son algunas de las regiones españolas con varias vías, sin embargo, la más transitada es el Camino de Santiago Francés. Este cuenta con una extraordinaria riqueza natural, artística y cultural, por lo que posee las adecuadas infraestructura y señalización.
Ciudad sagrada para las tres grandes religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam, Jerusalén, constituye uno de los principales destinos en el turismo religioso. Conocer los lugares transitados por Jesús, la Virgen y los apóstoles supone para los creyentes una experiencia mística, única, que hay que sentir al menos una vez en la vida. El Santo Sepulcro, el Muro de las Lamentaciones y el Domo de la Roca representan para cristianos, judíos y musulmanes, respectivamente, sitios de veneración absoluta. De ahí que muchos turistas, religiosos o no, lleguen cada año a estos lugares sagrados para intentar absorber un poco de su milenaria historia.
Sucesivamente pudiéramos agregar a la lista de “destinos religiosos más importantes del mundo” la Catedral de Nuestra Señora de París y el Santuario de la Virgen de Lourdes, Francia; la Catedral de Burgos, España; la Basílica de San Ponciano, Argentina; la Basílica de San Francisco de Asís, Italia; la Basílica de Nuestra Señora de Aparecida, Brasil; y el Monte Tai, donde, según la tradición china, comienza su recorrido el sol.
Peregrinos
Aquellos que viajan por fe, según algunos expertos, son turistas que comparten casi siempre ciertas características. Por ejemplo, estas personas prefieren vivir la experiencia en grupo que de manera individual, de ahí que seleccionen paquetes que ofrezcan hospedaje, transporte y recorridos grupales.
También estos viajeros aprecian la estancia en una comunidad y ser parte de sus actividades. Por ello lo ideal es que conozcan no solo los templos y monumentos sagrados, sino también sus costumbres, gastronomía, historia y cultura.
En el caso de los jóvenes, muchos seleccionan itinerarios que incluyen desafíos físicos, como las caminatas y escaladas de montañas. Los mayores, por el contrario, son partidarios de una experiencia, digamos, más espiritual. No obstante, tanto unos como otros prefieren la guía especializada. Conocer aún más el lugar, su historia y figura santa que lo “preside” es propósito del viajero, y solo un guía experto puede satisfacer tal necesidad.
Definitivamente, el viaje acompañado de fe resulta para los turistas una suerte de redención. No importa el motivo que impulse la travesía, cada peregrinación aporta al viajero algo que agradecemos todos los mortales, creyentes o no. Grandes o pequeñas dosis de esperanza se traen de vuelta de estos viajes, unos que incluyen no solo el disfrute de los sentidos, sino también conocimientos y aprendizaje. Sirva, entonces, el turismo religioso como vía para encontrar milagros.