BREVE GUÍA PARA QUE LOS AMANTES DEL VINO DISFRUTEN ESTE AÑO DE NUEVAS SENSACIONES, SOLO POSIBLES CON LA BEBIDA MÁS CIVILIZADA DE TODAS

Cuando comienza cada año todos nos proponemos nuevas metas. Además de buenos resultados laborales, deseos de prosperidad para la familia y los amigos y sobre todo mucha salud, pensamos en aquellos gustos personales que quisiéramos satisfacer.
Los amantes del vino pensamos por ende en catar aquellos que bien por curiosidad, publicidad mediática o motivación de otros nos llama poderosamente la atención. Quisiéramos comprobar críticamente nuevas tendencias en el mercado, regiones emergentes, añadas excelentes en momentos de plenitud en el 2017, entre otros intereses.
Entre las nuevas tendencias chilenas nos complacería comparar la rivalidad creciente de las variedades chardonnay, sauvignon blanc y pinot noir del  Valle de San Antonio. También la fuerza pujante de las variedades carignan y país del Valle del Maule.
En Argentina, la ya conocida malbec mendocina será sustituida momentáneamente por la prometedora pinot noir de Neuquén y  zonas aledañas. De paso, definiré exactamente la relevancia de la tannat en Uruguay. Volveré a catar un espumoso brasileño para calificar sus avances e investigaré  la universalidad posible de los vinos del Valle de Guadalupe, México.
Será un objetivo catar vinos de la variedad syrah en Washington, Estados Unidos, y comprobar si esta sobrepasa finalmente la fama de la merlot en el lugar. Me encantará comprobar el estado de los vinos que siguen el movimiento Rhone Rangers en California. También será muy interesante descubrir virtudes particulares comparando los vinos de hielo de Nueva York y los del mismo estilo canadiense.
Conocida ya la calidad de la sauvignon blanc en Marlborough, Nueva Zelanda, intentaré justificar la rivalidad entre la pinot noir de Martinborough y de Central Otago. Mediante ejemplos gustativos, conoceré el estado de la gran chenin blanc, injustificadamente desatendida por un tiempo en Sudáfrica. Buscaré nuevas propuestas en Australia más allá de la manida shiraz, quizás catando chardonnay, riesling y sémillon de nuevos estilos y puntos geográficos distintos sin abandonar el país.
Francia mantiene su nivel rector clásico, para bien. Entonces comprobaré si es real en paladar la contundencia de las añadas calificadas clásicas. En la mira estarán los vinos del 2000 del Médoc y Saint-Emilion Pomerol, y al fin los tintos y blancos borgoñeses del 2002.  Un champagne milesimado 1998 será cata mayor.
En Italia constituirá un beneplácito comprobar la hidalguía de un Barolo o Barbaresco con añadas 1990 y 1996. La clásica añada 1997 de un Brunello di Montalcino y un Amarone della Valpolicella estarán en la lista de seguro. Los supertoscanos del 2001 no se me escaparán y ratificaré la supremacía de los vinos espumosos italianos catando Franciacorta de añadas 1999, 2001, 2004 y 2006.
Comprobaría virtudes particulares de los Grandes Reservas riojanos de tres añadas (2001, 2004 y 2005) y estas mismas añadas serían focales en los vinos de Ribera del Duero. Seré cauteloso con la fuerza del Priorato, sobre todo con añadas de los 90´.
Nuevas denominaciones españolas o emergentes me llevaría a ser muy selectivo. Chequearé si la tempranillo de Arlanza en realidad guarda parecido con la de Ribera, además de las semejanzas y diferencias entre la mencía de Bierzo y la prieto picudo de Tierras de León. Comparaciones también entre la carnosidad, acidez y complejidad de la variedad tempranillo de los vinos de Toro y Tierra del Vino de Zamora será culminante para distinguir cuando disfrutar una u otra. La cata comparativa de la línea de los nuevos Vinos de Pago, categoría máxima según ley española, me permitirá apreciar el porqué de esta  decisión.
El creciente éxito mundial de los vinos tintos portugueses, de estilos más refinados, será también evaluado. Bajo ningún concepto dejaré de disfrutar dos oportos, vintages 1991 y 1992, para apreciar su estado evolutivo 25 años después. 
No dejaré escapar la oportunidad de catar varias versiones de la variedad grüner veltliner de distintas regiones del Danubio austríaco. Y como ferviente admirador de la variedad riesling haré cata comparativa entre vinos de esta misma zona, Rhin alemán y Alsacia: todo un festín de los sentidos. 
Otros rumbos son posibles. Cada cual escogerá el suyo. El mío está definido para el 2017. Si el lector desea acompañarme, bienvenido. Así compartiremos criterios, posiblemente diversos, pero de seguro disfrutaremos de nuevas sensaciones, solo posibles con la bebida más civilizada de todas.

 

 

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We all establish new goals for a new year. Besides good work results, prosperity for our family and friends and especially good health, we think about those personal desires we’d love to fulfill.
Therefore, wine enthusiasts dream about tasting those bottles that called caught our eyes because of curiosity, advertising or any other motivation. We’d like to check new market trends, emerging regions, taste young wines in 2017, among other interests.

 

 

René García

Master Sommelier de Cuba. Certificado Superior de Vinos, Espirituosos y Licores por la Universidad de Londres, Inglaterra. Sommelier Profesional  de la  Asociación Italiana de Sommeliers. Condecorado con la Gran Orden Casillero del Diablo de Chile (1998) y la Orden Brentatori de Italia (2010). Autor del libro Breve Enciclopedia de Sommelería y Amantes del Vino. Presidente del Club del Sommelier Cubano. Profesor Adjunto de la EAEHT del Sevilla, La Habana, EHT de La Habana y subsedes de Cienfuegos y Ciego de Ávila. Representante por Cuba a las Conferencias Mundiales de la Asociación Internacional de Sommeliers en España (1998) e Italia (2000).

Master Sommelier of Cuba. He has a Higher Certificate on Wines, Spirits and Liquors, given by the University of London, England. Mr. Garcia is a Professional Sommelier of the Italian Sommeliers Association. He was decorated with the Gran Orden Casillero del Diablo, Chile (1998) and Orden Brentatori, Italy (2010). He is the president of the Cuban Sommelier Club.