Entre tantas iniciativas para reducir la contaminación ambiental, surgió esta que rompe barreras al auto eléctrico. El Nanoflowcell Quantino no es uno más, es diferente porque acaba con los obstáculos que se argumentan para hacer popular este tipo de vehículos. Lo tiene todo a favor: potencia, velocidad, autonomía, menor tiempo de recarga, durabilidad y economía ¿Qué más se puede pedir?

Construido por Nanoflowcell, una compañía asentada en el pequeño Principado de Liechtenstein (país centro-europeo, sin costas, de 160 km2 de extensión, con menos de 40 000 habitantes, donde se habla alemán y es considerado un “paraíso fiscal”), este automóvil de propulsión eléctrica fue inventado por Nunzio La Vecchia. 

El Quantino, con su estilo deportivo, dispone de cuatro motores eléctricos que le dan una potencia de 136 CV, puede alcanzar una velocidad de 200 km/h y su autonomía es de 1 000 km. Para recargar las baterías, requiere tan solo de unos minutos y la durabilidad de estas se estima en unas 50 000 horas. 

El combustible alternativo que utiliza es un electrolito líquido muy similar al agua de mar,  no es inflamable ni provoca emisiones y su fabricación industrial costaría unos centavos. Pero, además, diferente de otros autos eléctricos que trabajan con alto voltaje, este funciona con un sistema de 48 volt, el cual reduce los requisitos en materia de seguridad. 

 

¿Cómo funciona el Quantino?

  

La tecnología de Nanoflowcell utiliza baterías de flujo, o sea, se basa en que son de bi-ION, no de ion-litio. Para el proceso, se almacena agua salada en dos depósitos de 350 L que circulan por una membrana especial, encargada de generar energía eléctrica. De esta manera se abastecen los cuatro motores que mueven el vehículo.    

El agua salada como combustible alternativo tiene grandes ventajas, entre ellas la autonomía: recorre más de 1 000 km con una sola carga; y, luego, la rapidez de la recarga: apenas unos minutos. Tiene a su favor el consumo: una media de entre 8 y 10 kWh/100 km ¡Vaya, sigue sumando puntos! 

Este proyecto, nacido en 2014, tuvo su primer automóvil en 2016. En los últimos tres años, el Nanoflowcell Quantino no ha parado de mejorarse y ya tiene 350 000 km, de ellos 200 000 en carretera y los otros 150 000 en el banco de pruebas. Lo que llama la atención es que en toda esa “bola de kilómetros” las piezas principales no tuvieron desgaste. 

Tras las pruebas, la compañía informó que solamente había sido necesario cambiar neumáticos y frenos, los cuales sufrieron desgaste en el curso de los 200 000 km recorridos por carreteras; sin embargo, tanto la membrana como las bombas eléctricas (que funcionaron durante los 350 000 km), se mostraron sin desgaste. Esto llamó mucho la atención. 

Con todo, Nanoflowcell piensa que el Quantino ya puede comenzar a comercializarse y se pudo conocer que, en mayo de 2018, la compañía recibió un pedido de 25 000 unidades a un precio en torno a los 65 000 euros cada uno. Aunque no se filtró el nombre del comprador, se sabe que es “un grupo internacional de inversores”.